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miércoles, 24 de marzo de 2021

Álvaro Yunque, un autor prohibido y un humilde homenaje


 Hoy 24 de Marzo de 2021, no es una fecha más, los argentinos hemos convertido esta fecha en un hito sobre la MEMORIA, LA VERDAD Y LA JUSTICIA..., para que NUNCA MÁS, las oscuras noches de la Dictadura nos vuelvan a arrebatar a nuestros hermanos, a nuestros amigos, nos vuelva a robar nuestras lecturas, nuestros libros, nuestros autores. 

Por eso hoy, EL HORMIGUERO LECTOR, nos trae desde la pluma del Dr. Marcelo Bianchi Bustos, este artículo homenaje a uno de los Hacedores de nuestras Letras, cuya voz fue acallada por la decisión de los usurpadores de derechos y libertades. El HORMIGUERO LECTOR rinde homenaje a una de las grandes plumas de las letras comprometidas al creador y militante social: ALVARO YUNQUE, en la figura de él, a todos los compañeros detenidos, desaparecidos, censurados, obligados al exilio y al dolor. Es nuestro compromiso con la MEMORIA, LA VERDAD Y LA JUSTICIA.... decir desde lo más profundo: NUNCA MÁS....!!! NUNCA MÁS...!!!


Marcelo Bianchi Bustos (*)

 

Cuando se hace referencia a la censura y prohibición de libros durante la última Dictadura Cívico – Militar se cae siempre en los mismos nombres de libros y de autores. Al nombrar a un conjunto pequeño de obras, muchos títulos y autores quedan invisibilizados y terminan sufriendo el olvido al quedar excluidos del canon literario de obra que sufrieron la censura. Hoy les propongo hacer el recorrido por la vida de un escritor y de un libro que tal vez muchos no conozcan pero que también formó parte de ese terrible listado de libros prohibidos, Niños de hoy de Álvaro Yunque.

 

El autor y la obra

 

Arístides Gandolfi Herrero era el verdadero nombre de Álvaro Yunque. Nació el 20 de junio de 1889 en la ciudad de La Plata. En 1901 ingreso al Colegio Nacional Central y en 1908 se matricula en la Universidad de Buenos Aires para cursar en la facultad de Ciencias Exactas y Naturales, carrera de la que no llega a graduarse pues abandona para dedicarse al mundo de las letras.

Colaboró en el diario La Protesta de tendencia anarquista y dirigió la sección literaria del periódico socialista La Vanguardia que fue fundado en 1894 por Juan B. Justo. Fue director de la Revista Rumbo que apareció en 1935. Colaboró con distintos revistas, entre ellas Caras y Caretas.

En la Buenos Ares de la década del 20 había dos grupos de intelectuales que eran contrarios desde sus planteos estéticos en torno a la literatura y el arte, y las temáticas que trataban: por un lado el Grupo de Florida (con la figura de Borges y Conrado Nalé Roxlo, entre otros) y por el otro el de Boedo. Yunque formó parte de este último, en el que estuvieron también Leónidas Barletta, Elías Castelnuovo, Raúl González Tuñón, Roberto Mariani, Nicolás Olivari, Alberto Pinetta, Gerardo Pisarello, Gustavo Riccio, César Tiempo, Juan Carlos Mauri y Enrique Amorim. Además formaron parte del grupo los músicos Cátulo Castillo, Homero Manzi, Juan Francisco Giacobbe, José González Castillo, Pedro Laurenz, Pedro Maffia y Sebastián Piana. Si bien algunos críticos intentan decir que no hubo diferencias entre ambos grupos, el propio Yunque en un escrito diferenció lo que era uno y otro grupo:”Boedo era la calle, Florida la torre de Marfil”.

Con esa metáfora de la calle intenta demostrar que a estos jóvenes intelectuales les preocupaban los temas cotidianos que muchas veces eran despreciados por los altos círculos de poetas. Esto puede observarse en la siguiente poesía en al que le da una importancia particular al pueblo pero no como una masa sino como hacedor de la historia:

 

Todo pasa

 

Todo pasa: Glorias, muertes,

revoluciones, miserias,

líderes, credos, proclamas,

martirios, héroes, poetas,

odios, fracasos, victorias,

fes, entusiasmos, ideas,

desolaciones, tiranos,

hazañas, cruces, banderas,

maquinarias, tradiciones,

gritos, puños, sables, fechas,

ruegos, himnos... ¡Todo pasa!

Todo pasa, el pueblo queda.

 

Entre sus primeras obras se encuentran los libros de cuentos Zancadillas y Barcos de Papel que fue premiado por la Municipalidad de Buenos Aires. También en 1924 publica su libro de poesía Versos de la calle que le vale una crítica excelente por parte de Roberto J. Payró que es publicada en La Nación.

Con su estilo claro y sus temáticas sociales, comenzó a ganarse un lugar dentro de los círculos de escritores. Esto lo llevó a formar parte del libro Exposición de la actual poesía argentina (1922 – 1927) organizado por Pedro Juan Vignale y Cesar Tiempo, en el que el propio Yunque se presenta, tal como se puede observar en la siguiente imagen:   

 



 

Es un escritor que posee una gran interioridad y que lo aquejan los conflictos sociales y políticos. Parte de ese mundo interior se vislumbra en la carta/poesía que recibió Roberto Giusti que se encuentra depositada en la Academia Argentina de Letras en la que intenta responder a la pregunta ¿Qué es Dios?:




Él era un poeta del pueblo y le preocupaban los temas grandes y pequeños, nada quedaba fuera de su perspectiva. Y fue desde ese lugar que escribió para los adultos pero fundamentalmente para adolescentes y niños. Temas que para otros escritores pasaban desapercibidos, para él tenían una importancia especial. Esto lo demuestra por ejemplo en el siguiente prólogo:

 

“Dedico este libro:

A la memoria inolvidable del Mono Pancho, inteligente “enfant terrible”, enjaulado en el Jardín Zoológico de Buenos Aires.

