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domingo, 30 de julio de 2023

Liliana Bodoc: ecos musicales del milagro

 




por Adrián Ferrero


     Los libros para niños y jóvenes de la autora Liliana Bodoc (Argentina, 1958-2018) tienen la particularidad de empapar de frescura, lirismo y belleza a los lectores. Tanto a los adultos como niños.  Si bien hay una primera impresión de que el niño y la niña son los destinatarios directos y por excelencia de su literatura, los adultos también están en condiciones de percibir en todo su alcance el poder de su palabra. Bodoc lo logra (aparentemente), no solo por su talento deslumbrante, sino que acude a una prosa que adopta matices de humanismo, brillo y destellos por lo ajustado de su léxico y su sintaxis, que se deslizan suavemente hacia la prosa poética, sumiendo a lectores y lectoras en la más completa satisfacción. Se produce una suerte de encantamiento producto de su embrujo vivificante. El componente vertiginoso de la fábula se mantiene intacto el atributo de la fascinación. Esta circunstancia feliz sucede también en otros de sus libros, en particular los que a son una revelación de su poder por poner en juego la antigua batalla del bien contra el mal. De América Latina Bodoc dará la batalla del bien, encarnado en personajes prodigiosos, como dragones, guerreros, alquimistas, magos, hechicería en la dosis justa que ella está siempre atenta a graduar con inteligencia, poniendo el acento en el afán de justicia entre humanos y seres fabulosos. Pero también de personajes con un rol  protagónico. Luego, edificará con pinceladas de otras culturas propias de la épica fantástica que acude a lo medieval y también al universo de las sagas antiguas, de las epopeyas griegas hasta las antiguas sagas de los países nórdicos.  

     Todo esto siendo sus propuestas novedosas y renovadoras, que con innovación cautivan con pinceladas fabulosas una lectura ávida de alimento inteligente. ¿Qué detecto en las proezas de Bodoc?  Una prosa reflexiva, con un ritmo mesurado, armónico, con una cadencia singular, cajas de música de exquisita imaginación creativa. 

     Pese a que hay  batallas, Bodoc  evita escenas sanguinarias. Las neutraliza para que pese a los choques violentos entre las fuerzas, no aspira a impresionar con el impacto de la sangre. Es cierto que sí insinuara con mesura en su épica fantástica más canónica y respetuosa del género épico.  La eterna batalla del Bien contra el Mal que como sombras chinescas se recortan sobre la superficie de sus libros, da por resultado una literatura para niños que se sostiene en una ética con sus enfiladas palabras. Esto sin desmedro de referir sucesos y acontecimientos (fantásticos o no), con humor, amor, miedo, ira, risa, ternura, sonrisa, miedos, todos en su primera intervención un shock emocionante. Sus finales jamás son previsibles. Una combinación alquímica que traza las fronteras entre diversas formas o modelos literarios que no acuden al adorno sino son una zona de cruce transparente, con una gramática interesante en su formulación. Bodoc no acude a figuras retóricas de amplia proliferación emocionante, sino que persigue, en cierta medida un “grado cero” (diría Roland Barthes), sin barroquismos. Se trata de una ficción narrativa que jamás aburre. Por el contrario, da por resultado mayor interés y concentración aún. Cuentos y novelas imaginativos, originalísimos, lúcidos, con argumentos claros, pero sin una sola gota de oportunismo, realismo del cual se despega como una marca personal de su poética. Pero evita incurrir en el gesto ingenuo con afán de aleccionar. Bodoc escribe prácticamente como despegando del suelo hacia zonas aéreas o celestes por cómo se despide y despega del referente. El vuelo literario es el de su pluma precisamente de modo arborescente (también por sus intrincados argumentos), con inclusión de otros incluso realistas.  Todo sucede en medio de una experiencia en la que parece haber escuchado al mar o al resto de los elementos para componer sus ficciones de manera musical (de hecho escribió una tetralogía de novelas sobre los cuatro elementos). 

     Lo cierto es que el carácter alquímico de su pluma salva a su poética de vulgarismos, pero también de un recato que tampoco llega a lo sangriento, como dije.

Llama poderosamente la atención de qué modo los libros de Bodoc pueden ser leídos y comprendidos en todo su alcance, por todas las edades. Su literatura, tal vez con un adulto junto a ellos, permite que incluso niños de edad muy temprana pasen por encima de las edades siempre tiránicas de las colecciones o de las estanterías de las bibliotecas o librerías. Aquí Bodoc pone en juego un emocionante diálogo en el que los niños y niñas se dejan tentar sin titubeos por la materia extraordinaria de un talento que trabaja para el conjunto de una familia y, por extensión, de una sociedad.

     El citado caso de su tetralogía, que aborda los cuatro elementos: fuego, agua, aire y tierra, titulados con alusiones sagaces en sus respectivos casos, reúnen una serie de cuentos por lo general no extensos, pero en los que también ella sacude el remezón de aquello que pasa por encima de clichés o bien de estereotipos.  Cuando todos esperaban de ella una saga de épica fantástica, ella los sacudirá con un nuevo tipo de fábula en el sentido de tramas y textos  que con belleza y brillo deslumbrantes nos pintan a una Bodoc inesperada.




Bodoc no espera del corazón de las intrigas el golpe bajo que como un fantasma agita a los lectores y lectoras con una impresión que desconcierta.

