Una biografía gótica
por
María Cristina Alonso
Así como James
Boswell, para escribir la biografía de Samuel Johnson, partió de la
correspondencia, de los testimonios orales, de la frecuentación directa
puntillosa y obsesiva del biografiado, fundando la biografía moderna como
género, Laura Ramos arma en su libro Infernales
(Taurus, 2018) -con la misma obsesiva indagación en anteriores biografías, en
relatos de viajes al corazón de Haworth y en lecturas meticulosas de las obras
ficcionales- las fantasmales y productivas vidas de los hermanos Brontë.
Hay mucho
de novelista en un biógrafo que crea un mundo y debe poblarlo alrededor de sus
personajes, con la diferencia de que la biografía exige basarse en testimonios
más o menos fiables.
Laura Ramos
nos lleva con su libro de viaje a la región de Yorkshire en la primera mitad
del siglo XIX y nos deja instalados en un páramo cruzado por los vientos que da,
entre sus mejores frutos, escritores. Y
no cualquier escritor, tres novelistas formidables que encendieron la
curiosidad y despertaron devociones en los lectores de todas las épocas, y un
poeta que hubiera sido brillante si el opio, los amores desdichados, el alcohol
y la decisión de sus hermanas de ignorarlo, no lo hubieran casi borrado de la
historia. Tales son las vidas de Charlotte, Emily, Anne y Bradwell Brontë.
La
reconstrucción del mundo Brontë no puede ser más minuciosa, y a la vez
fascinante. Tiene la virtud de incitar al lector que se inicia en la
reconstrucción de esa factoría donde se forjaron novelas inolvidables como Jane Eyre y Cumbres borrascosas, a completar el repertorio de ficciones que
estas inglesas de Yorkshire legaron a la humanidad. Biografía, entonces, que no
sólo reelabora los pensamientos de estos escritores e imagina opciones de ese
pasado cuando era presente, sino que nos insta a releer sus textos.
En Infernales
encontramos la explicación y el origen de una de las literaturas más potentes
del siglo XIX. Desde los juguetes que inspiraron los primeros textos literarios
de los hermanos, como la caja de soldaditos de madera que el padre les llevó de
Leeds, pasando por la literatura edificante que se leían en las escuelas para
hijos de clérigos pobres a las que asistían. Cuentos poblados de niños
sufrientes que mantenían la fe pese a las adversidades como los que integraban El amigo
de los niños del reverendo Wilson. Y los fantasmas que escapaban de los
cuentos que Tabby, la cocinera, les contaba junto al fuego hasta el clima
melancólico del cementerio junto a la rectoría donde vivieron, los efluvios de
El Toro negro, la taberna sobre cuyo mostrador Brandwell escribió algunos
versos, y el otro fantasma inevitable, el de las enfermedades que fueron diezmando
a la familia impiadosamente.
¿Qué tiene
de nuevo este libro sobre unas escritoras bastamente visitadas por biografías y
películas? La autora sobre el final nos comparte su plan de trabajo. “Me apropiaría de todas las investigaciones
hechas hasta el momento, haría la ruta Brontë británica, la irlandesa y la
belga, pero también abrevaría en las fuentes desacreditadas chismes, videntes,
farmacéuticos, borrachos, fantasmas, la cuñada del guardia.”
Sobre el
final de Infernales, Laura Ramos nos
cuenta el origen de esta obsesión Brontë, de “su trauma” como ella misma lo
denomina, que le llevó diez años de investigación y escritura. El
descubrimiento de Jane Eyre en la
edición española titulada Juana Eyre de
Carlota Brontë, hallada en el banco de la iglesia del colegio donde estaba
pupila una vecina. Libro cuya lectura le borró el mundo hasta que las monjas la
rescataron, y el incumplido deseo del
padre, Abelardo Ramos, de que su hija visitara el Museo Británico para ver el escritorio de Carlos Marx. Ella,
en su lugar, se fue a Haworth, a casa de las hermanas Brontë.
Y lo nuevo
que trae este libro es el rescate del hermano ignorado, despejando la leyenda
maldita de Patrick Brandwell Brönte, un romántico poeta
cultísimo que escribió poemas en prosa y fue el primero de los hermanos
editados.
También
devela aspectos de las tres hermanas que comenzaron a publicar bajo seudónimos,
como Curren, Ellis y Acton Bell desmintiendo la imagen de solitarias muchachas
virginales perdidas en un páramo escribiendo novelas. Nos presenta a Charlotte,
Emily y Anne como mujeres cultas, que viajaron, que se educaron en Bruselas, como
Charlote y Emily, que se
enamoraron, (Charlotte de dos hombres
casados), que fueron egoístas con su hermano cuando decidieron utilizar la
herencia de la tía muerta para financiar sus obras, que despreciaban el único
trabajo que las mujeres cultas y pobres podían hacer, el ser institutrices y
gobernantas, y que abandonaron sus sueños modestos de crear una escuela para
convertirse en escritoras profesionales.
Laura Ramos
nos revela la génesis de estas escritoras que fueron feministas cuando nadie
tenía conciencia de la igualdad de género, que decidieron no casarse y hacerse
cargo de sus vidas, que escribieron una obra que limita con las pasiones
humanas más salvajes, más tenebrosas. Los tiempos en que siendo niñas
escribieron pequeños libros en retazos de papeles contando historias de mundos
como la Confederación de la ciudad de Cristal, Angrial o Gondal, y los poemas
escritos a la luz de las velas mientras pelaban papas.
Infernales es una biografía gótica que se propone deconstruir el mito
Brontë con una escena fundante. La noche en que Charlotte y Emily se presentan
ante George Smith, de la librería y editorial Smith & Elder, en Londres,
para dejar en claro que ellas eran las autoras de las famosas novelas firmadas
con los seudónimos de Currel, Ellis y Acton Bell. “Somos tres hermanas”,
dijeron al editor y terminaron en la ópera donde daban El barbero de Sevilla. Capítulo introductorio que concluye con los puntos suspensivos con
que la autora invita al lector a visitar los páramos de Yorkshire y no
abandonarlos más hasta la última página.
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