Su vida fue ejemplar: trabajó encendiendo de felicidad millares de infantiles pechos.

Murió llorado por diez generaciones de pibes.

Pocos seres humanos obtendrán esta apoteosis.

Bien merece este recuerdo de su emocionado admirador,

ALVARO YUNQUE”

 

El texto muestra la sensibilidad del artista que se ocupa de un animal, nada menos que un mono del jardín zoológico. Lo que para muchos podría ser algo sin importancia para él y los niños que lo recordaban no era así. Tal es la importancia que aparece en mayúscula, no es cualquiera, es el Mono Pancho. Por momentos el tono melancólico lleva a pensar en las Palabras al caballito de la noria de José Pedroni.

Las palabras de un contemporáneo, César tiempo, sirven para pensar en su obra y su significado: “La obra de Yunque, celosa y poderosa, cuyo exceso de ternura es una extravasación de su voluntad de amor, no tiene rivales en nuestra literatura. Sus libros son testimonio de una inteligencia que indaga la vida y se conmueve ante el destino humano” (César Tiempo, 1979).

Es su contexto y sus vivencias, sumadas a su sensibilidad y su perspectiva ideológica, lo que lo lleva a ocuparse de las víctimas más inocentes  de la violencia, la desigualdad social y la injusticia, los chicos de los barrios, los niños de la calle que se convierten en protagonistas de sus historias (Vergara Bertiche, 2020). Es por eso que llega a escribir con sencillez el siguiente poema:

 

REGALO

 

Este chiquillo pobre nunca tuvo un juguete;

pero él, contento, juega: De un tacho hace un tambor,

de su puño en la boca la más clara corneta

y de unos diarios viejos un saltarín balón…

¡Si la naturaleza, más buena que los hombres,

le hizo el regalo de una linda imaginación!”

 

De su palabra exquisita salieron pensamientos como este:

 

“Niños, el mundo no es perfecto, niños.

Y por eso vosotros habéis nacido.

¡Nacisteis, niños,

para hacer lo que nosotros

Hombres, no hicimos”.

 

En 1960 la Academia Argentina del Lunfardo lo designa como Académico de Número debido a sus investigaciones y grandes aportes al lenguaje, entre ellos el libro La poesía Dialectal Porteña.

Algunos de sus títulos publicados son: Versos de la calle, Los cínicos, Barcos de papel (1926), Zancadillas (1926), Tatetí. Otros barcos de papel. Cuentos de niños, Barrett. Ensayo sobre su vida y su obra, Jauja. Otros barcos de papel (1928), Descubrimiento del hijo (1931), Poemas gringos (1932), 13 años. El andador (1935), Bichofeo. Escenas para la vida de una sirvienta de 10 años, Nudo corredizo, Poncho (1938), La literatura social en la Argentina (1941), Poetas sociales en la Argentina (1943), Alem, el hombre de la multitud (1945), Ta-te-ti. Antología poética (1924-1949) (1949), Poesía gauchesca y nativista rioplatense (selección y notas) (1952), Calfucurá. La conquista de las pampas (1956), Bichofeo; muchachos pobres (1957), Los muchachos del sur (1957), La barra de siete ombúes (1959), Breve historia de los argentinos (1960), Ondulante y diverso (1967), Gorriones de Buenos Aires (1972) y Niños de hoy.

 

El libro Niños de hoy

 

Fue publicado en 1974 por la Editorial Plus Ultra como parte de la Colección Juvenil. Contaba con el diseño gráfico de Julia Díaz. Está formado por diez cuentos: “Niños de América”, “Examen de aritmética”, “Insuficiente”, “La madre y la mamá”, “El primer sueldo”, “Cumpleaños”, “La insignificante”, “Los negocios son los negocios”, “Niños grandes” y “Quince años”. Cada uno de estos cuentos comienza con un párrafo o frase escritos por Karl Marx, François Fenelon, Michel de Montaigne, el escritor y militante comunista Henri Barbusse, el filósofo Bertrand Russell, Cholmon Deley, etc. que poseen relación con esa obra.

 



 

Los cuentos que lo componen presentan a niños y jóvenes con las más diversas características:

·         Son políticamente incorrectos, se comportan mal, mienten y no se sienten mal por ello sino que caen en una lógica de la mentira para ir cubriendo travesuras de niños, tal como sucede en el cuento “Niño de hoy”.

·         Engañan al docente y al director de la escuela al copiarse en un examen con un “machete” y el que los delata es visto como un traidor, como puede leerse en “Examen de aritmética”.

Pero también se muestra que:

·         Las niñas sufren cuando no les permiten estudiar para trabajar y más allá del dolor que le causa, la maestra no puede cambiar el destino, en el cuento “Insuficiente”. Se evidencia la impotencia que posee la maestra al no poder brindar su ayudar a una niña que es obligada a trabajar.