     Y cierro con esto. Si  sus lectores y lectoras pretenden (en particular nosotros, los críticos literarios, lectores profesionales en la habitual reescritura del palimpsesto de su arte) encontrar a una autora que no tiene nombre sí en cambio sostiene en su mirada estética una narrativa de la búsqueda del héroe por encontrar el camino peregrino del varón y la mujer. Inútil sustraerse a la sustancia de su poética. Más bien sus libros se hacen a la medida de un conjunto de lectores y lectoras ávidos de encontrar en la ficción algunas claves también para que su vida tenga, mucho de aventura y mucho de su creación. Un arte que, en dos palabras, transita, cómplice, un sendero que también sin petulancia o pedagógico va al encuentro de las zonas más recónditas del espíritu de la pasión sensible de sus lectores sin prejuicios.     

Los colores de la solidaridad






Hola a todos y todas... en el Hormiguero....!!!🐜🐜🐜🐜🐜🐜🐜🐜🐜


HOY CON USTEDES,

LA ARTISTA ELIZABETH AGUILLÓN Y SU ARTE.


En el cono sur estamos recorriendo los días de invierno..., acá en la sede central del Hormiguero (Argentina), con días de frío ..., mucho fríoooooo..., por eso hemos decidido ayudarnos con las letras y las artes plásticas a entibiarnos el alma, disfrutando de nuestras creadoras...!!!

Sí, leyeron bien: creadoras..., vamos a ir compartiendo desde el Hormiguero la obra de nuestras ARTISTAS (mujeres), sus ideales, sus trabajos, su compromiso con la LIJ...!!!


Es como un homenaje permanente, es un llamado de atención, es el compromiso con el NUNCA MÁS, NI UNA MENOS, EL DÍA DE LA MUJER, LA LUCHA CONTRA LA VIOLENCIA DE GÉNERO..., etc., etc., etc.,..., porque creemos que este compromiso es todos los días, cada hora, cada minuto y segundo...!!!


Hoy les presentamos algunas de las creaciones de una ARTISTA EXQUISITA, ARGENTINA, ILUSTRADORA, CREADORA que desde varias aristas encara el mundo de la creación artística, utilizando en forma ingeniosa diferentes técnicas, formas, texturas y colores.

Con ustedes: ELIZABETH AGUILLÓN  y su labor.

En Baigorria pueden verse sus murales en el Hospital Eva Perón,  la Escuela 550 y la biblioteca municipal José Hernández, entre otros lugares.
En una entrevista emotiva Elizabeth nos habla de su obra y la manera comunitaria de hacer arte entre todos



 


El Urbano – Cómo empieza tu relación con el arte, la plástica, la pintura…

Elizabeth Aguillón - Yo soy autodidacta… empieza cuando mi hija cumple un año, o sea hace 16 años de esto… y empiezo pintando las macetas del patio de mi casa, con lo que tenía…
Yo siempre digo que me formé con el trabajo… después de varios recorridos, me voy a la Escuela Municipal de Arte de Rosario, la Musto, y hago allí una búsqueda que permite encontrar mi estilo…
Y en realidad allí aprendí que lo que hacía “estaba bien”… porque a mí me pasaba que “si eso que hacía no era como el resto de los otros estaba mal”… y ahí comienzo…
Hice un recorrido dentro de Baigorria. Tuve dos talleres y hoy tengo uno que doy acá (en su taller de barrio Paraíso) y otro en Rosario.

El Urbano – Y cómo llegás con tus murales a los hospitales, a las escuelas…

Elizabeth Aguillón - Mi hija a los 5 años se enferma y está internada en un sanatorio. Y cuando se recupera comienzo a pensar por qué ese espacio, donde estuvo ella, estaba tan desprovisto de la magia de los chicos…
Y empiezo a pedir espacios en los hospitales para hacer muralismo. El primer lugar que me llaman es en el Hospital de Niño Zona Norte. A través de una amiga, que le cuenta a una médica de ese hospital lo que quería hacer, me permiten hacer un mural al lado de una barra psicomotora que se utiliza para que los chicos que tuvieron algún accidente vuelvan a caminar…
En realidad ya tenía murales hechos en Baigorria, pero ese fue el primero dentro de una unidad hospitalaria. Y después hice otro acá en el “Eva Perón”…

El Urbano – Hablás de la falta de la magia de los chicos en los hospitales… cómo es eso…

Elizabeth Aguillón - Mirá es una de las luchas que tengo que la arquitectura hospitalaria… me dicen “por qué acá no puede ir un cuadro”, porque yo no quiero decorar un ambiente, yo quiero entregar una herramienta profesional que permita una transformación y elijo el muralismo por lo que implica el muralismo… tiene esa misma impronta que el muralismo mexicano revolucionario… quiero que nuestra obra transforme… preparar el lugar para que los chicos se recuperen…
La humanización, porque siempre la medicina está preparada para diagnóstico y tratamiento… y en el medio no hay nada. Vos vas te tratan y te vas. Te dan un medicamento y listo. Pero nosotros somos seres integrales, tenemos un alma también en el medio que tiene que ser contenida. Además pensá, a un chico lo llevan a un médico, lo desnudan, o sea es agresivo, invasivo. El niño no analiza lo que está pasando como lo hacemos nosotros…
La plástica está ubicada de una manera estratégica para que sea una herramienta de distracción. La presencia del color hace que vos te fijes en ellos. Un ejemplo, vos entrás en mi taller y te vas a los colores, te distraés y te quedás con los colores…
Esto hace que se disminuya el estrés… te prepara de otra manera…
Nosotros en el Hospital Alberdi pintamos un mural en el techo en el área de odontología… y entonces el profesional le dice al nene que mire el techo y que busque alguna figura mientras lo prepara para alguna intervención…
Hay que evaluar todo para hacer el mural… el tiempo de espera, el lugar, si es paciente transitorio… todo… y recién allí sabemos que pintar…

