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domingo, 1 de septiembre de 2019

Libreros y librerías. Tierra de lectores


 Entrevista a Silvina Rodríguez de la Librería "Tierra de lectores"


Continuamos con el recorrido por los diferentes caminos que nos llevan al encuentro de la LIJ, y uno de estos caminos tiene como destino el palpitar de las LIBRERÍAS, en este caso visitamos la LIBRERÍA "TIERRA DE LIBROS", una organización de puertas a adentro, que gracias al compromiso de su Hacedora Silvina Rodriguez, sale a recorrer instituciones educativas, sociales y culturales llevando la carga maravillosa de libros, propuestas lectoras, ferias del libro y muchas cosas más... Una librería muy particular. que además, organiza veladas, presentaciones de libros en un cálido "Living",  que alimenta las ansias de lectura de la zona norte del conurbano.



¿Cómo nació Librería TIERRA DE LIBROS? ¿Cómo decidió apostar por una librería de este tipo? Cuéntenos la historia.
En realidad empezamos con una amiga con la idea de una librería de nicho, no sabíamos bien si infantil o no, allá por fines del 2003. En abril de 2004 surgió la oportunidad de poner una especie de rincón en una pulpería para turistas y así arrancó “Hojas gauchas”, en Entre Ríos y Garay en CABA. Nos especializábamos en libros para el turismo que nos visitaba, con material bilingüe, incluída Mafalda…
Este proyecto no prosperó y buscando un local en Zona Norte que era donde ambas vivíamos ya para fines de 2004, apareció un local “doble piso” muy cerca de la estación de Acassuso. Ahí decidimos armar una librería genérica con bastante énfasis en lo infantil y juvenil, así que el 22 de diciembre estrenamos “Tierra de Libros”, con la idea ya en el inicio de ofrecer actividades culturales para todas las edades en el primer nivel, lo cual sostuvimos durante los seis años en que estuvimos ahí.
¿Cuál es el fondo con el que trabajás, referido a cantidades? ¿Qué temáticas manejás a la hora de elegir comprar  y de vender libros?
En general, el material que tengo consignado es del que más stock manejo, cuando hago compras es algo puntual que me piden o me interesa tener, ya sea porque daremos un taller sobre el autor o nos visitará o tenemos un evento temático en el Living y se hace necesario tener varios ejemplares. Trabajo con ficción preferentemente de autores argentinos o de habla hispana (todos los géneros, narrativa, poesía o teatro), no me gustan mucho las traducciones pero obviamente busco las que me parece que hacen menos ruido a nuestra oreja rioplatense.
Como también hago ferias para escuelas, tengo una gran variedad tanto de temática como de editoriales, prefiero las independientes y pequeñas a los grandes monstruos, siempre elijo lo que a mí me conmueve.



¿Qué haces con los fondos usados que tras un largo período de tiempo no han tenido salida en el mercado?
En algunos casos tratamos de venderlos por alguna plataforma tipo Mercado Libre, resignando algo de margen, en otros donamos a una ONG de promoción de lectura con la que trabajamos hace más de diez años, muchos libros aun cuando no tienen salida, tienen un lugar en las estanterías, nunca se sabe cuándo puede aparecer el lector indicado.
¿Qué público sueles tener en la librería? ¿Qué es la cosa más rara que te han pedido como librero? ¿Cuál es el libro al que más cariño le tomaste y que siempre le estas recomendando  a tus  lectores/compradores?
Nuestro público es ciertamente variopinto, pero tal vez haya dos franjas etarias: los de menos de doce y los de más de sesenta y cinco, los que más consumen. En quince años en este métier creo que lo más raro que me pasa en temporada de textos es cuando un cliente desesperado por no encontrar el libro que le piden a su hijo me reclama: “Es uno azul, con una franja, el de Sociales”. Sin más datos. Difícil búsqueda.
Complicado elegir uno, le tengo mucho cariño a muchos, suelo recomendar lo que leo, que suele ser mucho, de un mismo autor, por ejemplo María Rosa Lojo y María Teresa Andruetto.