·         Las niñas pueden ser víctimas del pasado y las madres las maltratan proyectando los problemas que tenían con su padre. Frente a esta realidad, la protagonista del cuento, Maximiana, hace una diferencia entre las palabras madre y mamá, mientras que con la primera palabra se designa a la mujer que la ha engendrado pero que permanece distante y no le manifiesta cariño, con la segunda, mamá, se designa a quien le muestra a su hija en todo momento el amor.

En los cuentos se evidencia el tratamiento de temas complejos en donde no existe el final feliz. Los cuentos son realistas y muestran sin tapujos la realidad que le toca vivir a los niños pobres que son golpeados, que mienten, que sufren, etc. Ese contrato mimético con la realidad le sirve para mostrar su punto de vista como autor y enmarcar estas historias dentro de lo que él denomina la literatura social. A diferencia de lo que muchos críticos han dicho (por ejemplo Prieto, 1964) para quienes la producción del grupo de Boedo era carente de aciertos literarios con grandes problemas gramaticales y ortográficos, tildándola de escritura “plebeya” (Oliveto) considero que el hecho de ocuparse de temáticas sociales no le quita valores literarios y estéticos a la obra de Yunque, hecho que se puede evidenciar con las excelentes descripciones que hace de los personajes y de las situaciones.  Al denunciar poniendo en palabras lo que le ocurre a los sujetos comunes de la historia demuestra que el lugar del escritor es estar entre los que sufren y los que algún día cambiarán el mundo.

Hoy la literatura infantil y juvenil tomó otros caminos pero sin embargo es importante considerar una pregunta que se hace el especialista en Literatura Infantil y juvenil Marc Soriano: “¿Puede desinteresarse la literatura infantil de esta violencia que soportan millones de niños? De ser así, estaría abandonando su vocación universal y dirigiéndose sólo –so pretexto de que su vocación es lúdica– a los hijos de las clases privilegiadas y protegidas” (Soriano, 1995).

 

La censura


 


 

La imagen habla por sí sola. Como sabemos en 1976 se inicia una etapa oscura magistralmente descripta por Rodolfo Walsh en su Carta abierta e investigada por tantas cantidad de estudiosos del mundo en la que los asesinatos, las violaciones a los derechos humanos, la censura, la prohibición de libros comienzan a ser moneda corriente.

En una nota del Diario La Nación del 29 de agosto de 1978 se menciona que los considerandos del Decreto 1937/78 del Poder Ejecutivo Nacional establecen que con la obra de Yunque se agravia a la institución familiar y a los valores que se transmiten en ella. La decisión del gobierno nacional tenía por propósito preservar la tradición nacional y los valores de la moral cristiana que son cuestionados en el libro. Si bien aquí se hace referencia solo al libro que nos ocupa, la prohibición se extendió a toda la obra del escritor.

Hay un hecho que hace referencia a la importancia de este escritor y tiene que ver con un acto valiente de la Sociedad Argentina de Escritores que lo premió con la Faja de Honor en el año 1979 estando prohibido.

Álvaro Yunque muere en 1982 siendo un autor censurado. Fue recién en 1985 que se reedita un libro suyo y vuelve a salir a la luz.

 

Para cerrar…

 

Hoy 24 de marzo es un aniversario más del golpe de estado de 1976 y del comienzo de esa dictadura atroz que dejó 30.000 desaparecidos y el recuerdo de la más terrible de las épocas que vivió la Argentina. Así como los genocidas mataron y desaparecieron miles de personas, también censuraron e intentaron hacer morir en vida a gran cantidad de intelectuales por medio del silencio pero sin embargo todos esos ideales sobrevivieron. Hoy como homenaje a esos escritores que fueron silenciados sería hermoso tomar alguno de sus libros y leerlos en voz bien alta, en oposición a los años en los que no pudieron habitar los espacios y debieron estar guardados. 

Nada mejor para cerrar este artículo que retomar cuatro coplas de Álvaro Yunque publicadas en su libro La voz de hombre que constituye una especie de llamamiento para todos los que vivimos y tenemos el deber ético, cívico y moral de recordar para que esto no ocurra NUNCA MAS:

 

Yo, con harina de ideas       

y levadura de imágenes              

amaso pan: Es mi estética.          

 

Antes de morir, la rama              

-¡costumbre de florecer!-            

da su última flor: la llama.           

 

¿Que el silencio es oro? Sea.        

Sea, aunque más que el silencio,          

vale una palabra buena.              

 

La verdad es una hoguera...        

¿Puedes dejar que se apague               

siendo, como eres, leña?

 

 

 

Referencias

 

César Tiempo (1979). “Álvaro Yunque” en Clarín, Suplemento  Cultura y nación el 21 de junio de 1979.

Oliveto, Mariano (s/f). La lengua literaria en la Argentina de 1920. Buenos Aires: Teseo Press. Disponible en: https://www.teseopress.com/lengua

Prieto, Adolfo (1964). Antología de Boedo y Florida. Córdoba: Universidad

Nacional de Córdoba.

Ramb, Ana María (2013). Antología de cuentos. Buenos Aires: Desde la gente.

Soriano, Marc (1995). La literatura para niños y jóvenes. Guía de exploración de sus grandes temas. Buenos Aires: Colihue.