El Urbano - O sea se prepara bien todo… no es un simple dibujo…

Elizabeth Aguillón – Si, hay que pensarlo… tenemos el orgullo de ser el primer proyecto del país de éstas características… después se han desarrollado otros…
Hace 7 años que estamos dando vuelta en hospitales y sanatorios del país, pero cuando me abre la puerta el Hospital Vilela es cuando el trabajo toma difusión, y el trabajo toma dimensión nacional y es cuando comenzamos a viajar por todos lados…
En sí hemos viajado grupalmente a muchas provincias y de manera individual, con mi trabajo de humanizar los espacios educativos, también he viajado por varias provincias y por Europa.




El Urbano - Qué eso de la “humanización”…

Elizabeth Aguillón - En el espacio hospitalario es para los pacientes, los familiares y los profesionales… y la humanización educativa es más para los chicos que pasan de jardín a primer grado… los chicos tienen un brusco paso, con sólo tres meses más de vida, donde pasan de estar sentados de manera circular a verle la nuca a su compañero… y al individualismo, donde pasan de compartir todo a tener tu cartuchera, tu goma, tu lápiz… y trabajo lo mismo que hago de manera hospitalaria al mundo educativo… usar el muralismo como una herramienta de construcción colectiva…
Está pensado hasta como disponer los materiales para que los que colaboren en la construcción del mural interactúen…

El Urbano - Qué es “Arte que ayuda a curar”…

Elizabeth Aguillón - El movimiento “Arte que ayuda curar”, es grupo de arte salud, es un grupo solidario y no cobramos un peso, nosotros conseguimos todo, a veces nos compran las pinturas… pero lo hacemos de manera solidaria…
La idea es que haya una ley que contemple la humanización de los espacios hospitalarios o educativos… los arquitectos nos odian (risas)… imaginate que todo ese blanco se lo cubrimos de colores…
Además cuando se diseñan los hospitales se piensa en los espacios y por último los pacientes… nosotros queremos que sea al revés, que se piense primero el paciente en el diseño… el Hospital de Niños tiene ese cemento gris y las ventanas por allá arriba… entonces los chicos no tienen conexión con el de afuera… no sabés si es de día o de noche… no se piensa ni en el chico ni el acompañante... eso es nefasto …
Por eso el muralismo porque es revolucionario…



El Urbano - Tomás como referencia el muralismo mexicano…

Elizabeth Aguillón - Si. Rivera, Orosco, Siqueiro, grandes referentes… ellos veían al muralismo desde la revolución, eran revolucionario… y yo tomo el muralismo desde ahí…
Saco el muralismo a la calle porque siempre el arte es como elitista, para un pequeño grupo… como hay que no hay mirada colectiva… salir a la calle es como decir “acá estoy, existo”… el muralismo tiene eso tan lindo que te permite trabajar de manera colectiva…
El arte es para todos… yo quiero que mi arte sea para todo el mundo…
Si me preguntás si yo vendí arte, creo que he vendido un solo cuadro en toda mi carrera, pero mi obra ha sido replicada hasta en México, y eso es lo que busco…

El Urbano - Ahora, de la que pintaba masetas en el fondo de su casa a hoy… qué sentís por todo lo logrado…

Elizabeth Aguillón - Buscaba ser yo… y lo he logrado… porque el artista que no vea que su obra llegue lejos, que otro la vea, la repliquen, ese artista que dice que no le importa miente. Uno hace arte para que la gente lo disfrute, lo tome como suyo…
Siento un orgullo no haber renunciado la búsqueda. La perseverancia… yo he estado viajando en colectivo al Hospital de Niños y que me llamaran para decirme que “no podían atenderme” y bajar de colectivo y volver a mi casa… y así y todo seguí adelante…
El muralismo te iguala… te pone una pared y no podés ir más lejos que el otro… la idea de poder experimentar la igualdad es maravilloso…
Hace poco estaba en un museo en Funes y una de las personas convocantes me recibe y le muestro mis trabajos y me dice “vos sos Elizabeth” (risas)… o sea no me conocía personalmente pero si mi obra… eso es increíble que te reconozcan por el trabajo…

El Urbano - Cómo organizás la construcción de un mural colectivo…

Elizabeth Aguillón - Por una cuestión de ordenamiento yo trazo el dibujo y después los colaboradores pintan dentro del mural…
Comúnmente voy al lugar, analizo el contexto y veo algo que puede faltarle al espacio… el 25 de junio (al cierre de esta edición) vamos a pintar murales dentro del Hogar Escuela, y allí vimos que faltan flores y árboles… si ves el patio de la escuela verás todo cemento y nada de verde… bueno ese sábado vamos a pintar flores, paisajes, jardines, pájaros en los pasillos del Hogar Escuela…
Pintar murales en el Hogar es sobre la misma idea que pasó cuando, con Silvia Martinich, pintamos la Escuela 550. La escuela estaba intervenida por el Ministerio de Educación, y encontramos un método para curar la escuela… bueno hoy el que está intervenido es el Hogar Escuela, por eso vamos allí… va ser una revolución, hay como 100 personas anotadas para colaborar…

El Urbano - Realismo mágico es donde podemos encuadrar tu arte…

Elizabeth Aguillón - Sí, porque tiene forma… además tiene que ver con el primer dibujo de la infancia…

