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sábado, 7 de septiembre de 2019

Entrevistas:María Alicia Esaín, narradora y escritora (Alibruji)









-¿Cómo y cuándo descubriste que tu destino estaba ligado a la transmisión de la cultura a través de la oralidad?

Hace muchos años, di una clase que observaron las autoridades de la escuela donde trabajaba en ese momento, personajes muy particulares. Comencé con una fábula y como con conmiseración, acotaron: ”La clase, muy buena. Ella, una narradora” (Me dije por dentro que lo que había hecho seguro que servía. Y de ahí en más lo comprobé. Cada jornada fue iniciada con una breve narración sobre el tema a encarar. Mis alumnos, tan encantados que aún hoy lo recuerdan.) Cuando me jubilé, arranqué con visitas a las escuelas para hacer eso que era tan lindo y que tantos años después, se apreciaba realmente. Mis colegas-muchas de las cuales habían sido mis alumnas-me apoyaron con todo. ¡Había encontrado mi lugar en el mundo!

¿Con quién aprendiste a narrar?

Fui a los talleres de María Héguiz, que me impulsó y me animó con mucha fuerza. Su estímulo y su confianza fueron fundamentales. Asistí a cuantos encuentros de narración pude. También tuve el apoyo amoroso de María Fernanda Gutiérrez y su “Caminando Cuentos” y mucha, mucha práctica en cuanto ámbito se me presentó. En mi pueblo fui y soy invitada continuamente a presentar mis cuentos y juegos.


¿Narrás para niños y adultos? En caso afirmativo ¿Cuál es la diferencia?

Narro para todos. Es cuestión de seleccionar bien el repertorio. No hay diferencia. Es más difícil, quizás, con los chiquitos. Si a uno le ha tocado la magia de la voz y la palabra en el reparto, narrar es una tarea espléndida. Ver las caras y las miradas de los espectadores,  es una recompensa que llena el corazón y ayuda a mejorar.




¿Tu principal defecto? ¿Tu mayor virtud? (como narradora)

A veces me apuro demasiado y no dejo que la magia surta todo su efecto. Pero si me tranquilizo y me dejo llevar, sé  que  atrapo a los oyentes y no los dejo escapar.

¿Cómo seleccionas tu repertorio?

Me gustan ciertos autores, aunque estén olvidados, pero que tienen humor. Busco relatos tradicionales para el “miedito” o la reflexión…Pruebo y veo. En general, tengo un conjunto de relatos que resultan “infalibles”, generalmente, y otros que voy incorporando.

-¿Qué historias no debería desconocer ningún niño?

Todos aquellos que apelen a su esencia de fantasía, picardía y dulzura. Los chicos son como esponjas y responden cuando uno trata de entrar en su mundo. Cuentos tradicionales o de grandes autores pero que tengan el encanto de encender sus miradas.





¿Cuál fue el primer cuento que narraste en público?

“El sapo torcido” de María Granata. Un “hit”

Te convocan frecuentemente a realizar narraciones en las escuelas ¿Qué le piden los maestros a un espectáculo de narración? ¿Qué valorizan los chicos?
Los maestros me reciben con confianza en lo que les llevo, los chicos  quieren humor, terror y fantasía. Me ha pasado de contar hasta diez cuentos y que me pidieran más…

-¿Cómo describirías el panorama actual de la narración oral en   Argentina?

Estoy muy enfocada en lo local debido a mi situación familiar particular. Veo que la narración oral en Argentina es fuerte y que se acrecienta cada vez más con figuras espectaculares y generosas.

-¿Se puede vivir en nuestro país siendo cuentacuentos?


No lo sé. Mi tarea es voluntaria y por ello fui incorporada muy tempranamente (2004 ó 2005) a la Fundación Mempo Giardinelli y su proyecto de “Abuelas Cuentacuentos”. Lo introduje en mi pueblo, así como la Maratón de Lectura. Colaboré, asimismo, en el enfoque inicial de “Cuentos con cuentas” de la Olimpíada Matemática Argentina. Actualmente, semi retirada por el problema citado en la respuesta anterior.


-¿Qué público te demanda mayor esfuerzo a la hora de narrar? ¿El público infantil o el público adulto?

Siempre es más difícil el público infantil, pero es más sincera y rápida su evaluación. De todos modos, no me puedo quejar para nada. Soy muy agradecida con la oportunidad que me da la vida de “dar de leer” como quien alimenta con un pan de cultura y amor. Al menos, ése ha sido mi propósito. ¡Muy feliz de ser una narradora, una “sorgiña”* vasca que guarda y reparte las historias de su patria y de su gente!

*bruja. Las brujas vascas son las depositarias de los saberes de su pueblo y  de  los remedios para el cuerpo y para el alma.



@ Eduardo Raúl Burattini

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