Vergara Bertiche, Osvaldo (2020). “Álvaro Yunque. La parca lo encontró silenciado” en: Desde Boedo, Ciudad de Buenos Aires, 8 de enero de 2020. Disponible en: https://www.periodicodesdeboedo.com.ar/alvaro-yunque-la-parca-lo-encontro-silenciado/

 

 

(*) Profesor del Instituto Superior del Profesorado de Educación Inicial “Sara C. de Eccleston, Vicepresidente de la Academia de Literatura Infantil y Juvenil y Director del Departamento de Literatura Infantil del ILCH 

miércoles, 17 de marzo de 2021

"Federico García Lorca o el don de los milagros"

 



por Adrián Ferrero

 

 

     No suelo hacer apologías de escritores ni escritoras en forma individual a propósito de sus biografías. Es algo que no me parece conducente. Diera la impresión de una cierta pedagogía cuando no a chisme. Más complejo, más sabio, más inteligente, me resulta hacer crítica literaria. Es cierto que reivindico encendidamente determinadas causas o ideologías, especialmente si considero que se falta o se ha faltado a la ética en directa relación con ellas. Y especialmente si considero que esas causas son nobles. Estimo importante adoptar esa posición en un escritor de verdadera vocación y de genuina talla para volverlo completo y que me resulte respetable. Pero en esta ocasión si me lo permiten haré una excepción. Porque hablaré de una persona extraordinaria. Federico García Lorca (Fuente Vaqueros,1898-Camino de Viznar de Alcafar, Granada, 1936), fue un poeta, dramaturgo y prosista español del cual se ignora el lugar donde yacen sus restos. Y explicaré a continuación por qué digo esto. Adscrito a la generación del ‘27, fue el poeta de mayor influencia y popularidad de la literatura española del siglo XX. Como dramaturgo se le considera una de las figuras cumbre del teatro español del siglo XX, junto con Valle-Inclán y Buero Vallejo. Fue asesinado, más concretamente fusilado, por el bando sublevado un mes después del Golpe de Estado con el que tuvo lugar el inicio de la Guerra Civil Española. Y su cuerpo no se supo jamás dónde está enterrado. Lorca tenía 38 años. Convengamos que es toda una vida por delante para escribir sus obras mayores. Sin embargo, pese a ello, a su vida fugaz como un cometa, dejó un legado espléndido y, más que eso, de pionero. García Lorca, animado por una profunda conciencia social había creado su compañía de teatro itinerante, La Barraca, firmó regularmente manifiestos antifascistas y colaboró con organizaciones como Ayuda Roja Internacional. Por ello se ganó el desprecio de la Falange y el resto de la derecha. En su propia ciudad mantuvo una estrecha relación con los grupos de izquierda moderada. Si a eso sumamos su homosexualidad, que no era un secreto (recordemos, estamos en los años ’20), como podrá imaginarse el lector o la lectora de estas líneas a los personajes de la derecha civil o militar, de acentuado pudor a las buenas costumbres, de una hipócrita doble moral, de naturaleza habitualmente intolerante, conservadora, absolutista y tradicionalista, no solo no resultaba simpático sino una irritante amenaza al orden social. En lo personal, la lectura de las obras de teatro de García Lorca no me ha deparado sino momentos de una felicidad inaudita.