El Urbano - Lo que sí impactan los colores…

Elizabeth Aguillón - Sí… yo me defino como colorista… me gusta trabajar las gamas de los colores…

El Urbano - Qué hay una métrica, una intuición, un estilo…

Elizabeth Aguillón - Es como un ejercicio constante… hay como una forma propia con respecto al color… yo te miro y te digo si estás armonizado o no con el color… es nato…
Si bien yo he estudiado y estudio mucho el color… pero la elección del color es natural… yo veo algo y te digo que color falta o cual sobra…
Pero se da con el laburo… yo miro mucho color constantemente… miro películas de Disney, veo dibujos animados desde la televisión, a veces sin sonido… veo colores… a mis alumnos del taller los pongo a ver dibujitos, para que vean los colores… es un ejercicio… usar color, pintar color, pensar en colores…
También uso el blanco y negro para aplacar, para que respiren los otros colores…

 




sábado, 29 de julio de 2023

Constancio C. Vigil y los animales en sus relatos y cuentos

IDEAS AL PASAR

 

Algunos animales pequeños mirados desde la óptica de Constancio C. Vigil




 

Dr. Marcelo Bianchi Bustos

Instituto Superior del Profesorado de Educación Inicial “Sara C de Eccleston” – Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino

 

A lo largo de la historia de la Literatura en general y de la Infantil en particular, los animales han estado presentes. En muchos casos son protagonistas de las historias y en otros, personajes secundarios; a veces aparecen personificados y en otras oportunidades conservan durante todo el relato o vuelven al final a recuperar su esencia animal, tal como sucede con los animales de Beatrix Potter. También los hay de base realista o totalmente fruto de la ficción. Lo cierto es que Bucéfalo de Alejandro Magno, el Rocinante de Don Quijote, los cuatro animales de los músicos de Bremen en la versión de los Hermanos Grimm, Artax - el caballo de Atreyu – que muere en el Pantano de la Tristeza, el perro de Miedo de Graciela Cabal, Melina, la gatita de La mejor luna de Bodoc, y tantos otros, han estado y están presentes en las páginas de los cuentos, les leyendas y las fábulas, solo para mencionar algunos tipos textuales.

Siempre atractivo para aquellos que nos dedicamos a estudiar su obra literaria, el cuentista americano Constancio C. Vigil en muchos de sus cuentos[i] propuso una mirada particular sobre los animales, pero no cualquiera sino los más pequeños que ya poseían una cierta presencia en el mundo de la Literatura o que habían quedado afuera. De esa forma le da lugar en sus páginas a distintos insectos.

Les propongo hacer un recorrido rápido por algunos de ellos que forman parte del universo vigiliano pero que tal vez sean desconocidos por muchos lectores. Las ilustraciones que acompañan al texto pertenecen a uno de los ilustradores de Editorial Atlántida, Federico Rivas.

·        La CIGARRA. Sobre este animalito Vigil propone una mirada distinta pues como señala, todos conocemos a una cigarra literaria producto de la fábula de Esopo que no la deja muy bien parada frente a la productividad de la hormiga que trabaja incansablemente. No es la primera vez en este texto en el que Vigil contrapone sus ideas a las fábulas o a los cuentos clásicos provenientes del folklore europeo pues ya lo hizo en otras obras como el cuento La tortuga y la liebre. Aquí la cigarra - o la chicharra como la conocemos en la Argentina - no desconoce los valores que posee la hormiga, pero destaca algunas cosas que no se saben en torno a este animalito tan particular:

“También yo trabajo. Agujereo la corteza de los árboles con mi lanceta para chupar la nutritiva savia. Y aviso con mi canto que el día es hermoso y cálido. Pero durante el invierno no padeceré miseria, no ha de faltarme ni sobrarme nada, porque …   ¡no existiré!... Antes que lleguen los primeros fríos habremos muerto todas las cigarras.

Vendrán después los hijos tan queridos, que no veremos jamás. ¡Vendrán desde las entrañas de la tierra, subirán hasta la copa de los más altos árboles, y ebrios de luz y alegría proseguirán nuestro vibrante himno al sol!” (Vigil, 1951, 115).

A partir de esta descripción de la vida que realiza la cigarra pienso en ella y en esa maravillosa música que acompañaba mis tardes en verano en mi niñez.

·        La HORMIGA. Es un animal importante en la obra de Vigil pues una hormiguita exploradora es la protagonista de uno de sus cuentos más recordados, La hormiguita viajera[ii]. En él la protagonista es nada menos que una hormiguita, muy pequeña, razón por la cual se usa el diminutivo en su denominación. Se trata de la vida de una pequeña en la que un acontecimiento irrumpe en su vida y eso la lleva a andar por el mundo, descubriendo muchas cosas y evolucionando en lo que genéricamente lo clasifico como cuento de camino. Y lo menciono de ese modo pues un camino cambia la vida de la hormiguita en un verdadero viaje de descubrimiento. En ese viaje, se va encontrando con distintos personales, muchos de ellos animales pequeños, como un alguacil, un caracol, una tortuga, abejas, un cascarudo, una langosta, un grillo negro conocido como el manchado, el doctor lagartija y una avispa. Cada uno de ellos colabora para que la pequeña vuelva finalmente a su hogar.



En el texto “La hormiga negra” de Marta y Jorge no hay una construcción como personaje literario de la hormiga, sino que su autor ofrece una descripción del trabajo que ellas realizan. Lo interesante es que en primera persona la propia hormiga nos presenta a os lectores algunas cuestiones de su vida en las que el trabajo se hace presente.



