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miércoles, 18 de diciembre de 2019

ENTREVISTA A LA ESCRITORA SILVIA ARAZI


El Hormiguero Lector, presenta hoy, la entrevista a una Hacedora de la literatura, que al igual que un pez, nada por el inmenso mar de las letras, y ese mar abarca tanto la literatura a secas como la literatura infantil y juvenil..., SILVIA ARAZI es una mujer escritora, es una mujer del arte, del canto, de la creación que atraviesa el mundo creativo para llegar con su voz interior a todos los lectores, sin importar edades, lugares, sueños. Una artista de la palabra compartida, una orfebre de la palabra llevada a la excelencia literaria.







—¿Por qué se te ocurrió ser escritora?

 De chica me inclinaba por casi todas las manifestaciones artísticas: escribía poemas, dibujaba, cantaba, leía mucho y, según mis padres: “vivía en las nubes”. Mirándolo en perspectiva, pienso que todos esos ingredientes hacen al oficio de escritor. Ser escritora no era un objetivo en mi vida, sino una pasión, entre otras. Sin embargo, el día que me nombré de ese modo fue decisivo. Recién cuando asumí ese compromiso y esa entrega, la escritura me abrazó. Y creo que el mío es un amor para siempre.

—¿Se puede decidir ser escritora, o se nace?

Ambas cosas. Podemos estar dotados por una destacada capacidad de observación, de asombro, de elocuencia, o con una imaginación privilegiada. Pero sin una voluntad y un arduo trabajo, esas cualidades pronto se convierten en ceniza.




—¿Cuando escribís, dejás volar siempre tu imaginación o mirás la realidad?

La imaginación siempre tiene un ancla en la realidad. Si nos ponemos a pensar  enseguida nos encontraremos la pregunta: ¿Qué es la realidad?  ¿Hay una sola realidad? Creo que lo que llamamos real no es más que una interpretación, filtrada por nuestra subjetividad. Ficción y realidad se funden en un escritor. En breve se publica un libro llamado “La niña que vivía en las nubes”. La historia parte de un hecho verídico de mi niñez, pero el relato enseguida remonta vuelo y aparecen elementos fantásticos que solo podrían aparecer en los sueños.


—¿De qué trabajaste antes de dedicarte a ser escritora?

De muchas cosas. Cuando era adolescente recorría la ciudad  vendiendo ropa que hacía una señora amiga de mi mamá. También trabajé como actriz, como cantante, como narradora oral, como instructora de yoga. Durante años fui profesora de canto y coordinadora de talleres de escritura creativa. Sigo dando talleres de literatura y de canto -mis dos pasiones-, porque me gusta mucho la docencia y el intercambio con los alumnos siempre es enriquecedor.

—¿Cuál fue el libro que más te gustó escribir?




Quiero a todos mis libros por igual. Si tuviera que elegir, diría que disfruté especialmente del proceso de escritura de la novela "El niño de pocas palabras", una historia me hizo reír y llorar junto a su protagonista mientras la ponía en palabras. Un libro que escribí pensando que era para adultos y, para mi sorpresa, tuvo un destino inesperado ya que se lee actualmente en las escuelas. Eso significó un antes y un después en mi vida. Escribir para jóvenes lectores abrió las puertas de mi mente y de mi corazón.

Se habla mucho de la lectura y la escuela, ¿cómo es la relación dentro de la escuela en ARGENTINA? ¿Cómo te gustaría que fuera la escuela de hoy para los niños?

Me gustaría que todos los niñes, sin distinciones, pudieran acceder a una educación de calidad, y que la escuela ayudara a pensar y a sentir más que a acumular información. Los datos, hoy en día, se pueden encontrar fácilmente en Internet; en cambio comprender, pensar y crear son tareas que solo el docente puede facilitar. Hay excelentes docentes en Argentina pero su trabajo en la escuela pública todavía no está respetado y remunerado como corresponde.
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—¿Sos muy sensible, como tus personajes?

Creo que sí. Y bastante solitaria. La escritura es, de algún modo, un refugio que me protege de las heridas del mundo.

—¿Qué te hizo ser así?

Como todo ser viviente, he conocido el dolor, la alegría, el amor y el desamor pero creo que algunos tienen, o tenemos, un corazón más poroso.


—¿Cómo ves la literatura infantil y juvenil en ARGENTINA? ¿Y en Latinoamérica?

La veo en un gran momento. Hay mucha calidad literaria y se abordan temas que antes se mantenían lejos de los niños, por temor, por tabú, o por prejuicio. Por otra parte, se ha jerarquizado la literatura para niños y jóvenes como nunca antes. Personalmente, creo que nunca un libro es tan importante y necesario como lo es en la infancia y en la primera juventud.




—Si un niño o niña quiere ser escritor, ¿qué tiene que hacer?

Leer mucho. La lectura y la escritura son hermanas y no se puede pensar una sin la otra. Un buen escritor lleva en su interior, además de su sensibilidad y su experiencia en el mundo, todos los libros que alguna vez ha leído.


—¿Crees que la literatura debe ser estremecedora, conmovedora, molesta o indomable?.  ¿Por qué?

La literatura puede ser todo eso y más, depende del gusto personal del lector.  Todos los gustos son válidos pero, en mi caso, prefiero la literatura que me emocione y me ayude a pensar.





GRACIAS…..!!!

¡Gracias por inviarme a este laborioso hormiguero!


@ Eduardo Raúl Burattini

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