 Me he visto envuelto afortunadamente ya desde el colegio secundario al que asistí, dependiente de la Universidad Nacional de La Plata, en esos conflictos, por lo general protagonizados por la psicología femenina pero en sus aristas más complejas y formuladas de un modo para nada misógino ni ingenuo. Sino, muy por el contrario, ubicando a la mujer en un lugar protagónico de dignidad, dotándola de una voz que no callaba sino más bien denotaba un gran poder de determinación. Así que pasen cinco años (1931), fue una obra de teatro que me marcó, me conmovió, me sigue marcando toda vez que la releo. Por motivos personales cuando la leí por primera vez la sentí cerca, me acompañó cuando estaba rodeado de adulto de gente intratable. Luego, me deslumbró su forma y sus contenidos. Recuerdo en ella el uso de la luz y del espacio. También del vestuario. Me pareció experimental, me pareció innovadora y hasta precursora. Me lo sigue pareciendo. O bien cuando vi alguna de sus puestas, causaban impacto, revolucionaban las emociones por su potencia dramática. Al punto de que llegué a preguntarme francamente de qué lugar de las entrañas alguien estaba dotado de tan poderoso magma para concebir semejante voz. Este carácter poderoso que le adjudico queda plasmado en los temperamentos, en los dilemas, en los desplazamientos escénicos, en la dimensión riquísima de los parlamentos, de los significados, en los tonos, en la musicalidad, en la variedad de las subjetividades traducidas en acentos, en los matices de la variedad de caracteres. También en Lorca hay silencios elocuentes. Luego leí Poeta en Nueva York (1940) conmovido por su nivel de consciencia social y su sensibilidad, su compromiso frente al demoledor capitalismo de EE.UU., que evidentemente experimentó con repudio además de con una inmensa desaprobación. Doy por descontado que prácticas como la del racismo, tan en boga por entonces (aun hoy lo es, seamos honestos, no hace falta sino ver una entrega de premios en EE.UU. y cómo se celebra el triunfo de una persona negra, quien hace a continuación un alegato), no habrán pasado desapercibidas ni escapado a su aguda percepción del universo social, asistiendo a ese desprecio con tristeza, rechazo y disidencia. El poemario es vehemente en tal sentido, si bien lo muestra más dolido que combativo. Se lo percibe quebrado por ese espectáculo desolador. Como María Elena Walsh en Maryland, en la casa de Juan Ramón Jiménez. Ya en ese momento, supe de su grandeza y de su talla ética. Y cuando leí el Romancero gitano (1928), en una etapa de mi vida universitaria lo suficientemente esclarecida como para ser capaz de discernir lo que era un buen poeta de uno malo (si bien no lo leí en sus aulas sino por fuera de ellas, por algo será), fui capaz de captar peculiaridades, analizar los distintos componentes de su lírica, sus figuras, su retórica, una vez más el portento de una voz nacida de esa zona recóndita pero inusitada de alguien que sobrepasa la medianía de la que suele quedar cautivo el yo lírico más frecuente de sus colegas se me volvió evidente. Pero lo más importante, me cautivó. No me condujo a analizar sus formas o sus recursos. Sino que se trataba de una obra cuyas dimensiones eran de portento. Lorca destacaba. Entraba en ebullición cuando escribía. Su literatura era un estallido. Un magma. No un grito. Ojo con esto. La sutileza de su escritura trabajaba la frase con delicadeza pese a estar inmersa en ese burbujeo, pero sin restarle por ello una gota de fuerza. El verso estaba literalmente blindado. Y una poesía con inflexiones y formas naturalmente populares, que no desmerecían sin embargo a los mejores versos de reconstrucción oral mediante la escritura literaria pero al mismo tiempo elaboración rítmica, fortaleza sonora, impulso, audacia, valentía, una vez más, con ingredientes que siempre consideré dramáticos, aún en ese género que responde a otros códigos. Lorca lograba lo imposible o se adelantaba a lo que otros harían: cruzar los géneros. Había una transposición en Lorca entre los géneros. Sobre todo entre la lírica y la dramaturgia. Eso se vuelve evidente en obras como el Romancero gitano. Recuerdo una anécdota en una clase de un profesor de la Facultad en la carrera de Letras de la Universidad Nacional de La Plata, donde me doctoré, considerado una eminencia. Indudablemente lo es o lo fue. Pero en la asignatura teatro disentimos. Cuando cierta vez hablábamos de dramaturgia, dije que me gustaba Lorca. Como esperando de mí una respuesta entiendo yo que más sutil, un autor a su juicio de culto o bien más transgresor (como Copi), más secreto incluso, me dijo: “¿De veras te gusta Lorca?”. Como decepcionado de mí. Pero también con un sugestivo tono de desprecio. Como si yo me entregara a la lectura de best sellers, de folletines, de literatura simplista o vulgar. Naturalmente que lo confirmé sin el menor asomo ni de represión ni de cobardía ni menos aún de vergüenza. Tampoco de soberbia. Se cuenta una anécdota profundamente desagradable que no reproduciré porque estuvo en boca de un franquista acerca de cómo Lorca fue asesinado, de qué modo y por qué se lo hizo en esos términos. Baste con decir que fue deleznable e ignominioso. Me provoca tal repugnancia el solo hecho de pronunciar palabras que estuvieron en boca de un franquista que procuraré olvidar semejante aberración. 




La escritora argentina Reina Roffé ha escrito una novela magistral y monumental sobre Lorca: El otro amor de Federico (2009). Es ambiciosa y es lograda. Está estructurada según un contrapunto confesional y otro festivo, relativo a su vida social vinculada a compañías, puestas, entrevistas con periodistas y diálogos con colegas. Lorca es de esos escritores que honran y honrarán por siempre a nuestra profesión. Esos escritores que da gusto tenerlos de paradigmas de este oficio. De esos autores de los cuales uno tiene sus libros siempre a mano porque sabe que en algún momento, tarde o temprano, releerá una obra de teatro o leerá un poemario o quizás sus prosas. Y que uno sabe que se trata de una poética que jamás envejecerá, por detrás de la cual hubo un hombre que participó de causas nobles. Y que lo hizo de modo valiente. Mis respetos, Federico García Lorca. Y chapeau.


miércoles, 10 de marzo de 2021

Edmundo de Amicis y su libro Corazón en la escena literaria argentina



 


por el Dr. Marcelo Bianchi Bustos

(*) 


 

 

 

Hay autores cuyos nombres a veces se olvidan pero el nombre de sus obras se recuerda. Puede parecer extraño pero este fenómeno se da cuando las obras literarias guardan una importancia especial dentro de la memoria de los lectores. Este es el caso del libro Corazón del escritor italiano Edmundo de Amicis (1846 – 1908) a quien recordamos hoy en el 113 aniversario de su muerte.

Fue un importante escritor italiano que tuvo una especial conexión con la Argentina pues dos años antes de publicar su famoso libro visitó varias colonias agrícolas de Santa Fe, entre las que se encuentran Esperanza, Cavour, Pilar, San Jerónimo, San Agustín y El sauce (Colombo, 2008). El consideraba a este país como “la nueva Italia” debido a la fuerte corriente migratoria que se desarrolló durante la Generación del 80. Este viaje al litoral le  significó conocer distintas experiencias de vida de los inmigrantes italianos, además de enamorarse de la geografía, en especial el río Paraná. Muchas de las cosas que observó las plasmó  en el cuento mensual “De los Apeninos a los Andes” en el que Marco, un niño viaja hasta este país en busca de su madre que había venido a la Argentina en busca de trabajo.