Describe como es la vida en el hormiguero que es presentado como una gran sociedad en la que cada una cumple con una misión por un bien común, y narra un hecho que vivió:

“Anoche casi pierdo la vida. Cortando la hojita blanca y jugosa de un rosal, me ilumino la linterna del verdugo. Hui aterrorizada y milagrosamente me salvé de la muerte. ¡Quién se hace comprender al jardinero que necesitamos esas hojas para el cultivo de nuestros sabrosos hongos! (Vigil, 1951, 100).

·        La ARAÑA. Se trata de un animal que tiene una presencia recurrente en la obra de Vigil pues protagoniza algunos cuentos con el nombre de Perlita. Siempre se la muestra como una gran trabajadora, tejiendo su red. “Perlita, la tejedora” es uno de los cuentos insertados – tal como lo denomino en mi tesis y publicaciones sobre la obra de Vigil – que incluye en el libro El sombrerito y también en Muñequita. Aunque pueda parecer triste la historia de este cuento es sumamente realista pues narra la historia de Perlita, una araña, que llega a una rosa y allí hace su casa, es decir su telaraña. Tenía hambre y después de un rato cae la primera presa: “No te escaparás”, se dijo Perlita, y sin perder un segundo se puso a tejer para asegurar su presa. Primeramente, le ligó las alas, y después las patas. El mosquito zumbaba, pero no podía moverse. En seguida, acercó su boca y empezó a chuparle la sangre con avidez. Cuando el mosquito quedó seco por completo y no le servía para nada lo desprendió de la tela y cayó al suelo” (Vigil, 1941, 46). Pero en la vida, todos son ciclos y las cadenas alimentarias se hacen presentes en la obra de Vigil. Finalmente, ella misma es devorada por un pájaro. “Aunque chiquita e inmóvil, fue descubierta, y, apenas descubierta, devorada…” (Vigil, 1941, 49).  

En Marta y Jorge, como sucede con el resto de los textos que hemos mencionado, no hay un cuento sino un relato en primera persona. En este caso la araña apela al receptor diciéndole “Fíjate, amiguito, fíjate en mi tela” (Vigil, 1951, 151).  Y es a este destinatario que dirige su historia en la que cuenta la importancia que posee para su vida la tela que se dedica a crear.  



También presenta a otra araña que la denomina Patas largas, una típica araña de Buenos Aires que busca establecer su vivienda en el techo de las habitaciones. Compara sus largas patas con lanzaderas con las que se mueve con gran rapidez, en especial cuando se acerca su peor enemigo que es el plumero de palo largo.

·        El MAMBORETÁ. A muchos desde niños, esta criatura nos llama la atención. Muchos la denominan Mantis religiosa y otros la llamamos, como se hacía en nuestros hogares, Tata-Dios. Narra en primera persona que muchas veces le ocurre que cuando se dispone a cazar, un gaucho a agarra con sus manos para hacerle la clásica pregunta, “Mamboretá, dónde está Dios” (Vigil, 1951, 56). Ella comenta que le sorprende siempre esa pregunta pues los hombres recurren a ella para averiguar algo que deberían saber mejor que un insecto.



·        EL GUSANO DE SEDA. Cuenta como es despreciado y considerado por muchos un miserable gusano pero que, sin embargo, sirve para hacer el tejido más precioso que existe.  



 

Como si fuera un cierre

 

Un insecto tiene mucho parecido con un hombre. Una colmena se asemeja a una nación (Vigil, 1946, 132).

Estos animales – además de otros como el cocuyo, el mosquito o la mariposa - puede parecer a primera vista que no tienen mucho para decir y mucho menos que carecen de elementos en común pero el uso de los insectos no es algo deliberado en la obra de Vigil. Por un lado, son elegidos por el atractivo que representan los animales, entre ellos los insectos, para los niños, pero, además, y tal como se pudo leer en el fragmento del epígrafe, porque nos parecemos a los insectos, aunque a veces los despreciamos.

De los cuentos y textos presentados se desprende que no es necesario poseer un gran tamaño para realizar acciones grandes e importantes pues como hemos visto, estos insectos han sido – y son - capaces de grandes proezas en su vida cotidiana. Todos, al igual que el resto de los elementos de la naturaleza, desde su lugar trabajan y cumplen una misión, tal como lo explicita Vigil en este maravilloso texto de Vida espiritual:

 

“Mira a tu alrededor, seres y cosas trabajan. El barco va de un puerto a otro, el faro ilumina durante la noche para guiar a sus semejantes, los peces atraviesan el agua en busca de alimento, el río recoge las aguas, las distribuye a su paso por donde son necesarias y arroja el sobrante al mar; el árbol absorbe con sus raíces las sustancias para su sostén y desarrollo, respira por las hojas y forma nuevas ramas, flores y frutos; el viento mueve molinos, seca la humedad excesiva de los campos, lleva semillas adonde puedan germinar, y desempeña mil tareas más

¿Cómo podrías estar sin hacer o aprender algo, sin servir para nada, condenándote a ser menos que una piedra?” (Vigil, 1943).

 

Tal vez de todos los animales presentados sintéticamente solo la hormiguita viajera fue la que vivió cosas distintas pero el resto, hacen en su vida diaria grandes obras, aunque a veces pasen desapercibidas. Con la hormiguita viajera lo atractivo es que, por un error se rompe con lo cotidiano para pasar a lo desconocido, pero ella, siendo tan pequeña va sorteando obstáculos para volver con gran esfuerzo a su lugar de partida.

