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miércoles, 12 de febrero de 2020

ENTREVISTA AL ESCRITOR SALVADOREÑO ALBERTO POCASANGRE









—¿Por qué se te ocurrió ser escritor?

Supongo que fue un proceso natural y más o menos parecido al que le pasa a todos los que escribimos: no es que se te ocurra ser, es que te sucede. Desde chico me gustaron los libros y de tanto que me gustaba leer, llegué — por la fuerza de gravedad — a la pregunta “¿Qué se sentirá escribir un libro?”. Y empecé.


—¿Se puede decidir ser escritor, o se nace?

Pienso que tiene que ver con el entorno, con la familia que a uno le toca, con características personales. En mi casa no había muchos libros, pero a mí me gustaba leer todo lo que caía en mis manos. Mi madre lo notó y me estimulaba regalándome libros. Mi hermana mayor me ponía a recitar poemas y me leía cuentos. Creo que todo eso incide. Hay gente que a lo mejor viene mejor predispuesta que otra, pero casi le apuesto a que el escritor no nace, se hace.

—¿Cuando escribís, dejás volar siempre tu imaginación o mirás la realidad?

Un poco de ambas. A veces parto de detonantes, de situaciones reales que me tocan, que me sacuden. A veces son chispazos, ideas fantásticas que nacen de pronto. En cualquier caso, estamos obligados a cargar a todas partes una libreta de apuntes.

—¿De qué trabajaste antes de dedicarte a ser escritor?

 
Pues toda mi vida laboral y profesional he sido docente y aún lo soy. Tengo 28 años de estar en las aulas y desde hace 20 soy director académico en un colegio en San Salvador. En mi país no se ve la escritura como una profesión y todos los que escribimos, tenemos un trabajo para pagar las cuentas de la casa y la escritura para pagar las cuentas de nuestro espíritu.




—¿Cuál fue el libro que más te gustó escribir?

Me he divertido. He llorado. Me he asustado. He sido feliz escribiendo y esta pregunta se parece mucho a aquella de que “a qué hijo quiere uno más”. Yo tengo dos bellas hijas de carne y hueso y 19 hijos de papel. ¿A qué hijo se quiere más? Bueno, a todos se les quiere mucho, mucho pero de diferente manera. A uno por ser muy divertido, a otro porque nos da sustos, a otro porque nos hace llorar… y a otros ni sabemos por qué. Quizá al último que va naciendo — como ocurre con los de a de veras — lo cuidamos y mimamos un poquito más que a los mayores, pero eso es solo para abrirle espacio en el mundo.

Se habla mucho de la lectura y la escuela, ¿cómo es la relación dentro de la escuela en Centro América? ¿Cómo te gustaría que fuera la escuela de hoy para los niños?

Lo ideal sería que, como otros valores, la lectura se inculcara en casa y la escuela nada más fortaleciera el valor, pero — como con otros valores — no ocurre así. Dentro de la escuela en Centroamérica (y aquí hablo como docente en primera fila) la lectura se ve como una asignatura más y, a veces, como trabajo extra, lo que produce rechazo de parte de los estudiantes. Aunque admito que en los últimos años ha habido un boom de la Literatura Infantil y Juvenil. De hecho, estoy con otras dos escritoras en el proyecto de la primera editorial de LIJ en El Salvador: Editorial Barrilete.
Cómo me gustaría que fuera la escuela de hoy para los niños: un refugio y un espacio para volverse personas integrales. Un lugar en dónde puedan encontrar su camino y ser felices siguiéndolo. Con respecto a la lectura, me gustaría que la escuela la inculcara como una actividad de esparcimiento y no para cubrir un programa didáctico.
Y me encantaría que los mejores lectores dentro de la escuela fueran los docentes. Porque ese es otro problema, digno de un ensayo.

.—¿Sos muy sensible, como tus personajes?

Buena pregunta. Opino que más bien los personajes tienen mucho del que los crea. Así que si hago un personaje divertido, algo de divertido de mí tiene. Si hago un personaje emotivo, es porque algo de emotivo tengo yo. Una de las cosas maravillosas de la Literatura es que podemos ser miles de seres por medio de nuestros personajes.



—¿Qué te hizo ser así?

Como dije arriba, uno es producto de las circunstancias, del contexto, de la formación. Y de algo que ya traemos al nacer. Haber descubierto los libros desde niño marcó mi vida y estoy seguro que leer (y luego escribir) ha influido en quién y cómo soy más de lo que imagino.

—¿Cómo ves la literatura infantil y juvenil en tu país EL SALVADOR y en Centro América y en el resto del continente? Vos recorriste y viviste en varios países latinoamericanos.
La LIJ está en un momento especial. Crece y está cada vez más cerca de ocupar el lugar que le corresponde. Antes había gente (incluso escritores) que miraban con cierto desdén a la LIJ, como una literatura de menor categoría, como la Cenicienta. Ahora, muchos escritores para “adultos” están incursionando en la LIJ y se le ve como una parte indispensable e importante de la Literatura Universal. No me extrañaría que pronto veamos un Nobel de Literatura cuya producción sea exclusivamente de LIJ.
En mi país habemos muchos apoyando el desarrollo de libros y escritores de libros para jóvenes y niños. Yo mismo estoy entre los fundadores de la primera editorial exclusiva de LIJ en El Salvador: Barrilete. Tengo esperanza que vienen buenos tiempos. Y estoy seguro que lo que pasa en mi país solo es un reflejo de lo que ocurre en todo el continente.
Claro que falta mucho por hacer. Falta lograr que sea el niño quien elija leer y no los padres o docentes quienes lo pongan a leer. Que sea el niño quien escoja el libro. Que no se lea en las escuelas solo con finalidad didáctica. Que los escritores apuesten por su propia formación profesional en su área. Que nos tomemos en serio nosotros mismos.
La Hormiguita viajera aporta de manera increíble en difusión y en formación de redes continentales. Es bueno que conozcamos qué se está haciendo en todo el continente, qué libros, qué proyectos, qué personas. Tal vez sería interesante crear un directorio de escritores de LIJ para que podamos estar en contacto unos con otros y apoyar iniciativas, ferias, actividades, conferencias online con estudiantes o de formación para escritores y lectores. Tenemos las herramientas.

—Si un niño o niña quiere ser escritor, ¿qué tiene que hacer?
Leer. Leer mucho. Y animarse a escribir. Y así como debe leer sobre los temas que le gusten, que también escriba sobre temas que le gusten.
Y no dudar jamás que la práctica constante, lo acerca a uno cada vez más a sus metas.



—¿Crees que la literatura debe ser estremecedora, conmovedora, molesta o indomable?.  ¿Por qué?
Debe ser todo eso y más, porque otro de los terrenos mágicos de los libros, es que los hay para todos los gustos. Además recordemos que no se escribe para copiar al mundo, sino para redefinirlo de acuerdo a nuestros términos propios. Decir cómo nos gustaría que fuera o cómo lo vemos. Y puede ser que a alguien no le guste nuestra manera de ver el mundo ¿qué importa? Cada quién puede crear el suyo y no pasa nada… y pasa todo.






@ Eduardo Raúl Burattini








2 comentarios:

  1. Excelente entrevista, concuerdo con el autor. Muy interesante. Gracias por compartir

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