por Beatriz A. Ré
“En las
frases de un niño se refleja, como en la gota de sangre analizada en un
laboratorio, la calidad de su nutrición emocional y cognitiva”. Yolanda Reyes
“Dar
a leer”, “dar a jugar”, “dar a sentir”, “dar a pensar”.
Como
se da de mamar o de comer.
Así
como la nutrición es vital para crecer y desarrollarse, los libros nutren los
sentimientos, el juego, las ideas, la vida.
¿Cómo
hacer para que los chicos tengan un profundo encuentro con los libros?
¿Cómo
hacer para que las familias se encuentren con los chicos y los libros y tengan
ganas de leer el mundo y los libros?
La mesa está
servida
Acercar
libros variados y cálidos, con humor y maravilla que despiertan el apetito de
historias y conocimientos de mundos a conquistar: el mundo propio, el mundo en
que vivimos, el mundo de los otros, el mundo de los imposibles. Leer libros es
leer todos estos mundos.
¿Cómo “preparar la mesa”?
Se
disponen los libros de manera que se vean las tapas, es conveniente calcular
dos libros por niño para que cuando elijan siempre queden algunos que no se
eligen y al mismo tiempo, no haya tantos libros que abrumen.
❥ Los
“menús” tienen que ser variados de manera de poder ir ampliando los gustos.
Para
que cada uno encuentre un libro que le interese tiene que haber de todo un
poco: cuentos, poesías, libros de información...
¡A la mesa!
Con
la mesa servida se invita a chicos y grandes a explorarlos.
Es
importante aclararles, a quienes participen del encuentro, todo lo que pueden
hacer con los libros:
❥ Recorrer
la mesa o la alfombra para mirar todo lo que hay.
❥ Levantar
el que más les llame la atención.
❥ Tocarlos.
❥ Hojearlos.
❥ Olerlos.
❥ Leerlos
cada uno a su manera: de atrás para adelante, de adelante para atrás, abrirlos
por donde tengan ganas.
❥ Mirarlos y
leerlos solos, con otro, o con quienes quieran.
❥ Comentar
con los que tienen cerca.
❥ Preguntar.
❥ Descubrir.
❥ Compartir.
❥ Pedir que
se los lean.
Durante
este momento de exploración, puede ocurrir que algunos miren varios libros a la
vez, otros tomen un libro y lo exploren solos y muy concentrados, otros vayan
cambiando de libro rápidamente. Cada uno se encuentra con los libros como
quiere y como puede.
La
“mesa servida de libros” les permitirá a los
niños ampliar y diversificar su apetito lector. Es necesario pensar en un
nutrido menú para estos comensales, dando lugar a un significativo ritual de
lectura pleno de comentarios, intercambios y placenteras sensaciones.
Una mesa para muchos “comensales”.
·
Los que avanzan
con una mezcla de audacia y cautela sobre los renglones siguiendo muchas veces
con el dedo lo escrito, como quien se sostiene para no caerse.
·
Los que ya
descubrieron que según cómo las letras se combinen dicen cosas diferentes y
están muy interesados en buscar qué dicen.
·
Los que, con
decisión, quieren conquistar su condición de lectores.
Como afirma la autora colombiana Yolanda Reyes:
“Todos
los niños tienen el derecho a la lectura para poder operar con símbolos, para
encontrarse con los que están lejos y cerca (y con los que ya se fueron), para
pensar, organizar, y planear, para saber lo que sienten, para aprender en
igualdad de condiciones durante el resto de la vida, el “nutrirse de relatos”
es lo que nos posibilita descifrar ese “otro” en la temporalidad; el tiempo de
la ficción, el mundo de la metáfora”.
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