En muchas de las lecturas, se hace referencia de una manera implícita a la humildad que tendrían que tener muchos soberbios y a la confianza en el destino.

En el contexto de una época - la de Vigil en la que sus libros eran leídos por miles de niños - donde prevalecía la Literatura para Niños formadora de valores, cada animal es presentado cumpliendo una misión y como parte de un plan para que los niños los imiten en su vida cotidiana.

 

Referencias bibliográficas

Vigil, C. (1941) Muñequita, Buenos Aires: Atlántida

Vigil, C. (1943) Vida espiritual. Tomo II, Buenos Aires: Atlántida.

Vigil, C. (1946). El erial. Buenos Aires: Atlántida.

Vigil, C. (1951). Marta y Jorge. Buenos Aires: Atlántida.

 



[i] Pueden leerse algunos conceptos sobre la obra de Constancio C. Vigil en Bianchi Bustos, M. E. (2020). Constancio C. Vigil, el formador de lectores. Un recorrido por su obra literaria, en Revista Persona de la Universidad Católica de La Plata. Disponible en file:///C:/Users/Bianchi/Downloads/180-Texto%20del%20escrito-639-1-10-20210911.pdf

[ii] Se recomienda la lectura del artículo de Alonso, M. C. (2019), La verdadera historia de La hormiguita viajera, en este blog, disponible en https://hormiguerolector.blogspot.com/2019/10/la-verdadera-historia-de-la-hormiguita.html


sábado, 22 de julio de 2023

Novedades de la Hormiguita María José Ferrada

 

María José Ferrada Premio de Literatura Infantil y Juvenil "La Hormiguita Viajera"

La niñez, ese complejo universo donde la vida puede mostrar su lado más colorido y desplegar de posibilidades infinitas los sueños del porvenir, a veces, no llega apenas a ser una llave equivocada para abrir cualquier puerta. Es que a veces, la niñez, en ciudades chicas o grandes, en países pobre o ricos, está poblada de ausencias y contrariedades o atravesada por contextos históricos dificultosos que la hacen dolorosa, rebelde, solitaria.


Pero por encima de todo eso, de la tristeza o el abandono, puede (y debería) estar siempre la literatura, la palabra, para cubrir la realidad con un manto de poesía y así nombrarla de otra forma, como lo que es pero desde otra perspectiva, embelleciendo, así, sus partes oscuras.

Creo, a mi humilde entender, que la escritura (pulida, austera, cuidada) de la chilena María José Ferrada, periodista y autora de diferentes novelas y también poeta es un poco eso. La intención de iluminar la oscuridad de los rincones de infancias injustas tanto desde la narrativa como la poesía.

En esta nota de doble comentario aportamos dos de sus libros: “Kramp” (Emecé) y “Méxique” (Libros del Zorro Rojo), que son el botón de muestra de una propuesta latinoamericana exquisita y original.



Kramp

Kramp se llama la marca de productos de ferretería que una niña sale a vender junto con su padre. Kramp se llama el título del libro que habla sobre esa niña. Kramp es el nombre que va a hilvanar todo el relato de esta novela breve –traducida a más de 14 idiomas- donde su protagonista apenas tiene una mayúscula para definirla. Ella es M. Y el por qué su autora simplemente elige contarnos eso de su nombre es la pregunta que sostendrá toda la historia.

En Kramp M. es una niña de apenas 7 años  que se presenta como acompañante muda de su padre, viajante de productos de la marca ya nombrada, y que ofrece a ferreterías de los pueblos del interior chileno serruchos, clavos, martillos, etc etc etc. El oficio es un mandato. Su padre, D. fue vendedor desde joven y le explica los beneficios de ser amables, sonrientes, complacientes en cada encuentro con un posible comprador, y por lo tanto M, entiende que exponerse así al mundo de los adultos es lo más natural del mundo, por más que esto la aleje de su universo, del colegio y sus amigos. M. a veces fuma, pero esto es casi una anécdota visible más después de descubrir  las ausencias que se ocultan en su vida, por ejemplo la de su madre.

“Cada persona intenta explicarse el mecanismo de las cosas con lo que encuentra a mano. Yo, a los siete años, había estirado la mía y había dado con el catálogo de Kramp”, dice M. hablándole al lector con una tranquilidad agobiante.  

Además de M. y su padre D., esta novela está plagada de un puñado de personajes que acompañan tranquilamente la trama en donde se narra la vida de esta niña que crece entre bares olvidables, charlas de adultos y gente de paso.

Kramp es una novela narrada en una cuidada primera persona (en la voz de esta niña de siete años) que cuenta una historia que aparenta ser pequeña, pero no lo es, que se lee de manera pausada y que invita a detenerse en cada renglón a partir de reflexiones profundas y pertinentes sobre los complejos vínculos familiares, los vacíos, los lazos que se anclan en la niñez y que van marcando el camino a seguir.




Mexique, el nombre del barco

Este libro, inmensamente poético, cuenta, además, con las ilustraciones de Ana Penyas. Se trata de una propuesta para público infanto juvenil (aunque el formato es infantil aunque su literatura es para todas las edades) y narra la tremenda historia verídica de niños y niñas de republicanos que fueron trasladados desde España hasta Morelia (México) como refugiados de la Guerra Civil Española.

La historia oficial cuenta que la mayoría de esos niños jamás regresaron a España y, por lo tanto, nunca más volvieron a ver a sus familiares y quedaron al cuidado de familias mexicanas. Un relato tremendo, perdido en el mar de infamias que han dejado las contiendas bélicas desde que el mundo es mundo. Un relato que elige la autora para hacer memoria desde la literatura.