Este libro es sin lugar a dudas un verdadero clásico de la literatura Infantil y Juvenil que fue un éxito desde su publicación en Italia en 1886, razón por la que en los dos meses posteriores a su publicación tuvo 41 ediciones.   Retomando algunas ideas de Italo Calvino (1992) al hacer referencia a los clásicos, se podría decir que esta obra literaria se impuso por ser inolvidable y que eso hizo que formara parte del inconsciente colectivo e individual. Es un libro que tiene tanta importancia dentro de las lecturas de los niños, jóvenes y adultos argentinos que cada vez que nos llega trae consigo toda esas historia, las huellas de las más diversas lecturas que han precedido a la nuestra y la las huellas que ha dejado en nuestra cultura.

A muchos lectores este clásico nos acompaña desde niños y fue parte de algún regalo que nos hicieron para alguna ocasión especial (un cumpleaños, la primera comunión, etc.). Podía ser el libro publicado por Editorial Acme, los de la Biblioteca Billiken de Editorial Atlántida o de Editorial Sigmar, solo para mencionar algunas de las distintas ediciones que tuvieron amplia circulación dentro del público argentino.


 


Además su presencia en las bibliotecas, tanto privadas como escolares y populares, se vio reforzada por distintas adaptaciones del libro a la pantalla. Como sucede muchas veces con los casos de trasposición genérica de un texto narrativo que es transformado en una película, las adaptaciones toman solo una parte y presentan una visión particular sobre la obra, tanto del director como del guionista. En el cine argentino hay una versión cinematográfica en blanco y negro de 1947 titulada Corazón, una película argentina dirigida por Carlos Borcosque y protagonizada por Narciso Ibáñez Menta, Juan Carlos Barbieri, Salvador Lotito y Marcos Zucker.

A esto se suma la serie de dibujos animé Marco que recrea libremente el cuento “De los Apeninos a los Andes” que ya se ha mencionado con anterioridad.


 

La obra y sus características

 

Cuore o Corazón (libro para los niños) ya guarda desde el título un importante valor simbólico. Desde esta perspectiva, el corazón puede estar vinculado con el amor como centro de iluminación y felicidad que impulsa toda la acción del ser hacia un centro determinado. En este caso el centro tiene que ver con la vida escolar, con los ideales, la italianidad que se puede leer a través de sus páginas y se evidencia en un texto a modo de advertencia:

 

“Este libro es dedicado particularmente a los niños de las escuelas elementales, de nueve a trece años y se podría titular “La historia de un año escolar escrita ro un alumno de tercer grado de una escuela municipal de Italia”. Diciendo escrita por un alumno de tercer grado, no quiero decir la haya escrito así, tal cual está  impresa. El anotaba en un cuaderno, (paulatinamente y como sabía hacerlo) lo que había visto, oído, pensado en la escuela y fuera de ella; y su padre al terminar el año escolar, guiándose de esos apuntes, escribió estas páginas, tratando de no alterar el pensamiento y de conservar, en lo que posible fuere, las palabras del hijo, el cual, cuatro años después ya estaba en el Gimnasio, releyó el manuscrito y le agregó algo, valiéndose para ello de los recuerdos aun frescos que conservaba de personas y cosas.

Ahora leed este libro; yo espero que os sentiréis contentos de haberlo leído y que os hará mucho bien” (De Amicis, 19?: 4).

 

Se trata de un libro que intenta reproducir esas anotaciones del niño que se mencionan en el prólogo. Resulta muy interesante este procedimiento que usa De Amicis quien crea ese texto introductorio en el que hace referencia a esas anotaciones en las que se basa para escribir el libro. Todo es un gran acto ficcional pero esa advertencia le da un marco de credibilidad a su obra que posee un fuerte contrato mimético con la realidad. Si se piensa en este texto base escrito por ese niño se puede decir que se trata genéricamente de un diario pues no fue pensado para ser publicado y por lo tanto carece del ámbito público de la comunicación (Picard, 1981. 116). Ese texto primitivo que da origen a la publicación no estaba dirigido a la misma persona que lo escribió, Enrique, sino que en el plano textual siempre hay otro que, aunque no esté explícito, es un lector en potencia.  Más allá de estas discusiones puede pensarse en que posee algunas características constitutivas básicas como el fragmentarismo, lo abreviado de la información, su aparente incoherencia a nivel textual y la referencia a una situación de vida concreta (Picard, 1981), en este caso la escolar del 3° grado de la escuela elemental.

Volviendo a la idea de esa advertencia de un texto base sobre el que se basa para la escritura, es de gran interés pues permite de ese modo pasar de un texto escrito en el ámbito de lo privado – cuyo contenido desconocemos los lectores – a un texto con forma de diario que forma parte del mundo literario en términos de Ricoeur para quien en toda literatura se percibe “un mundo proyectado y que se distancia poéticamente de la realidad cotidiana” (Ricoeur, 2002: 118).

Pero más allá de esta primera caracterización de pensarlo como un diario en general, se observa una diferencia en lo que respecta a los distintos textos que lo componen y se puede observar en él tres tipos textuales distintos:

 

·         El diario del niño. Se inicia el día lunes 17 de octubre. Lleva un título, luego la fecha y a continuación el relato de ese día a manera de diario:

 

EL PRIMER DIA DE CLASE

 

Lunes, 17

 

Hoy es el primer día de clase.

¡Pasaron como un sueño los tres meses de vacaciones en el campo! Esta semana mi madre me acompañó a la Sección Baretti para inscribiré en el tercer año de la escuela elemental: y yo pensaba en el campo e iba a la escuela de mala gana.

