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viernes, 22 de septiembre de 2023

Los recuerdos del porvenir

 


El Hormiguero Lector agradece a la escritora y especialista en literatura: Reina Roffé,  además de amiga, permitirnos compartir este exquisito texto sobre la novela "Recuerdos del porvenir" de Elena Garro



por Reina Roffé


LOS RECUERDOS DEL PORVENIR. Dos mexicanos, Juan Rulfo y Elena Garro, en las décadas del 50 y del 60, volvieron a ficcionalizar la Revolución Méxicana y la guerra de los Cristeros, tratadas a principios del siglo XX desde la perspectiva realista, apelando a componentes fantásticos y a la desmitificación de los hechos para ofrecernos una nueva versión de este período histórico. Rulfo creó Comala, en “Pedro Páramo” (1955), ese lugar sobre las brasas habitado por seres de ultratumba. Garro, Ixtepec, en “Recuerdos del porvenir” (1963), pueblo imaginario que es memoria y se mira a sí mismo para examinar su cambiante destino. 



“Recuerdo todavía los caballos cruzando alucinados mis calles y mis plazas, y los gritos aterrados de las mujeres llevadas en vilo por los jinetes”, leemos en las primeras páginas de esta novela con la que Elena Garro trazó un mapa rico en acontecimientos, por el que circula la historia, pero encalla el alma humana y se exhiben sus tensiones como en el Purgatorio dantesco. Ixtepec, curiosamente, habla y resulta imposible substraerse a la magia de la primera persona, a la sobriedad poética de sus descripciones, al paisaje que nos presenta y a los personajes que extrae de un tiempo remoto otorgándoles voz y vida. 



Todo confluye en un mismo espacio: los soldados que generan desorden y producen violencia y dolor, la intimidad devastadora de las familias, los locos y las solitarias que sufren mal de amores, un cura, un sacristán, el coro perturbador de las devotas, y una joven enamorada del general Francisco Rosas, Isabel, que se convierte en piedra. Todo rezuma misterio, suscita inquietud, engarza en el intersticio de lo fantasmal, de lo onírico y mitológico, en aquello que, poco después, recrearía el fundador de Macondo, García Márquez. En efecto, tanto

Pedro Páramo como Recuerdos del porvenir, novelas emparentadas entre sí y, a la vez, herederas de la literatura fantástica, no sólo constituyen dos piezas únicas del género, que cambiaron su registro expresivo, también detonaron caminos que todavía hoy se incursionan en España y Latinoamérica.

R.R.

domingo, 17 de septiembre de 2023

Felicidades Colección ¿Querés saber?.... Bravo EUDEBA 👏👏👏

 





20 años acercando la ciencia a las infancias y adolescencias 👏👏👏👏👏👏

Felicitaciones EUDEBA... Felicitaciones Paula Bombara 👏👏👏👏🐜🐜🐜🐜🐜



"¿Querés saber?" es el nombre de una colección de divulgación científica infantil de la editorial Eudeba, que con un lenguaje cotidiano y amable aunque riguroso en su contenido, acerca a los más chicos al mundo de la biología, la arqueología o la astronomía, con textos escritos e ilustrados de primera mano por académicos y dibujantes argentinos. El cuidado y dirección de esta colección está a cargo de la escritora y bioquímica Argentina Paula Bombara.






Campaña "Libros por la Paz" Edición 2023






BIBLIOTECA POPULAR MADRE TERESA DE VIRREY DEL PINO LA MATANZA

 CAMPAÑA "LIBROS POR LA PAZ" 2023
Adhesión a la AGENDA 2030 ODS - NACIONES UNIDAS.

LIBRO "EL NOMBRE DE LA ROSA" de UMBERTO ECO

Para pensar y reflexionar...

🌹En ′′ El nombre de la rosa ′′ de Umberto Eco...
🔸Cuando el abad ciego le pregunta al investigador William de Baskerville: "¿Que anhelan realmente?"
🔺Baskerville responde: "Quiero el libro griego, el que, según ustedes, nunca fue escrito. Un libro que solo trata de comedia, que odian tanto como la risa. Probablemente sea el único ejemplar conservado de un libro de poesía de Aristóteles. Hay muchos libros que tratan de comedia. ¿Por qué este libro es precisamente tan peligroso? 
🔸El abad responde: "Porque es de Aristóteles y va a hacer reír".