Al igual que en Kramp, “Mexique” también está escrito en primera persona, desde la visión de un niño que embarca rumbo al nuevo destino. Sus palabras escuetas, pequeñas, inocentes van reconstruyendo ese momento extraordinario donde un barco se lleva alrededor de 500 hijos e hijas, y se preguntan acerca de lo que es la guerra, un país, una familia, un hogar.

Además, de estos dos libro, María José Ferrada es autora de más de quince libros ilustrados para niños como “Mi barrio”, “El idioma de los animales”, propuestas para niños escritas en braile como “En el bolso de mi mamá cabe de todo” “Animal” y un poemario “Había luz o algo parecido a la luz”.


(*) nota de Babilonia literaria 



sábado, 15 de julio de 2023

La magia de los libros

 


Por Liana Castelló



"Yo por ti, tú por mí, todos por una tierra en paz y una patria mejor."


Blas De Otero


Hace muchos años, en un pueblito llamado “El buen leer” ocurrió un hecho muy curioso. Cuenta la historia que los habitantes del pueblo amaban la lectura. En todos los hogares había una 

biblioteca, por pequeña que fuera. Ningún niño se iba a la cama sin haber leído o escuchado un cuentito de boca de sus papás. Los libros vivían felices pasando de mano en mano. Sabían que, gracias a ellos, los niños aprendían, soñaban e imaginaban. Pasaban sus días alegremente, haciéndose compañía unos a otros.


En esos tiempos, un libro era un excelente regalo de cumpleaños, incluso Papá Noel llenaba su bolsa con ejemplares de todos los tamaños y colores. Cierto día, llegó al pueblito una bruja que no había tenido la suerte de poder leer en su infancia y a quien sus papás jamás le habían contado un cuentito.



Se instaló en una casa alejada con una televisión como única compañía. Como se aburría bastante, comenzó a observar a todos y cada uno de los habitantes del pueblo, todos eran cultos, divertidos y con una imaginación prodigiosa. Quiso entablar conversación con sus vecinos y a pesar de ser muy bien recibida, al tiempo se dio cuenta que poco tema tenía para compartir.


No era lo mismo hablar de aquello que veía en la televisión que de historias fantásticas, de misterio o de amor. La brujita sintió envidia por todo aquello que desconocía y que tanto enriquecía a la gente del pueblo. Decidió entonces que, para estar en igualdad de condiciones, haría desaparecer todos los libros de “El buen leer”.


- ¡Hablaremos de las mismas cosas!. ¡Ya nadie sabrá más que yo, ahora seremos todos iguales! –dijo para sí.


La decisión más acertada hubiera sido comenzar a leer ella también, pero la envidia es un pésimo sentimiento que sólo nos hace tomar decisiones equivocadas.


Preparó una pócima maloliente y tomó su escoba. Sobrevoló todo el pueblo salpicando con el líquido verde cada hogar, cada escuela, cada libro. En pocos minutos, todos los libros del pueblo habían desaparecido y habían sido reemplazados por televisores. Nadie entendía lo ocurrido.


Las bibliotecas comenzaron a caerse debido al peso de los aparatos. Los niños se acostaban tristes, ya que sus papás no podían leerles un cuento. En poco tiempo la fisonomía del pueblo cambió. Los niños soñaban cosas feas, imaginaban poco, y comenzaban a olvidar palabras y datos importantes que habían aprendido.




Todo el pueblo se iba empobreciendo día a día. Ir a la escuela se complicaba pues sin libros, no era fácil estudiar. Las mamás cocinaban sólo cosas muy sencillas pues las mejores recetas que atesoraban en valiosos libros ya no estaban. Los jueces estaban en problemas, pues no recordaban de memoria todas las leyes y no podían aplicarlas como era debido.


La única que estaba feliz era la envidiosa brujita quien ahora sentía que no era tan diferente al resto de la gente. Pero sabido es que lo que no se hace con amor, no funciona.


La brujita enfermó. Comenzó a dolerle mucho la pancita y tuvo que llamar al médico del pueblo.


- Yo debería recetarle un remedio, pero la dosis justa se encontraba en el libro de medicina que ya no tengo, no creo poder hacer mucho –le dijo el doctor revisándola.


- No importa –dijo la brujita- iré a la farmacia, seguro allí podrán ayudarme.


Llegó a la farmacia tomándose la panza pues le dolía mucho, tampoco tuvo éxito.


- Lamento no poder ayudarla –dijo el farmacéutico –todos los remedios venían con un libro de indicaciones que ha desaparecido.


- Bueno, no importa, ya pasará –contestó orgullosa la bruja.


Regresó a su casa, dispuesta a acostarse y ver un rato de televisión para ver si se distraía y se le calmaba el dolor, pero no pudo hacerlo porque se había cortado la luz. El aburrimiento era mucho, las horas no pasaban más y el dolor tampoco.


- ¿Qué puedo hacer? -se preguntaba la dolorida brujita, quien sin televisión se sentía perdida.


Mientras tanto, la gente del pueblo extrañaba sus amados libros, para quien conoce el valor de la lectura, sabe bien que no hay televisión que reemplace un buen libro.


- Algo debemos hacer –dijo el alcalde muy preocupado- no puede ser que nos resignemos a no leer más, no me explico qué ha pasado con los libros.


- Hemos buscado por todas partes y nada encontramos –comentó un niño.


- Yo creo que la bruja algo tiene que ver en todo esto. Al poco tiempo que ella llegó desaparecieron todos y cada uno de nuestros libros – agregó un papá.