Por las calles hormigueaban los niños y en las librerías se apiñaban los padres y las madres para comprar carteras y cuadernos y delante de la escuela aglomerábase tanta gente que el portero y un agente de policía a duras penas lograban mantener libre el acceso a la puerta de entrada” (De Amicis, 19?: 5).

 

·         Las cartas que el padre del protagonista le escribe a su hijo. Este tipo textual es de larga existencia pues provienen de la antigüedad clásica y que en el siglo XIX y XX es retomado por varios escritores que usan las cartas como textos dentro de sus obras como Manuel Puig, hasta la genial Las idus de marzo de Wilder, que ya ingresa dentro del territorio de la novela epistolar. Dentro de la Literatura Infantil de la Argentina merece destacarse una obra posterior a Corazón pero contemporáneo con el momento de auge de su difusión que es Cartas para la gente menuda de Constancio C. Vigil. La realidad es que la inclusión de estas cartas en este libro son parte de lo ficcional de la obra y no se produce un intercambio sino que son cartas a modo de reflexión que el padre le deja a Enrique.

Si se piensa en estas cartas como un género discursivo podríamos decir que se trata de actos de habla que se caracterizan por la no simultaneidad del estímulo y la respuesta en la situación comunicativa que no es otra carta sino reflexiones posteriores, la relación con el cuento del mes o la proyección a lo que espera que sea como adulto.

Un ejemplo de carta puede ser el siguiente:

 

MI MADRE

Jueves 10 de noviembre

 

En presencia de la maestra de tu hermano, has faltado el respeto a tu madre. Que esto no suceda nunca más, Enrique, nunca más…

Tu palabra irreverente me ha penetrado en el corazón, como una punta de acero.

Yo pensé en tu madre, cuando hace ahora unos años estuvo inclinada toda una noche sobre tu pequeña cama, midiendo tu respiración, llorando sangre por la angustia, castañeando los dientes aterrorizada porque creía perderte y yo temía perdiera la razón (…)

Vete, y por algún tiempo no me hagas caricia alguna, no te la podría devolver de corazón.

TU PADRE” (De Amicis, 19?: 34-35).

 

·         Los cuentos mensuales que forman parte de las actividades escolares. Estos son relatos que pueden ser pensados en un primer momento como independientes pero que adquieren significación cuando se los ve  desde una perspectiva macroestructural pues los protagonistas de estas historias son niños o jóvenes de distintas regiones de Italia que realizan distintos actos heroicos. Estos cuentos llevan por título. “El pequeño patriota paduano”, “El pequeño vigía lombardo”, “El pequeño escribiente florentino”, “El tamborcillo sardo”, “El pequeño enfermero (napolitano)”, “Sangre romañola”, “De los Apeninos a los Andes” (protagonizado por un niño de Génova) y “Naufragio” que tienen como protagonistas a un niño siciliano y una niña napolitana.




 

Con estas especificaciones se puede pensar en un esquema estructural del libro con sus diversas lecturas en el que cada capítulo corresponde a un mes en el cual se desarrollan los distintos tipos textuales. A modo de ejemplo puede verse esta estructura en los tres primeros capítulos del libro:

 

MES

TIPO TEXTUAL

Diario

Carta

Cuento del mes

Octubre

El primer día de escuela; Nuestro maestro, Una desgracia; El muchacho calabrés; Mis compañeros; Un rasgo generoso; Mi maestra de la primera clase superior; En una buhardilla

La escuela

El pequeño patriota paduano

Noviembre

El deshollinador; El día de difuntos; Mi amigo Garrone; El carbonero y el señor; La maestra de mi hermano; Mi compañero Coretti; El director; Los soldados; El protector de Nelli; El primero de la clase; y Los pobres

Mi madre

El pequeño vigía lombardo

Diciembre

El comerciante; El presumido; Una bola de nieve; Las maestras; En casa del herido; La voluntad; y Gratitud

La primera nevada y El “albañilito”

El pequeño escribiente florentino

 

Los tres tipos textuales se vinculan entre sí, lo que le da a la obra una unidad y un grado total de coherencia.

 

 El derrotero en la argentina

 

En Argentina, la obra tuvo desde una fecha cercana a su publicación una amplia difusión. Se observa una gran cantidad de ediciones, algunas de traducciones españolas y otras realizadas por escritores nacionales de inicios del siglo XX.

En 1907 el profesor José A. Natale publicó una serie de artículos en defensa del libro. En ellos expresa su rechazo a los distintos proyectos de adaptar la obra al ambiente local sacando su esencia italiana argumentando que sacarle esos elementos era quitarle la esencia del texto, lo mismo que si se les quisiera sacar la identidad a un barrio de italianos en la Argentina. Critica muchas de las traducciones al español que están llenas de giros lingüísticos que no se comprenden y sugiere que su lectura en la escuela sea a partir de los años superiores dada la complejidad de algunas lecturas para ser comprendidas. 

Si bien la misma circulaba en el ámbito escolar y extraescolar, desde el Consejo Nacional de Educación en los años del Centenario de la Revolución de Mayo se estableció que en las escuelas solo podían leerse textos de autores nacionales y esto lleva a prohibir su circulación en el ámbito educativo. A esto se le suma el desarrollo de ideas similares en el año 1909 con la publicación de la obra La restauración nacionalista de Ricardo Rojas en la que destaca que el ente ministerial ha suprimido su uso y lo ha reemplazado por el uso de Recuerdos de provincia de Domingo F. Sarmiento.

