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miércoles, 1 de abril de 2020

Pensar la literatura infantil en nuestro presente histórico


                                                                                                            



                                                               por Adrián Ferrero



     Pensar la literatura infantil es cierto que es pensar en una cierta clase de discurso literario. Pero no menos cierto es que también es pensar, sobre todo, en el lugar que una determinada sociedad (por cierto muy diversas) asigna a infancia en su seno. Esta circunstancia nos pone frente numerosas variables y dilemas que resultan imposible abordar en un artículo breve. Pero sí señalaré algunas grandes tendencias.



     En primer lugar, y dada su peculiar psicología evolutiva, los niños deben enfrentarse a una serie de estímulos (que han sufrido un efecto de evidente aceleración en los últimos años) algunos de los cuales no están en condiciones de metabolizar de modo exitoso. Por otra parte, esos procesos involucran asimismo dimensiones éticas, políticas y sociales, además de psíquicas, que  pueden afectarlos indefinidamente hasta incluso devenir en algunos casos episodios de índole traumática.  De modo que la mediación y supervisión de familiares o bien de otras figuras allegadas responsables de la socialización secundaria, como docentes, amistades, niñeras, entre otros, resulta primordial. Así, tanto mensajes explícitos como implícitos serán más o menos evitables, neutralizados o bien se colaborará para una comprensión y prevención a tiempo de determinados males. No pretendo con esto decir que un niño permanecerá por completo ajeno a todo peligro, lo que resultaría no solo imposible sino hasta irresponsable de mi parte afirmar. Pero sí dispondrá de ciertas herramientas y recursos elementales (además de estar bajo custodia) para, en caso de verse afectado por ciertos fenómenos o estímulos abrumadores, detectarlos, avisar a los adultos y apartarlos si son nocivos y aciertan a percibir esa condición. En otros casos esa misión corresponderá a adultos capacitados. Estos fenómenos, por su condición por lo general seductora y atractiva, suelen captar su atención de inmediato. Pero también pueden ser fugaces o bien capturarlos. Los ponen en riesgo, como adelanté. No será exitosa en todos los casos la labor preventiva de los adultos. En algunas oportunidades sí será operativa y en otras irremediablemente pueden ocurrir episodios indeseables. Simplemente que, desde sus posibilidades, habrán hecho todo lo que estaba a su alcance para brindar al niño los elementos indispensables para velar por ellos desde su rol y eludir así consecuencias leves o severas.

     Pensar entonces la niñez, como dije, consiste en pensar en el lugar que una sociedad le otorga al infancia. Hay diferentes ámbitos en los que la niñez encuentra cobijo. La familia es uno de ellos. La escuela y otras instituciones formativas son otras. Los espacios recreativos (como los deportivos), son otros. En fin, menciono estos como los más sustantivos. Y me parece que la circunstancia más seria resulta ser que el niño no está en condiciones de tomar las decisiones que determinen su futuro (lo es obvio pero no deja de ser importante). Tampoco tendrá un pensamiento argumentativamente elaborado, abstracto y fundamentado similar al del adulto para asignar significados sociales a puntos de vista que sí lo son o bien tienen un poder persuasivo que habitualmente son impuestos. El niño está inerme frente a la acción y el pensamiento (en ocasiones astutos) de ciertos adultos. Esto, como mencioné, si bien resulta una obviedad, no deja de constituir una condición social esencialmente pasible de devenir lesiva. Desear incurrir en prácticas destructivas hacia un niño es una circunstancia que estimo no solo inadmisible sino en ocasiones directamente criminal. Favorece, entre muchas otras, luego las autodestructivas, e induce a posibles patologías de toda índole.

   
  La asimetría arriba citada cifra los términos dentro de los cuales se establecerá un vínculo. Y esos términos, mal planteados, pueden revestir resultados escandalosos. Los niños, como quien dice “están a merced” de los adultos en el plano de lo simbólico y en el plano de lo material, en el plano de lo físico. Para su formación como sujetos de cultura y para que se les suministre lo necesario para el orden de la supervivencia y el crecimiento que se realizará (nuevamente) de un modo que no elegirán. Los factores económicos y la formación cultural de una familia, será mayor o menor, según los casos. Los principios éticos que pongam en práctica e imparte, son relevantes.

     Y respecto de la asimetría entre adultos y niños, hay bastante para decir. Trae aparejadas varias otras que se impone analizar. En primer lugar, al no elegir, puede llegar incluso el caso de padecer efectos serios si las decisiones no han sido las acertadas y  saludables. Tampoco las que los realicen como personas Hasta los pueden perjudicar. En otro sentido, no son debidamente estimulados para alcanzar su máximo rendimiento cognitivo y físico. Pueden estar subalimentados, con lo que su sistema nervioso se vea afectado. Por último, puede que padezcan, dado el caso, toda clase de violencia, así como abusos en virtud de la arriba citada diferencia en la atribución de poder por edades, tanto intra como extra familiares.

