¿Por qué se te ocurrió ser escritor?
En realidad, el camino que realicé y que me llevó a ser escritor
se fue dando en un proceso paulatino. Yo cursé talleres de escritura con escritoras
como Liliana Bodoc y Graciela Komerovsky. Y con Iris Rivera, con quien sigo
cursando.
Hice toda esta introducción para explicar que ser escritor no fue
algo que se me ocurrió porque nunca imaginé que iba a publicar. Yo iba solo
para escribir mejor. Ahora, cuando fue pasando el tiempo empecé a darme cuenta
que quería algo más que eso. La primera vez que me planteé si quería ser
escritor fue cuando tuve la oferta de una editorial que se interesó por unos de
mis cuentos. Y en esa editorial publiqué La lógica Lautaro.
Ahora, si tengo que responder ¿por qué soy escritor?, diría que
por la necesidad de llegar a potenciales lectores. El escritor sabe que escribe
para otros. Y no podemos ni debemos olvidarnos de eso.
Se puede decidir ser escritor o se nace?
Las dos cosas son importantes. Creo que hay algo que uno trae: la
inquietud, la necesidad de contar, la capacidad de construir mundos con las
palabras. Pero en esta profesión hay mucho de trabajo, de aguantarle la mirada
a la hoja en blanco; y sobre todo, de corrección.
La escritura es un proceso complejo. Solo tenemos dos ojos para
mirar todo ese andamiaje que armamos para contar. Pero no podemos descuidar
nada, necesitamos de tiempo y tachaduras y reescritura, porque sabemos que
después van a ser cientos o miles de ojos y de miradas que van a aportar los distintos
lectores.
Cuando escribís, dejás volar siempre tu imaginación o mirás la
realidad?
Considero que en la escritura no puedo prescindir de ninguna de
las dos.
Lautaro –el personaje sobre el que tengo dos libros, uno publicado
y uno a punto de salir- es un personaje de ficción. Pero todo lo que le pasa es
tan real, tan cotidiano para cualquier niño, que algunos alumnos cuando voy a visitarlos
por el libro creen que Lautaro va a llegar conmigo de la mano. Y muchos otros
me preguntan si Lautaro tiene que ver con mi niñez.
Y ahí es en donde se mezcla la ficción y la realidad. Y me encanta
esa alquimia.
De qué trabajaste antes de dedicarte a ser escritor?
Trabajé en una imprenta haciendo afiches de calle. Fui
ferroviario, siendo técnico de una Central Telefónica, y actualmente sigo
trabajando como administrativo en una oficina pública.
Bueno, mi respuesta es sencilla: “La lógica Lautaro”. Hasta
principios de febrero de 2020, que esté en las librerías “Lautaro a la carta”.
La verdad es que disfruté mucho escribiendo estos dos libros. La diferencia es
que, de La lógica ya tuve devoluciones de alumnos, docentes, lectores en general.
El otro libro todavía es una incógnita.
Se habla mucho de la lectura y la escuela ¿cómo es la relación
dentro de la escuela? ¿Cómo te gustaría que fuera la escuela de hoy para los
niños?
La lectura en la escuela es fundamental. No puede prescindirse de
la lectura. La lectura debe ser creativa, divertida, reflexiva, abierta, disparadora.
No se debe leer por imposición, sino para mostrarle un abanico de
posibilidades según el perfil y el interés de cada alumno.
Hay niños que fuera de la escuela no leen. Por eso es importante
hacerle saborear la dulzura de las palabras. Todos probamos por primera vez un
helado cuando éramos niños. Y ese sabor dulce nos dejó una marca para siempre.
A partir de ese día supimos que nos gustaban.
Nosotros, como mediadores, escritores, docentes, debemos hacerles
probar por primera vez el dulce sabor de la literatura. Es un trabajo de
paciencia, porque no todos los niños tienen los mismos gustos. Y lo mismo
ocurre con los helados.
Sos muy sensible, como tus personajes?
Sí, soy muy sensible.
Probablemente Lautaro sea más sensible que yo. Pero es tan
distraído que no se debe dar cuenta.
Cómo ves la literatura infantil y juvenil en Argentina? ¿Y en
Latinoamérica?
No creo descubrir nada si digo que la literatura infantil y
juvenil en Argentina ha crecido a pasos de gigante. Y eso se entiende desde ver
a tantos colegas premiados en nuestro país y a nivel mundial.
Digo esto sin obviar que en estos últimos años hubo una depresión importante
en las ventas y en toda la labor editorial. De igual modo, creo que siempre hay
un mercado activo. Escritores, ilustradores y editoriales pequeñas que se las
ingenian para seguir adelante. Espero -a partir del anuncio del Plan Nacional
de Lecturas- que el mercado se reactive, la actividad crezca para bien de
todos.
Y en Latinoamérica, según creo el comportamiento es parecido.
Mucha avidez de buena LIJ hace que los cerebros no descansen para ver cómo
hacer más y mejor literatura.
Si un niño o niña quiere ser escritor, ¿qué tiene que hacer?
El mejor consejo que les daría es que lean mucho, lo que tengan a
mano. Lo que más les guste, pero también que prueben, exploren, busquen,
curioseen otros géneros impensados para ellos. U otros autores que imaginan que
no son de su interés. Porque quien quiera ser escritor deberá tener un
conocimiento amplio de múltiples lecturas.
¿Creés que la literatura debe ser estremecedora, conmovedora,
molesta o indomable? ¿Por qué?
Creo que la literatura debe ser eso y mucho más.
La literatura crea mundos: países, escenarios, animales,
personajes, conflictos. Crea todo de la nada. De modo que esas cuatro
definiciones no alcanzarían.
La literatura, en principio debe ser todo lo que el autor se
propone. Más tarde la valoración de nuestros lectores dirá si lo conseguimos. A
veces, la vida nos ofrece ese punto de vista del lector, que nos conforma o no,
pero que siempre nos conmueve.
@ Eduardo Raúl Burattini
No hay comentarios.:
Publicar un comentario