Como se puede leer, a lo largo de su existencia tuvo adeptos y detractores. Entre los primeros se encuentra el pedagogo Pablo Pizurno que defendió la obra pero no como un libro de lectura escolar sino de lectura libre, fuera del ámbito de la escuela. Otras voces eran tal vez más tibias, como ocurre con el pedagogo de la Escuela Nueva y especialista en Literatura Infantil Jesualdo que describe la escena literaria diciendo: “En esta época, justamente cuando los niños leen un libro que no ha escapado tampoco a nadie y que ha sido como muchos otros, materia de discusión, aunque él ha vencido a veces poderosas razones: nos referimos a Corazón de Edmund de Amicis” (Jesualdo, 1963: 217).

Es muy interesante esto que destaca, conjuntamente con el hecho de que, a diferencia de otros textos, en Corazón – a excepción de los cuentos mensuales – no aparecen héroes no hechos que pueden ser producto de distintos tipos de ficción sino “seres parecidos a los que los niños tienen a su alrededor y pueden odiar o admirar, seres que son la envidia, el orgullo, el egoísmo, la perseverancia, el heroísmo, etc.” (Jesualdo, 1963: 217).

Más allá de estas discusiones – generadas desde mi perspectiva por la confusión de considerar un texto de lectura escolar a un libro que es literario y que aunque trate sobre la vida de Enrique y sus compañeros en ese año escolar dista mucho de ser un libro didáctico aunque sus textos puedan tener un tono moralizante -, se desarrolló una práctica de lectura en paralelo con el sistema educativo. En 1917 se genera un cambio y el libro comenzó a estar en los listados de textos escolares aprobados por el Consejo Nacional de Educación. Esto generó la aparición de una serie de alternativas pedagógicas (Puigross, 1990) que fueron rompiendo con el discurso hegemónico generando en él distintas grietas.

Una solución a la prohibición fue las traducciones efectuadas por pedagogos y autores de libros de textos argentinos que eran muy respetados por sus producciones en el ámbito educativo. Este es el caso de la traducción realizada por Emma C. de Bedogni y editada en Buenos Aires y Milán por H. A. Tommasi. Ella escribe a modo de nota introductoria: “Al acometer la ardua tarea de traducir al castellano el libro que en mi niñez más directamente habló a mi corazón sólo me guía el anhelo de respetar todas las innumerables bellezas de este gran poema del alma infantil”  

Con esta edición hay algo que resulta significativo es que se la incluye en la sección de “Libros recibidos” de El Monitor de la Educación Común. A esta traducción que marca un punto de quiebre se le puede sumar la realizada por Germán Berdiales y Fernando Tognetti en 1937, con un prólogo de Rafael Alberto Arrieta, que fue publicada por editorial Anaconda.

Un dato muy interesante es que en 1932 la editorial Cabaut publicó Corazón (diario de un niño argentino), una adaptación realizada por el profesor Isidoro Vera Burgos. Esta obra posee un prefacio que está dedicado a los maestros de la Argentina en el que justifica la necesidad de esa adaptación diciendo: “dar a los niños argentinos la sentidísima obra de Amicis en forma tal, que venga a resultarles algo tan comprensible y tan propio como es el original a los niños italianos” (Vera Burgos, 1932: VIII). Si bien el autor intenta justificar la importancia de su obra dentro del sistema educativo diciendo que el libro no era comprendido por los niños argentinos, en el mercado editorial de ese momento era un éxito y los niños y los adultos los leían.

 

Para cerrar…

 

Como dice Ana María Machado, un clásico no tiene fecha de vencimiento. Esto es lo que caracteriza a este libro, un maravilloso libro en el que Edmundo de Amicis crea a un niño que le habla a un niño y que presenta situaciones similares a las que puede vivir más allá del paso del tiempo. Forma parte de nuestro entramado cultural, de nuestro inconsciente colectivo y  es un clásico de la literatura que tendría que ser leído por nuevos y viejos lectores.


(*)  Dr. Marcelo Bianchi Bustos             Academia de Literatura Infantil y Juvenil - Director del Dpto. de Literatura Infantil del ILCH - Profesor del ISPEI “Sara C. de Eccleston”

 

Referencias bibliográficas

 

CALVINO, Italo (1992) Por qué leer los clásicos, Barcelona, Tusquets.

CIRLOT, Juan Eduardo (2011) Diccionario de símbolos, Buenos Aires, Siruela.

COLOMBO, Susana (2008) “La inmigración italiana en la obra de un escritor” en: Diario El Litoral, sábado 9 de agosto de 2008.

DE AMICIS, Edmundo (19?) Corazón (libro para los niños). Traducido del Italiano por la Profesora Sra. Emma C. de Bedogni, Buenos Aires, Tomasi.

JESUALDO (1963) La literatura infantil, Buenos Aires, Losada.

NATALE, José (1907) “Corazón como texto de lectura” en: El Monitor de la educación Común, N° 419, Buenos Aires, noviembre de 1907.

PICARD, H. (1981) “El diario como género entre lo íntimo y lo público” en: Anuario de la Sociedad Española de Literatura General y Comparada, 4.

PUIGGROS, A. (1990) Sujetos, disciplina y curriculum en los orígenes del sistema educativo argentino, Buenos Aires, Galerna.

RICOEUR, Paul (2002) Del texto a la acción, México, FCE.

VERA BURGOS, Isidoro (1937) Corazón (Diario de un niño argentino). Adaptación de la célebre obra de Edmundo De Amicis, Buenos Aires, Cabaut.

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