🔺Baskerville replica: "¿Qué hay de perturbador en el hecho de que los hombres puedan reírse?"
🔸El abad: "La risa mata el miedo, y sin miedo no puede haber fe. El que no teme al demonio ya no necesita a Dios".
Exquisita descripción que aplica a la fecha!!! Así estamos  🙏🌟😎

domingo, 10 de septiembre de 2023

Presencia del Hormiguero en el VII Coloquio Internacional del Papiro a la Biblioteca Virtual




 Del 4 al 7 de Septiembre se llevó a cabo en La Habana CUBA el VII COLOQUIO INTERNACIONAL DEL PAPIRO A LA BIBLIOTECA VIRTUAL organizado por las Bibliotecas de Casa de las Américas, el Hormiguero estuvo muy bien representado por nuestra Hormiguita la Dra María Laura Burattini (abogada y escritora 



María Laura tuvo a su cargo las palabras inaugurales  de la muestra de LIBROS DE LITERATURA INFANTIL en la Sede de la Biblioteca Pública Echeverría de Casa de las Américas, según reza en el Programa del Coloquio Internacional: "

Biblioteca José Antonio Echeverría

5:00 p.m. Inauguración de la exposición bibliográfica Casa de cuentos para niños y niñas. Palabras inaugurales a cargo de María Laura Burattini (Universidad de Buenos Aires, Argentina)



Acá compartimos el discurso de nuestra Hormiguita Dra María Laura Burattini :



La lectura como una casa 

María Laura Burattini (Universidad de Buenos Aires)



La literatura infantil no es solo la que se escribe para niños, sino la que sortea el tiempo y los niños hacen suya.


La literatura infantil no es un juguete, un divertimento envuelto en papel de letras. La literatura infantil es literatura, sin vueltas. Es un mundo transformado en lenguaje.


La literatura infantil recoge la musicalidad de los textos, las repeticiones propias de los chicos y este modo de concebirla supone que resulte más propia y adecuada para jugar con el lenguaje literario. Chicos, familias y comunidades como protagonistas y partícipes activos de ese proceso.


Sin embargo, pese a la reconocida importancia de la literatura infantil, hubo tiempos lamentables en los que leer un libro, acción que hoy se reconoce como un derecho incuestionable, era percibida como una amenaza. Esa persecución a la literatura, como a todo el campo cultural, fue tan brutal que llegó incluso a los ejemplares destinados a los lectores más pequeños. El mundo de la infancia es un blanco en el que la represión se ejerció especialmente, en los libros y también en el sistema educativo. 


En Argentina, voy a citar sólo dos para no demorarnos en ejemplos dolorosos, en 1977, un decreto militar prohibía el clásico infantil Un elefante ocupa mucho espacio, de Elsa Bornemann, acusado de contener “cuentos destinados al público infantil con una finalidad de adoctrinamiento que resulta preparatoria para la tarea de captación ideológica del accionar subversivo”. Y dos años después, se censuraba La torre de cubos, el primer libro para chicos de Laura Devetach, por “simbología confusa, cuestionamientos ideológicos-sociales, objetivos no adecuados al hecho estético e ilimitada fantasía”. 


¡La fantasía! Intentaron – digo, intentaron- porque la prohibición fue temporal. Causaron daño, por supuesto, pero no se salieron con la suya. Tanto es así que hoy podemos observar esos libros en esta muestra fantástica.


Decía que intentaron prohibir la fantasía cuando es la fantasía lo único transformador. Es la imaginación la que transgrede y es lo que permite vislumbrar la posibilidad de modificar un mundo que es profundamente injusto.


Los pensamientos de los chicos son siempre revolucionarios. Y la literatura escrita con la mirada de esa curiosidad infantil viene a subvertir el orden imperante.


La infancia tiene que ser así. Yo estoy cien por ciento a favor de los niños inquietos y preguntones. Y cuando una elige escribir y publicar textos para jóvenes y para niños, el espíritu siempre es el de mantener despierta la curiosidad, la inquietud, la pregunta, la ocurrencia, cuestiones todas que están a flor de piel en chicos y jóvenes.


La especialista Yolanda Reyes al referirse a las lecturas literarias y el impacto subjetivo en los primeros años, señala que niñas y “niños puedan descubrir que los libros guardan objetos y experiencias y que, en ese conjunto de líneas y de colores (...), que esos personajes y esas historias, representan algo de sí mismos” 


La literatura es una aliada de la interioridad y pone en movimiento el pensamiento, relanza la construcción de sentido, de simbolización, y suscita, a veces, intercambios inéditos.