     Ahora bien: ¿qué hacer desde la literatura en este contexto? ¿qué puede hacer la literatura (que es nuestro campo de competencia) frente a estos contextos de naturaleza compleja y, por lo visto, amenazante? En primer lugar procurar afrontarlos. A través del orden de la representación literaria hacerlo (habrá que ver cómo) según determinadas escenas propias de estos mismos contextos para introducir al niño en esas situaciones que lo ponen en riesgo. De ese modo contará con algunas pistas acerca del modo como procesarlas o, antes aún, identificarlas en el marco de ese proceso. Si un niño accede mediante representaciones literarias a fenómenos que vive o con los que convive está en condiciones de reconocerlos y, por lo tanto, de realizar procesos contraidentificatorios también desde la construcción del juicio para el rechazo de dichos estímulos o mensajes si ha sido debidamente educado. También esas representaciones pueden colaborar para que, en situaciones  de conflicto o incluso de riesgo, desde el plano de lo simbólico al menos, pueda disponer de recursos para, de modo resolutivo, afrontarlos. Reconocerse en una representación literaria especularmente puede reenviar a un determinado conflicto para rechazarlo si se presenta, para eludirlo. Así, desde la prevención, la literatura puede actuar concretamente. Reconocer un estado de cosas que le toca vivir tanto de deseable (gratificante), dato que lo potencia más aún, o indeseable, dato que lo obliga a actuar para la autopreservación, resulta vital. En este sentido, la literatura funciona como un espejo no sólo útil sino hasta esencial. Al tratarse de literatura, estamos frente a un discurso del orden de lo artístico, de lo connotativo y no de lo denotativo. Eso introduce variables tanto más ricas para pensar y repensar la realidad desde varios ángulos y puntos de vista, no solo de modo unívoco y lineal. Sino polisémico. No concluyentes sino abiertos. El mundo entonces, se abre a infinitas posibilidades y aun habiendo miedos o incluso pánicos, aun habiendo obstáculos, también habrá elementos de los cuales echar mano. Un universo de significados sociales dentro del cual también encontrar un espacio. Ese me parece un buen punto de partida para escribir. El reconocimiento desde la representación literaria de los peligros. Representar para identificar un objeto, una acción invasiva o a un sujeto cuya acción pueda afectarlos. Corresponde primero y antes de todo a los escritores y escritoras tomar consciencia de este estado de cosas y pensar estrategias para, desde la escritura, brindar su aporte a niños y jóvenes.



     Procuremos no reproducir esa pedagogía antipática de la que tanto nos ha costado salir gracias, en Argentina, a figuras como María Elena Walsh, Silvina Ocampo, Sara Gallardo, Javier Villafañe, Hugo Midón, entre otros grandes precursores y precursoras. Pero además de ello, de pensar las poéticas en primer lugar en términos de la excelencia, de hacerlo en términos de que no respondan a estereotipos, a clichés, a lugares comunes, a argumentos carentes de toda imaginación creativa pero desvinculada de los contextos de este presente histórico. Afrontemos el desafío de actualizar nuestros temas y nuestras tramas en función de todo lo que arriba expuse en lo referido al orden de lo referencial, pero sin descuidar la excelencia. El gran desafío, me parece, consiste en cómo, desde nuevos temas, desde nuevos paradigmas en el modo de concebir la ficción a partir de estas problemáticas, pensar la escritura creativa con sentido de perfeccionamiento pero también de vigencia. Y de la operatividad.

     Busquemos encontrar en los grandes autores y autoras esa mirada ejemplar que nos puede enriquecer, como un puente hacia la infancia también desde lo comunicativo, no solo desde la libertad creativa. En este momento está primando en el mundo el universo de las comunicaciones, sobre todo virtuales. De la videocultura y el mundo digital. La literatura, mediante un lenguaje accesible pero sin simplismos, sería bueno (me parece) buscara esta senda a partir de la cual sacudir al niño, al tiempo que él se reconozca en el marco del discurso literario pensándolo como un mensaje activo, atractivo y formativo y pensándose a sí mismo como un sujeto activo. En todas sus facetas el arte literario infantil sería la posibilidad infinita del orden de la invención y de la recreación y el espacio de la reparación (si ha habido daños más o menos serios, según los casos, esperemos que no irreparables, pero aún así para convivir con ellos del mejor modo posible) de reencontrarse con un mundo que pretende sustraerles a los niños lo que son o lo que es de desear sean de modo totalizador. Seres libres, complejos e interpelados desde todos los sentidos de la palabra integridad que merecen como personas dignas, con una dimensión ética y completa..

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