- ¡Es cierto! –dijo el alcalde- averiguaremos si ha sido ella y le daremos un buen escarmiento –propuso.


- ¿Irá a prisión? –preguntó el niño.


- ¡Y sin televisión! –contestó el alcalde.


Todo el pueblo comenzó a acusar a la brujita y a proponer diferentes castigos para ella.


Todos, menos el niño que pensaba bien distinto.


– ¡Esperen, esperen! – gritó el niño para que todos lo escuchen- esto no es lo que nos han enseñado los libros. De ellos hemos aprendido el valor de la justicia y de la palabra, déjenme a mí, verán que pronto todo vuelve a la normalidad. Todos callaron y el alcalde le permitió al pequeño que se ocupara del asunto.


Entusiasmado con su misión, el niño fue a visitar a la brujita, quien seguía molesta por su dolor de panza. Golpeó la puerta, se presentó y al ver su cara de dolor, le preguntó en qué podía ayudarla.



– En nada, pequeño, no eres doctor, ni farmacéutico, y aún menos electricista para arreglar el corte de luz –le dijo la bruja muy seria.


– Si estuviese entretenida, el dolor pasaría más pronto –contestó el pequeño.


– Tu lo has dicho, pero ya ves, no puedo ver televisión, por lo tanto me aburriré mucho y tu nada puedes hacer al respecto.


– No crea señora, tengo una idea –dijo el niño. Le pidió que se sentase en un sillón y le contó uno de los cuentos que sus papás le habían leído muchas noches.


De a poco, el dolor se fue pasando. La magia del cuento fue envolviendo el corazón y la imaginación de la brujita, quien se transportó por un instante a tierras lejanas y desconocidas. Por primera vez en su vida, alguien le contaba un cuento, le regalaba una historia, un momento compartido, le abría las puertas a un mundo desconocido y hermoso.


– Bella historia por cierto ¿En qué programa de televisión la has visto? –preguntó la asombrada brujita.


– Es un cuento, mi preferido. Me lo leían mis papás casi todas las noches, por eso lo se de memoria. Bueno, antes de que todos los libros desaparecieran claro está- contestó triste el pequeño.


– ¿Tienes otro para contarme? –pidió la brujita entusiasmada. Entre príncipes, princesas, sapos encantados y valientes caballeros, la tarde pasó tan rápido que ninguno de los dos se dio cuenta.


El niño volvió a su casa. En su camino de regreso se dio cuenta que no había preguntado nada acerca de la desaparición misteriosa de los libros, pero igual estaba contento, sentía que había hecho algo importante. Al despedir al pequeño, la brujita ya sola en su casa, recordó cada una de las historias relatadas por el niño y sobre todo, recordó la magia que la había envuelto mientras las escuchaba.


Se dio cuenta que nunca, jamás, un programa de televisión había despertado en ella tal sentimiento y decidió enmendar su error. Volvió a preparar una pócima, pero esta vez con efecto contrario. Tomó su escoba y volvió a sobrevolar todo el pueblo. Al poco tiempo, todos y cada uno de los libros volvieron a su lugar.


El amanecer encontró a cada biblioteca poblada de ejemplares. Hogares, colegios, librerías, todos volvían a tener sus libros como si jamás hubiesen salido de allí. Nadie fue a prisión sin televisión y nunca supieron bien cómo y por qué los libros habían desaparecido. Suponían que la brujita algo había tenido que ver en el asunto, pero ya no importaba.


Ahora era ella quien tenía la biblioteca más completa del pueblo, leía cuanto podía y se sentía feliz. La brujita aprendió mucho leyendo: historia, geografía, literatura, pero lo más importante fue que supo que nada en el mundo reemplaza la magia de un libro sostenido entre las manos o de un hermoso cuento leído por un ser querido.







viernes, 7 de julio de 2023

Desde el Hormiguero Lector te decimos HASTA SIEMPRE MAESTRO TABARÉ (*) 👏👏👏👏👏



Diógenes y el Linyera fue su tira más célebre, un clásico de las contratapas del diario Clarín. La tira del homeless apareció sin interrupciones desde 1977 hasta hoy, día en que se nos fue Tabaré. 

Tabaré Gómez Laborde.

La célebre historieta que sumó más de 9.000 ediciones, salió de los lápices de Tabaré, pero también del ingenio autoral conjunto de Jorge Guinsburg y Carlos Abrevaya, hasta que en 1996 los reemplazó Héctor García Blanco y, en 2006, se la cargó entera solito y al hombro, escribiendo también los guiones.

Te vamos a extrañar...!!!


(*)  Nació en la ciudad de La Paz (departamento de Canelones), a 22 km al norte del centro de Montevideo (capital del Uruguay). Dibujante autodidacta, pasó por diversas actividades laborales hasta su ingreso en una agencia de publicidad en Montevideo, labor que definiría su carrera profesional.

También dibujó para las revistas Despegue (1971), La Chacota (1972), La Bocha (1972) y Noticias (1976), todas de Montevideo.[​A partir de 1969 comenzó a publicar trabajos en medios de la Argentina, país donde vivió 49 años, desde 1974 hasta su muerte.

En Buenos Aires trabajó con diversos guionistas como Héctor García BlancoAquiles FabregatJorge Barale, entre otros.

Falleció de cáncer de páncreas en la localidad de Turdera (partido de Lomas de Zamora) al sur del Gran Buenos Aires el 4 de julio de 2023 a la edad de 74 años.


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