Lo literario impacta, genera miedo o incertidumbre frente a un personaje de un cuento; gusto y alegría por la sonoridad de un poema, fascinación por la relación entre el texto y la imagen en un álbum ilustrado. Estos efectos resultan una experiencia artística. 


Pensar a la literatura como arte posibilita concebir la práctica de oralidad, lecturas y escrituras con un sentido estético en articulación con otros lenguajes y expresiones. 


No se trata de leer literatura como “disparador” para adentrarnos en los procesos subjetivos de niñas y niños, ni como un “medio” para conversar sobre sus experiencias personales. 


Nos referimos a habilitar la lectura como medio para conmoverse frente a los estados anímicos de un personaje de un cuento o a partir de la atmósfera o el clima que se genera en un relato. 


Así, como refiere Blake, la literatura se vuelve experiencia de acercamiento estético con otras expresiones entramadas entre diversas manifestaciones artísticas.


En los primeros meses de vida se inicia el contacto con la experiencia literaria. Se incorporan las voces de su entorno más cercano, las y los bebés van conectándose con lo poético a través de la musicalidad de las palabras, los ritmos, melodías y sentidos que les permiten descubrir las diversas formas que adquiere la experiencia literaria.


Esta iniciación en el uso poético de las palabras se va complejizando con nuevos desafíos. Leer y cantar poemas que son canciones, jugar con las palabras, escuchar y participar de juegos de palabras, los versos, las coplas, las jitanjáforas, los límericks, con los que nuestra fantástica María Elena Walsh creó el maravilloso “Zoo Loco”, las rimas, los trabalenguas, las adivinanzas, las canciones de ronda, los versos libres y el coqueteo con el sentido constituyen no sólo un derecho lúdico y poético de las infancias, sino también un bagaje básico para el acercamiento a la lectura y la escritura.


Entonces, sin duda podemos responder a Graciela Montes y afirmar que sí hay lugar para el lector hoy, pese a los tiempos que corren. Porque el lugar de lector no se otorga, se conquista. 


Si hay lugar para el empecinamiento, para la memoria, para la insatisfacción y la búsqueda, hay lugar para el lector. Si en medio del bombardeo de mensajes, de la fragmentación y la profusión globalizada, hay quien elige, se demora y construye sentido, allí hay un lugar para la lectura.


La lectura como conquista, como derecho. La lectura como una casa, en la que estar, de alguna manera, resguardado.


Felicitamos a nuestra socia y colaboradora María Laura por representarnos tan eficazmente, pero mucho más por su labor en favor de las infancias a través de la literatura y la poesía, ya que además, presentó su colección de poemas infantiles: "UN MUNDO MÁS LEVE" con la participación de niños de escuelas de La Habana.





Agradecemos a las autoridades de la Casa de las Américas por la invitación y el tratamiento hospitalario y de solidaridad entre los Pueblos, por el trabajo intenso al crear este espacio de reflexión y debate. Muchas gracias 👏👏👏👏🐜🐜🐜🐜🐜❤❤❤







lunes, 4 de septiembre de 2023

El festival de Salzburgo, o la felicidad de un regreso al paraíso por Mario Vargas Llosa




 Música y libros, un placer simple al alcance de muchas personas, que nos compensa de las frustraciones y los malos ratos de la realidad

Después de ocho años he regresado al paraíso. Siempre recuerdo el día, decenas de años atrás, que Ernst Keller, un empresario suizo avecindado en el Perú que tenía una fundación educativa, nos esperaba a Patricia y a mí con un paquete de boletos para las funciones del festival de verano que se celebra en Salzburgo y que transcurre desde finales de julio hasta el último día de agosto. “Es mi regalo para ustedes, por haberse lanzado a la candidatura a la presidencia de la república. Lo prometí y lo he cumplido”. Era una colección de entradas para todas las funciones del festival, fundado en 1920, que se celebra en esta ciudad todos los veranos y que convoca, en esta tierra prodigiosa, a las orquestas, directores y cantantes más afamados. Fue el único hecho positivo de esa campaña electoral de la que tengo un penoso recuerdo. Desde entonces, todos los veranos habidos y por haber Patricia y yo hemos aparecido por aquí para darnos un baño de buena música y ver las mejores óperas. Y también desde entonces leo en los periódicos y revistas las críticas especializadas y las informaciones musicales, aunque la falta de tiempo no me da para tanto como quisiera.