¿Cómo ves el futuro de las librerías? ¿Sigue siendo la profesión de librero/a imprescindible? ¿Qué aprende el librero de los lectores? Y según tu experiencia ¿Qué debe darles?
En estos quince años vi una transformación del espacio, de hecho me rearmé una librería “puertas adentro” en el living de casa, algo que en 2004 era casi una utopía. Creo que la cuestión de poder asesorar, recomendar, tener conocimientos del material son condiciones que hacen que los lectores nos busquen. También es cierto que las mejores recomendaciones que he recibido ha sido de clientes muy lectores, recuerdo una mamá del Colegio Franco Argentino que me hizo conocer a Amélie Nothombe y me prestó (en francés) la primera novela que leí de ella. Es ida y vuelta. Para mí es muy importante conocer a la gente, saber qué les gusta y recordar lo que se llevaron antes.
¿Qué crees que tiene un librero que no tiene un bibliotecario?
Considero que son actividades diferentes, los bibliotecarios que conozco y con los que trabajo hace años son excelentes lectores, conocedores del material que tienen y muchas veces ávidos de conocer más, pero están dedicados también a mantener el material en orden, administrar los préstamos, en algunos aspectos es una tarea más técnica, aun cuando algunos son excelentes promotores de lectura.
Para mi ser librero es una parte constitutiva, esencial. Pienso y se me vienen siempre referencias, citas, autores. A veces estoy en la librería de otro y ya me estoy por poner a recomendar, o veo que no sabén cómo buscar los libros y yo ya lo estoy viendo, por editorial, por orden alfabético, una especie de archivo mental que ejercito todo el tiempo.
Por supuesto, el tema comercial no es menor, los bibliotecarios no están pensando en precios o ventas cuando recomiendan, el librero tiene que tener en cuenta qué puede pasar con el bolsillo de quien viene a comprar.
¿Son las bibliotecas buenos clientes para las librerías o por el contrario deberían interesarse aún más, ya que en ellas pueden encontrar algunos títulos no disponibles en su fondo bibliográfico?
En general las bibliotecas pueden ser muy buenos clientes para las librerías, es importante que renueven el material que tienen al menos una vez por año, en las ferias nuestro acuerdo es ese, un porcentaje de lo que se vende vuelve a ellos en libros que eligen de entre los que están disponibles y es una muy buena oportunidad para obtener libros de reciente aparición.



Estamos viviendo momento de crisis y según muchos, una persecución a la cultura. ¿Cómo la ves desde tu posición de librero y cómo crees que se podría ayudar al mundo cultural? ¿Cree que la crisis le ha afectado del mismo modo a las librerías, que al mundo editorial?
Estamos viviendo un momento de crisis, y son tiempos difíciles. Desde mi librería tratamos de dar opciones a la gente, en cuanto a precio sobre todo, sin desmerecer la calidad (ediciones de bolsillo, libros de tapa blanda en vez de dura, nacionales en vez de importados), sobre todo cuando vienen a elegir para regalos. Tratamos de dar opciones. Seguir con las actividades. Las librerías son el último eslabón de la cadena y posiblemente el más débil, las editoriales chicas que no están sobredimensionadas y están muy encima de las ventas creo que tienen más posibilidades de mantenerse. El tema de los costos es una variable muy importante y si hay que pagar un alquiler realmente se hace cuesta arriba. Siempre espero que la situación mejore y que en algún momento las cosas se estabilicen.
Muchas gracias,  por compartir con nuestros lectores tu experiencia e impresiones. Un saludo y ¡mucha suerte con TIERRA DE LIBROS…!!!

@ Eduardo Raúl Burattini

2 comentarios:

  1. El living de Olivos es un Paraíso para los amantes, no solo de la lectura, sino de distintas manifestaciones artísticas como el teatro, la narración y el canto. Su anfitriona, Silvina Rodríguez, le da la calidez necesaria para que, quien conoce el lugar, quede prendado, lo recomiende y quiera volver una y otra vez.

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  2. El living de Olivos es un lugar mágico, donde se dan cita todas las expresiones del arte, gracias a la infatigable y apasionada gestora de esto. Gracias Silvina por abrir este espacio de cultura en zona norte. Y como dice Margolit, ir es querer volver

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