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martes, 10 de septiembre de 2019

Libreros y librerías: Patio interno Libros


El patio interno de Federico y Florencia

por María Cristina Alonso


Una librería no surge porque sí, nace cuando se alinean los planetas, dice Federico Namavuel mientras repasa los títulos de los estantes de su reciente negocio. Patio interno fue pensada, soñada, buscada y ahora ofrece un interesantísimo catálogo de libros en la diagonal Jorge Bell de City Bell, La Plata.

Se inauguró en Julio pero ya es un lugar de referencia para quienes buscan libros que quizá no encuentren en otro lado. Federico Namavuel y Florencia Alconada decidieron, en medio de la crisis, abrir una librería a medida de sus sueños lectores.

Federico, arrellanado en uno de los cómodos sillones de la librería que invitan a la lectura recupera, para El hormiguero lector, el largo camino que recorrió para concretar su sueño.




¿Cómo surgió la idea de abrir una librería en medio de la crisis?

La idea nació hace mucho tiempo. Estudié derecho, soy abogado y casi inmediatamente empecé a trabajar en el Ministerio de Agricultura. De chico siempre me gustó escribir, tuve la pulsión de la escritura y de la lectura. No fui criado en un  hogar de lectores. Crecí con la televisión prendida veinticuatro horas al día, era la que marcaba el ritmo de la casa, esa televisión de los noventa, pero ahí no sé qué pasó con los libros, empecé a mirar los libros que estaban en las casas de mis amigos motivado por la curiosidad por saber. Llegaba a la casa de mis amigos y me iba directamente a sus bibliotecas. En casa había pocos libros, mi familia era lectora de verano y no tenía el hábito de charlar sobre literatura. Con el tiempo seguí escribiendo, nunca dejé de escribir y nunca dejé de prestarle atención a los libros. En 2007 empecé a escribir, invitado por un amigo, en un diario de rock que se llamaba El garaje. Era una publicación mensual que daba cuenta de los que pasaba en música en la ciudad de La Plata. En ese diario yo era el encargado de escribir las contratapas. Eso encendió una llama.

En 2009 comencé a trabajar en  Buenos Aires. El viaje de una hora y media desde City Bell era tedioso y, para aliviar ese tiempo, empecé a leer en los viajes, a entender que ese era un momento para la lectura. Tener tres o cuatro horas para leer en días de trabajo era maravilloso.

Así, cuenta Namavuel, comienza a acumular lecturas, encuentra libros que lo deslumbran como La conjura de los necios de  John Kennedy Toole.  Por ese camino se encuentra con Carver, con Puig.  Florencia, su mujer, estudiante de letras en ese entonces,  lo iba orientando. Crece su pasión por los libros y, aunque confiesa que le encantaba  trabajar en lo público, la estructura institucional lo afectaba y le hacía sentir que había otro camino. Piensa, entonces, en armar un proyecto que tuviera que ver con su pasión lectora. Esa librería en donde repasa los intentos frustrados, fue construyéndose, dice, mentalmente. La imaginaba mientras daba vueltas por City Bell y veía posibles locales.

Federico pensó convertirse en un editor artesanal, aprendió a hacer libros, experimentar técnicas artesanales de editar, pero sintió que no tenía la voluntad para estar cosiendo libros todas las semanas, que quería otra cosa.

Finalmente renunció al ministerio y encontró ese local inmejorable de la diagonal Jorge Bell, justo en su barrio de la infancia. Consiguió, además, un inversor y  se empezaron, dice Federico,  a alinear los planetas. Por eso, para los dos, concretar el proyecto de una librería en este momento era ideal a  pesar de la crisis. Es que no había otro momento, afirma, era ahora.

El nombre ya venía con historia. Federico cuenta que siempre hubo un patio interno en su vida, que muchas veces se sentaba a trabajar mirando un patio interno de su casa, y así también pensó llamar a la editorial no concretada. También el local lo tiene, por lo tanto los patios internos lo han seguido en este largo camino hasta ver realizado su sueño de la librería. Por eso el local tiene plantas y mucho verde.


¿Cómo elegís los libros?

La primera idea fue hacer una Librería solo con sellos independientes pero después comprendimos que debíamos respetar a cada lector, a cada lectora, por eso la  librería tiene una oferta muy amplia de precios, hay libros para todos. La idea es que aquí encuentre lo que vino a buscar o algo similar. Por eso nos abrimos a grandes proyectos editoriales. La curaduría de todos los catálogos la hice yo. Me pasé un mes mirando excels gigantes de 45000 títulos. Investigando, eligiendo, marcando. A muchos les gustan los libros que hay acá. A mí me gusta escribir y pensé: me voy a hacer una biblioteca para mí y para todos los que vengan. Tenemos libros de Anagrama, de Eterna Cadencia, de Lumen, de Seix  Barral, de Alfaguara, todo lo que a mí me gustaría ver en la librería.

La parte de niños está pensada por Florencia que es profesora en Letras, da clases en el secundario y participa en un proyecto educativo alternativo, Centro de Arte y Ciencia. Y además porque nos gustan los libros, libros álbum, los de Rebecca Dautremer, por ejemplo. Dijimos, vamos a darle mucho énfasis a la Literatura infantil, no sólo porque los libros son atractivos sino también por una  cuestión de sustentabilidad económica. Hoy los libros infantiles se están vendiendo mucho, algunos de ellos los compramos los adultos. Hicimos un taller con niños en vacaciones de invierno, cuatro encuentros.



¿Cuál es el libro más raro que tenés?

Los libros más raros son los libros artesanales que hace Eric Schierloh, creador de la editorial artesanal Barba de Abejas. Su taller es una mesa en dos metros cuadrados. Tiene una página completa en Internet. Ese es el próximo proyecto de Patio Interno, tener su propia editorial. 

¿Qué aprende un librero de los lectores que llegan al local?

-Mucho. Este es un lugar donde la gente se encuentro sin pudor hablando de lo que leyó y de lo que no leyó.
No sé ser librero, no vengo de una tradición librera, pero mi fortaleza es que soy un lector, que amo los libros, que tengo ganas de hablar de libros y estoy aprendiendo con cada lector. La experiencia de hablar de libros es algo que no sucede en la vida cotidiana. Queremos reivindicar a la librería como un espacio para compartir lecturas.
Los chicos del barrio vienen a la librería. Nos gustan los chicos, tenemos tres hijas. Los chicos vienen y abren los libros y no ejercemos vigilancia sobre los textos que sacan de los estantes, no queremos alejar a los chicos de los libros. En vacaciones de invierno venía una barrita de chicas de 8 a 10 años y pasaban horas leyendo. Me hacían compañía y además estaban entre libros y no en los jueguitos electrónicos. Era espectacular escucharlas conversar sobre  lo que leían.


Convencido de que cada lector traza sus propios caminos para desplazarse por los textos, Federico Navamuel y su esposa María Florencia Alconada pensaron y crearon  la librería Patio interno, un pequeño oasis,  un lugar cálido y amable en el corazón de City Bell.

4 comentarios:

  1. Muchas gracias por la nota María Cristina! Te esperamos en tu próxima visita a City Bell. Abrazos!

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  2. buen dia. quiero inscribirme para el cursillo de libro artesanal, de los dias de noviembre. gracias

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    Respuestas
    1. Tenés que comunicarte con la página de la librería: https://www.facebook.com/patiointerno.libros/

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