La rutina que inauguré la primera vez que vine gracias a Ernst Keller es siempre la misma: levantarse muy temprano, tomar desayuno y dar un paseo por el río Salzach que hace de frontera natural entre Austria y Alemania. Si no hay lluvias, el recorrido nos toma una hora y media más o menos. Después, algunos días, vienen los compromisos musicales matutinos y, las mañanas en que no hay conciertos, las lecturas intensas, generalmente de novelas que he ido acumulando a lo largo del año, sin tiempo para leerlas. Es una verdadera felicidad leer esos libros pendientes, entre los que siempre hay alguna obra maestra que suscita envidia y varios que son para quitarse el sombrero, nada menos.

La vida transcurre apaciblemente en este enclave civilizado. Las costumbres en esta ciudad no parecen haber variado mucho desde la primera vez que estuve aquí, el año 1987. Los restaurantes son los mismos y, entre ellos, el preferido, que es de un amigo, el dueño de “Pan e Vin”, donde preparan las mejores recetas de esta ciudad y donde me suelo encontrar con caras conocidas o personas que veo por primera vez y con las que converso animadamente sobre la ópera que acabo de ver o el concierto que acabo de escuchar. Allí hay un vinito italiano, La Villa, mezcla de Nebbiolo y Barbera, que es una delicia y con el que, si no tuviera la resistencia que tengo a las bebidas alcohólicas, sería un verdadero gusto emborracharse. También voy, de vez en cuando, al Café Tomaselli a comer las mejores salchichas de la ciudad.

Pero las visitas al restaurante son escasas, porque, salvo los conciertos, que son numerosos, me paso el día leyendo esas novelas que no he tenido tiempo para leer porque estaba entregado a otros trabajos, siempre literarios. Me parece una aberración que tantas personas dediquen a otros asuntos el tiempo que yo dedico a leer novelas, esos extraordinarios libros que suelen proyectarnos sobre realidades construidas mediante deformaciones inteligentes y magníficas de la vida real. Si no es así, no vale la pena seguir leyéndolas, aunque muchas despierten el apetito y nos hagan ir buscando el punto en el que la realidad es una mera plataforma para explorar los infiernos o los cielos, ya que hay de todo en ese género que es y seguirá siendo el punto de partida de la fantasía y la imaginación.


Entre novela y novela, los conciertos y óperas nos van poniendo al día de las ofertas musicales. Cuando se fundó el festival, el programa se concentraba en Mozart (después de todo, esta es la ciudad donde nació) y Strauss, pero gracias a la visión de Herbert von Karajan, que fue el director artístico durante algunas décadas, el repertorio se amplió e internacionalizó, tradición que ha seguido creciendo y se mantiene. Esto –es decir, música y libros– es la felicidad y es un placer tan simple que está al alcance de muchas personas. Las dos semanas que pasamos aquí nos compensan de las frustraciones y malos ratos del año porque están dedicadas a la pura irrealidad y a los grandes espejismos que construyen los seres humanos para escapar del tiempo sucio e insincero y acceder, gracias al sueño, a órdenes más ricos y sustanciosos que la realidad.

Yo tengo la seguridad absoluta de que un pueblo con muchas lecturas tiene una democracia más afirmada que los otros, esos países que desdeñan las novelas como si fueran un género inferior. Vaya tontería. Lo más astuto es seguir los caminos de la fantasía, que conducen a los grandes inventos, y, si no, todavía seguiríamos con los taparrabos a cuestas y cazando animales del Señor. Los seres humanos han evolucionado gracias a las novelas, que han sido el punto de partida del ser humano para ensanchar las fronteras del conocimiento. Desde luego que la música es un emblema de la fantasía y por eso Salzburgo significa para mí las dos cosas, un festival no sólo de música sino, en cierta forma, también de novela, pues los buenos conciertos estimulan las buenas lecturas y quizá por eso me encierro a leer tanta ficción cuando vengo aquí. Las novelas son una fuente de inspiración a la que los seres humanos han venido acudiendo una y otra vez, en períodos de desánimos o crisis que ciertamente no se curan con remedios, sino con libros, como el que leo en estos momentos, Le mage du Kremlin, ficción que explora las relaciones de Vladimir Putin con sus subordinados en aquel paraíso que él cree haber construido a base del terror.

En Salzburgo uno comprueba que leer novelas no es perder el tiempo, como creen muchos ingenuos. Sin la fantasía que provocan en nosotros esas historias fulgurantes y milagrosas que alimentan los sueños y la insatisfacción, no habría habido progreso. La nostalgia de los libros no leídos, eso sí, se agrava en estas circunstancias, ya que sería maravilloso pasarse el tiempo, cuando no estoy en Salzburgo, leyendo sin cesar y, ayudado por las novelas, soñar siempre más adelante que el común de los mortales.

