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miércoles, 27 de noviembre de 2019

ENTREVISTA A LA ESCRITORA DOMINICANA LEIBIG NG


Los senderos de nuestro Hormiguero se van agrandando, se extienden y comienzan a crecer, y en este crecimiento nos encontramos que en esta tierra de latinoamérica y el caribe son muchos y muchas las hormiguitas que comparten esa pasión por la creación, por la palabra compartida.

 Son Hacedores de libros, de puentes que se extienden y se arman de sentimientos y palabras para pensar, reflexionar, entretener en el mundo maravilloso y diverso de nuestra LIJ. 

 Hoy el Hormiguero Lector se complace en presentar a una nueva amiga, que desde República Dominicana nos trae su pensamiento y nos abre las puertas de su corazón... para seguir caminando juntos: hablamos de la escritora LEIBIG NG. APLAUSOS... y gracias.


—¿Por qué se te ocurrió ser escritora? 

Para probar que el cofre de palabras en mi interior podía ser descifrado por otros.


—¿Se puede decidir ser escritora, o se nace? 

Es una decisión que se enfrenta con disciplina. Hay que domar el potro de los impulsos. De hecho, pocos trabajos salen a la primera. Aunque seguro que hay memoria, sensibilidad y ecos internos que ayudan a manejar el caudal interno, que me consta todos tenemos.


—¿Cuando escribís, dejás volar siempre tu imaginación o mirás la realidad? 



Las dos cosas. Dejo que fluya un poco al azar y voy conduciendo hacia lo que deseo.


—¿De qué trabajaste antes de dedicarte a ser escritor?

Como editora y como publicista.


—¿Cuál fue el libro que más te gustó escribir?



“¿Tú entendiste? porque yo no”, Barco de Vapor, serie blanca.



Se habla mucho de la lectura y la escuela, ¿cómo es la relación dentro de la escuela en REPÚBLICA DOMINICANA? ¿Cómo te gustaría que fuera la escuela de hoy para los niños?
Para nuestra tristeza, las excepciones son las que satisfacen. Maestras entusiastas que gestionan, animan y alientan. Creo que nadie puede dar lo que no tiene, y los maestros que no viven la literatura, son incapaces de transmitirla. ¡De lo que se pierden! Yo creo que con literatura hasta la física se hace más fácil de entender. Pienso que no es casual que Jesús enseñara a través de parábolas, que al fin y al cabo son historias.

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—¿Sos muy sensible, como tus personajes? Sí, lo soy. Me encanta derramar lágrimas.


—¿Qué te hizo ser así? La ñoñería. Ser la tercera de ocho hermanos; y que llegué a los 7 años antes de que mi madre tuviera la siguiente camada de cinco más. Soy una mezcla de benjamina y relleno de emparedado. Siempre luchando por la justicia.


—¿Cómo ves la literatura infantil y juvenil en tu país REPÚBLICA DOMINICANA? ¿Y en Latinoamérica? Vos recorriste y viviste en varios países latinoamericanos.

La literatura infantil y juvenil dominicana es cada vez más rica y emocionante. Estamos viviendo un grandioso despertar a lo universal desde lo particular. ¡Todo por hacer!

La literatura infantil y juvenil de Latinoamérica es la más prometedora porque está llena de lugares por explorar, de leyendas, de costumbres, de joyas enterradas por descubrir. Es como la fusión de los chef para dar platos gourmets: un sabor de aquí, un ingrediente de allá… ¡Tarán! El plato fuerte de una obra genial.

He vivido un poquito en Puerto Rico y lo amo. He visitado Cuba y tengo muchos amigos a quienes admiro por su formación y apertura a la cultura. De la mano de un cubano, Enrique Pérez Díaz, gran escritor y gestor, conocí a los grandes autores de Europa y supe que Literatura hay una sola, pero que la llamada “infantil”, o dirigida a  los menores, es la más importante de todas.




—Si un niño o niña quiere ser escritor, ¿qué tiene que hacer? Leer autores que le gusten. Visitar todas las librerías. Hacerse aconsejar de los que escriben e ir construyendo su propio cuento con lo que aprende.



—¿Crees que la literatura debe ser estremecedora, conmovedora, molesta o indomable?  ¿Por qué? La infancia está inmersa en nuestra vida diaria convulsa. Por más que querramos “proteger” a los niños, siempre tienen contacto con noticias angustiantes o sucesos trágicos. Hay un amarillismo o morbo en todos los tiempos para meter a la gente en miedo. Crisis económicas, guerras, epidemias, catástrofes… Todo esto llega de diversa manera y la literatura, los video juegos, los films, hace tiempo que lo están difundiendo. Enseñarles lo que es ficción, siempre deja la posibilidad del “puede ser”. Lo que la literatura transmite son historias con emociones. Sin emociones, las lecturas son planas y para nada memorables.

















Eduardo Raúl Burattini

2 comentarios:

  1. Agradecida y honrada de aparecer en tan importante blog. Toda mi admiración y afecto.

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    1. Bienvenida al Hormiguero, y los agradecidos nosotros todos nosotros por tu labor y compromiso con la LIJ.

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