Cuando no estoy leyendo o escuchando música, paseo por esta ciudad, que, desde los tiempos de Mozart, no parece haber evolucionado demasiado. En cierta forma es un museo, en el que todos se adaptan como si llevaran botas y se desplazaran en caballos en vez de autos. Los turistas siempre acuden, y a raudales, en busca de esa ensoñación que a otros nos dan las novelas, y allí se los ve, en las hosterías y merenderos de ocasión, que están en media calle siempre limpios y ordenados, de una manera que en el mundo nuestro parecería un sacrificio, y, sin embargo, el orden parece la vocación de todas estas gentes que aprovechan la modernidad sin renunciar a las viejas costumbres, tan amadas y queridas por los visitantes que quisieran ver repetidos esos anacronismos en sus propios hogares.



Estas semanas, en las que he visto un fantástico montaje de Macbeth, la ópera de Verdi, y, por primera vez, Les Troyens, la monumental ópera de Berlioz, se han acabado, para desesperación de todos los paseantes que han llegado a este rincón de Austria. Faltan doce meses para que vuelvan a aparecer, con sus volúmenes de buena y mala literatura, con los libros que han ido apartándose de los otros por sus títulos o párrafos y que esperan para ser devorados en estos días. Devorados, sí, y esa es la expresión más exacta. © EL PAÍS, S.L.







domingo, 3 de septiembre de 2023

LA PELOTA QUE PICA por Silvia Andrea Lachaise

 


LA PELOTA QUE PICA


   Hay momentos en que todo nos va bien. Los ojos reflejan  la alegría y del cielo parecen llover estrellas para nosotros.

Pero también, podemos estrellarnos cada dos por tres. 

   Resulta que esta historia de “momentos en la vida” es una historia real. Se trata de un niño que comienza a transitar sus nueve años y en la mochila de su vida no había cargado justamente buenos momentos.

   Su mamá cuenta que ella estaba segura que el Ángel de la Guarda de Nacho, siempre estaba dispuesto para ayudarlo y alerta también.

Nacho no la pasa bien en el colegio donde va. Sus travesuras son capaces de enrular el pelo más lacio que existiera. Como a  todos los chicos, le gusta correr, saltar y explorar el mundo. Pero su problema está cuando debe detenerse. Él sigue moviéndose y ni siquiera el sueño lo vence.

  • Realmente le cuesta parar. Su alma sobrepasa la figura de su cuerpo. -decía el ángel protector.

   Cada vez que llega al patio del colegio revolea la mochila de tal manera que le saca la pintura a las paredes. Es como un ventarrón que envuelve con fuerza lo que se cruza en su camino y deja así, todo patas para arriba.

Por ahí, son tantas las ganas de jugar a la pelota, que patea los cestos de la basura del patio del colegio, sin detenerse a pensar que no son pelotas de fútbol. Si hay algún problema a mil kilómetros, seguramente tiene un imán para quedar pegado a pesar de no haberlo provocado. Son esos los momentos cuando su nombre suena más fuerte que el nombre de los demás chicos.

  • Y no pasan ni cinco minutos que ya está metido en problemas… explica el ángel cada vez más preocupado.

   Le juega carreras al viento. Claro que después de la carrera hay que ver los destrozos que deja. Chicos con magullones, plantines agonizando y hasta él mismo con algún corte, como cuando chocó con Alexis, su mejor amigo en primer grado, durante el recreo. A ambos hubo que hacerles puntos. 

Su ángel se tapó los ojos porque le impresionaba la sangre…

Todo lo que a Nacho le gusta, a otros disgusta y eso le alcanza para sentirse confundido.

Si lo sientan cerca de la ventana, es probable que sepa cuántos bocinazos suenan en la calle antes que la tabla del cuatro. Si la señorita de plástica pide las témperas, Nacho no sólo no las lleva sino que tampoco recuerda que ese día tiene plástica.


   En casa también suceden cosas. Una barrida de patineta desde la puerta de calle hasta la cocina, pasando por encima de la alfombra, pelando plantas y llegando a destino en un estruendoso golpe contra el lavarropas.

  Una tarde de sábado la mamá de Nacho desea hacer unas compras y él no quiere acompañarla. Prefiere quedarse jugando con la computadora, o ir a la plaza a pelotear. Hacer cualquier otra cosa.

  • Dale, Nacho que vamos a comprar unas cosas.

  • ¡Andá vos! 

“Vamos Ignacio, (la mamá lo llama así cuando pierde la paciencia), sabés que no me gusta que estés tanto tiempo jugando frente a la computadora”. Y los berrinches comienzan a tomar forma de figuras de humo  con gritos, portazos y hermanos tapándose los oídos.



 Son esos momentos donde el protegido del ángel se sienta solo y como una tortuga, esconde la cabeza dentro de su caparazón para que nadie lo mire. La soledad lo invade, salvo por la presencia de Pancho, el perro salchicha de la familia, que lo lengüetea y salta a su alrededor, le desata los cordones y ladra.  


Finalmente, ni la mamá fue a comprar, ni Nacho jugó con la computadora.

Después lo de siempre: Hora de la tarea: retos, penitencia y revoleo de cuadernos y cartuchera.

Al lunes siguiente:

  • Son las tres, andá a natación.

  • Ufa, de nuevo a natación- contesta Nacho y demora.

Pancho lo acompaña y espera sentado como una esfinge tostada en el portón. 

Apenas llega, el profesor lo reta porque no tiene las antiparras y por la tardanza. No puede explicarle que su demora se debe a que como siempre “él pierde o las antiparras o las ojotas y hasta el toallón”. Al terminar la clase, ya todos cambiados para irse, Nacho sigue con la malla y las ojotas puestas. Entonces la tentación fue más fuerte y se tiró como estaba. Al escuchar el silbato comprende la que se venía.

  • ¿Por qué este chico no piensa antes de actuar? , se pregunta el ángel rascándose la cabeza afligido.

A los días, su maestra le pide el cuaderno de comunicados. Nacho la observa escribir rápido y seria.

  •  ¿Qué habré hecho esta vez?

¿Lo habrá acusado Martina que él ayer estuvo pescando en la fuente del patio del colegio con la caña que se inventó con la birome, un hilo y un clips como anzuelo? ¡Qué exageración! Piensa Nacho. Le devuelven el cuaderno y lo guarda rápido en la mochila. Seguro es una cita para su mamá. Dicho y hecho. Cuando su mamá le pregunta para qué tengo que ir a hablar con tu maestra, responde:

  • No sé.

Para Nacho es más fácil creer que era malo. Se siente triste y no quiere volver a la escuela ni a su casa, salvo por Pancho que sentado sobre sus patas traseras y su mejor semblante siempre está para consolarlo.

Ese día ve a su mamá que lo busca a natación (sin Pancho), algo que le parece raro.

  • ¿Y qué quiere la Seño ahoraaaa?

  • Mientras tomás la leche, te cuento. 

Tu maestra está preocupada por vos. Dijo que siempre estás en la luna y que tu comportamiento no es adecuado, tampoco tus notas…

  • ¿qué será adecuado?...

Menos mal, piensa Nacho aliviado, que Martina no contó nada sobre su caña de pescar.

  • Yo le dije que te vamos a llevar a tu pediatra porque en casa también te vemos así en casa- explica su mamá-

Nacho se enoja.  ¿Por qué le dice a la maestra que lo va a llevar al médico?

  • Yo estoy sano, no tengo fiebre ni me duele la panza.

  • Bueno, pero…

  • No voy a ir al doctor- gritó Nacho- y corre al patio tapándose las orejas y Pancho por detrás ladrando y tratando de desatarle los cordones de las zapatillas.

Al martes siguiente fueron a la doctora Carolina. Primero conversó con la mamá y luego con Nacho.

  • ¡Hola Igna!, ¿te puedo llamar así?  Pasá y sentáte.

A Nacho le sonó raro pero asintió con la cabeza.

  • ¿Qué cosas lindas te gustaría contarme?

  • Tengo un perro, se llama Pancho. Él me quiere.

  • ¡Ah!, yo también tengo un perro, se llama Zeus.  Contáme cómo se llaman tus amigos.

  • - Joel y Alexis van a la escuela conmigo Y El Santi es de la cuadra de mi casa.

  • ¿A qué juegan con tus amigos de la escuela?

  • A las figus. Queremos jugar a la pelota pero no nos dejan.

  • Uy, qué pena, ¿qué hacés en la escuela?

  • Nada. Me aburro y la seño me manda con la directora que encima es re gritona. 

  • ¿Hay alguien más que grite como la directora?

  • Uff, sí, mi mamá y mi hermana Juli. Y mi papá grita los goles de Belgrano.

  • ¿Te parece que juguemos a la Carrera del Queso?

  • De una. Pero si tenés otro juego mejor, porque a ese no lo conozco.  

Luego con los siguientes encuentros hablan más .Nacho se anima a contarle sus problemas, lo mal que se siente en el colegio y en su casa. La doctora Carolina sabe comprenderlo y aprende a conocerlo después de hacerle más preguntas y pruebas.

  • ¿Se dan cuenta? Algo le pasa a este chico!!!!- exclama el ángel.

  • Le explican que su cerebro funciona diferente, que a muchos chicos les pasa eso, que es muy inteligente y que con la ayuda de todos y su esfuerzo saldrá adelante.

  • Por supuesto!!! Confirma el ángel orgulloso y contento.

Donde se siente como pez en el agua es en las horas de Educación Física.

Le encanta jugar con la pelota, cosa que hace muy bien y por esa razón el profesor le aconseja a la mamá de Nacho que lo lleve a un club a realizar algún deporte porque tiene aptitudes, aunque le cueste aceptar reglas, se  distraiga y abandone el juego a la mitad. 

   En varias oportunidades, Nacho mira de a ratos los partidos de vóley en la televisión y siente interés por ese deporte. Averiguan y llegan al Comedor Universitario, donde se enseña vóley por el Tucu Juárez. Éste es el técnico. Un flaco gigantón, con ojos bonachones, de voz ronca que se gana la simpatía del chico.

Donde se encuentran los alumnos del famoso técnico para entrenar es un lugar naturalmente rodeado de álamos que envuelven el edificio con anchos vidrios, que sirve de comedor para los universitarios. 



El ángel entra con Nacho al edificio. Sólo le faltan las rodilleras y un short negro para estar a la par de su protegido. Allí está Lautaro, Fede, Franco, chicos como él que quieren aprender un deporte. Con cada encuentro Nacho se siente mejor que nunca. El técnico le habla directamente a los ojos, lo escucha, lo ayuda a estar más atento y cuando lo nombra es para destacar el buen saque de pelota que hizo, porque Nacho es zurdo.

   En algunas oportunidades durante los entrenamientos Nacho se molesta y a mitad de juego se va o dice malas palabras. El técnico obviamente lo saca del juego, con firmeza, pero sin dejar de enseñarle que debe controlarse, pensar y tener en cuenta que todo buen deportista debe mostrar una conducta acorde a las reglas.

  • Tiene razón el ángel del técnico. El Tucu, es la persona ideal para ayudar a mi protegido. Hacemos un buen equipo—se jacta el ángel con sus ingeniosas estrategias.

   Cierto día en un entrenamiento de vóley, haciendo algunos pases en un tiempo de recreo, Nacho rompe con la pelota uno de los vidrios del edificio donde entrenan. Obviamente, el técnico les había advertido que practicaran en otro lado y no allí.

  • UHMMMMMM otra vez en problemas…se aflige el ángel--- pero esta vez va a ser una lección diferente para Nacho, asegura.

   Nacho espera que su técnico comience a gritar, seguramente lo expulsa y no le cree que no lo hace a propósito y de repente siente ganas de correr y correr, porque no quiere pasar otra vez por las situaciones a las que está acostumbrado (antes de ir a la doctora Carolina) donde él es como la mosca en la leche, siempre distinto, el salvaje. Esos malos recuerdos le causan mucha angustia y sale corriendo fuera del edificio. Todo esto lo piensa en segundos y casi ni siquiera el ángel, que no le pierde pisada, puede darse cuenta de todo lo que Nacho piensa, tan sólo en un instante.

  • Voy a entrar en acción—dijo el ángel, mientras emprende el vuelo vaya a saber dónde.

Tucu, el técnico, termina la clase y sale fuera del edificio. Intuye dónde encontrar a Nacho (en realidad el ángel lo guía). Da algunas vueltas y lo halla bajo un árbol, sentado con su acostumbrada posición de tortuga.

  • Nachoooooo!!!! Lo nombra con energía, pero sin gritar.

El chico ni se mueve, parece estar en el fondo de un pozo.

  • Nacho, vos sabés muy bien cuánto te quiero y creo en vos. Miráme cuando te hablo.

Lentamente Nacho levanta la mirada, pero desafiante, como si tuviera que probar que él es más fuerte y de esa manera demostrar que no le duele todo lo que él cree que se viene.

- Ay Nacho, cómo te equivocás esta vez… dijo bajito el ángel que conoce todo desde un comienzo.

-NO ES MALO ROMPER UN VIDRIO, PUEDE SER UN ACCIDENTE. Lo malo es cuando ocurren las cosas porque no escuchamos las advertencias.

- No me importa , no- me- im-por-ta- na-da, ya sé que siempre me va a ir mal!!!!, grita Nacho rojo de bronca.

- Nachoooo, vos tenés una gran capacidad para jugar al vóley, pero dominarte depende de vos.

- Sí Nacho, depende de vos—afirma el ángel-

- Yo siempre soy el que rompe los vidrios, digo malas palabras, me meto en problemas, soy el peor y…y….

- Eso fue antes, Nacho. Es cierto. No podemos cambiar el pasado, pero podés sacarte ese rótulo de la frente, “EL PEOR”, con otras acciones donde debés aplicar, la paciencia, como la venís trabajando. Además no estás solo.

- Ajá- (gritó el ángel)

- Ahora escuchá, los sábados hay partidos y vos tenés que jugar...

   Pasaron varios meses desde el incidente del vidrio roto. Desde el colegio de Nacho citan a sus padres para hablar de los cambios positivos que observan en él.  En casa las cosas también mejoran de a poco.

   Una mañana camino al colegio Nacho le dijo a su mamá que él es el más feliz de la casa. (El ángel no deja de sonreír). Puede darse cuenta de que nadie es bueno en todo pero él puede serlo en lo que más le gusta y seguir trabajando en lo que todavía le cuesta.

Llega el gran sábado de la final de la Liga. La mañana está dispuesta para un juego extraordinario. El Comedor Universitario estalla. Gritos y canciones por ambos equipos.Minutos pasan y se acerca el inicio del partido. Mientras tanto los jugadores entrenan para el calentamiento. Pelotas al aire, el sonido de los que andan trotando y otros jugadores que hablan con sus técnicos.

Suena el silbato. 

Silencio.

  Comienza el partido y el latido de los corazones de los espectadores crece, y las sonrisas brillan en las gradas por la alegría de las familias que van a ver el partido.El técnico ocupa su lugar en el banco junto a los suplentes y Pancho, la mascota del Equipo, con la camiseta puesta en los brazos de Juli, desde las gradas.  La pelota se mueve con mucha rapidez. 

La transpiración empieza a relucir y se nota que puede llegar a ser un gran partido.

El marcador va 3-5 a favor del equipo contrario. Un poco aturdido se siente el equipo del Comedor Universitario, ya que se tenían confianza.

   Mientras la esperanza se apaga, el punto del central contrario les indicó que perdieron el primer set. El Tucu Juarez pide tiempo para hablar con su equipo y cambiar las estrategias. Comienza el segundo set. El público, gritando “uh uh uh”. De repente suena un grito que aturde a todos: ¡Falta! “doble golpe” del defensor (número 2) “Nacho”, punto para el rival. La gente de la tribuna critica al árbitro. 

   A Nacho le crece la angustia y el sudor le recorre la cara. Toma la pelota y la pasa por debajo de la red. Vuelve a su posición.   El público los alienta, en las buenas y en las malas. La presión sigue al ver el marcador 10-12. Se reanuda el partido. Otro grito, silbato.

  • ¡FALTA! - Nacho saltó a rematar cayendo cerca de la línea sin pisarla. Esta vez, el árbitro se equivocó.

  • INJUSTICIA, no pisó la línea. ¡Ponete los lentes!, grita el ángel enardecido.

Nacho apretando los puños y mirando a sus compañeros controla la bronca y sigue jugando.

  • Ojo, ojo!, -advierte el técnico.

Viene un rebote y el número dos, Nacho, golpea con su zurda define el partido.

-¡Punto!- Gritan.

Termina el tercer set y el equipo del Comedor Universitario resulta ganador. 

   Los jugadores de ambos equipos se saludan y retiran. Las familias gritan a coro. Pancho corre desaforado alrededor de los jugadores, queriendo desatarles los cordones de las zapatillas. Nacho y el Tucu Juárez intercambian miradas que solo ellos comprenden.

¿Qué hubiera sucedido sin el ángel? ¿Nacho hubiera podido lograr el gran aprendizaje sin la guía y el cuidado de él? No lo podemos saber. Es mejor así.

  • Son los logros de Nacho—exclama el ángel orgulloso.


Silvia Andrea Lachaise


Narradores y Cuentacuentos: Entrevista a la Narradora "Seño Norma"

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