Por Marcelo Bianchi Bustos
Ph.D en Literatura Comparada, especialista en Literatura Infantil. Profesor del ISPEI
“Sara C. de Eccleston” y de la Especialización en Literatura Infantil de la Sociedad
Argentina de Escritores, Universidad Nacional de Villa María y Universidad del
Norte Santo Tomás de Aquino. Vicepresidente de la Academia de Literatura Infantil
y Juvenil y Director del Departamento de Literatura Infantil y Juvenil del Instituto
Literario y Cultural Hispánico, con sede en California.
¡La Maestra de la Patria! De esta forma fue reconocida Rosario Vera
Peñaloza, una gran impulsora del nivel inicial de la Argentina, en cuyo homenaje
hoy se celebra el DÍA DE LOS JARDINES DE INFANTES Y LAS MAESTRAS
JARDINERAS. Esta fecha tan significativa puede ser una excusa para repasar algunos
datos biográficos y hacer referencia a su legado. Su obra se encuentra bastante
diseminada en distintas publicaciones, algo publicó en vida y muchas de sus obras
fueron recién conocidas luego de su muerte. En su testamento la pedagoga
estableció que le dejaba toda su obra filosófica, docente y literaria a la profesora
Marta Alcira Salotti, fundadora del Instituto SUMMA, para que la revisara y
ordenara.
Se trata de una figura sumamente atractiva por su vida, por los distintos
momentos históricos que atravesó, por haber cursado en 1892 el Profesorado en
Kindergarten dirigido por Sara Chamberlain de Eccleston a pesar de que no hay
pruebas de que se haya recibido y por haber sido una maestra que amó
profundamente a la Patria. En ella se conjugan una serie de valores que se
evidencian en uno de sus escritos, Mi credo patriótico, que mereció el primer
premio post-mortem por el Instituto Nacional Sanmartiniano. Más allá de su
extensión es muy interesante leerlo y pensar en el sentido que adquieren estas
palabras que fueron llevadas a la acción en la vida de la pedagoga Rosario Vera
Peñaloza
“- Creo en el amor a la Patria que inspiró a nuestros próceres para
darnos independencia y libertad y en la bandera celeste y blanca,
símbolo sagrado cuyo advenimiento se anunció en la Revolución de
Mayo; que nació por santa inspiración de Belgrano y fue enarbolada
en una isla del Paraná, frente a las barrancas del Rosario, en cuyas
aguas reflejó sus colores. - Que fue bautizada con la sangre de sus hijos en los campos de
batalla; que paseó triunfante por las más altas cumbres de los Andes
para llevar la libertad a las naciones hermanas; que fraternizó en este
propósito can todas sus hermanas de América; que desde entonces
cobija bajo sus pliegues a todos los hombres de buena voluntad que
quisieran habitar nuestro suelo y que no será abatida mientras palpite
un corazón argentino."
- "Creo que desde la cima excelsa de la gloria donde ascendió por el
patriotismo de sus hijos que prefirieron morir por ella antes de verla
humillada, inspirará nuestros actos para que sepamos vencer toda
debilidad, olvidar intereses personales y llenar nuestras almas de la
santa unción patriótica que nos haga fuertes para defenderla y dignos
para honrarla."
- "Creo en el resurgimiento de los Padres de la Patria en el alma de las
generaciones argentinas; y que su espíritu, encarnado en los hijos de
sus hijos, vivirá siempre en nuestra Patria, porque sabremos conservar
inmaculada la enseña sacrosanta que Belgrano nos legó."
- "Creo en la grandeza pasada, presente y futura de la Nación
Argentina; por la riqueza de su suelo, por la libertad de sus leyes, por
sus sentimientos de confraternidad universal que aseguran la paz, por
la cultura y educación de sus hijos, por sus anhelos de progreso y por
sus glorias inmarcesibles que perdurarán bajo la bandera celeste y
blanca, por los siglos de los siglos".
-" Creo en el Magisterio Argentino y en su obra; y con esta fe pongo en
sus manos este trabajo; a ellos toca formar las generaciones capaces
de mantener encendida, siempre, la lámpara votiva que dejaron a
nuestro cuidado los que nos dieron patria, para que jamás se apague
en el alma argentina y para que sea el faro que nos guíe en todos los
momentos dentro de nuestra vida nacional” (Peñaloza, 1990: 41 – 42).
Solo con este escrito el lector puede hacerse una idea de los altos ideales que
tuvo a lo largo de toda su vida esta docente argentina. Cada una de estas ideas de
su credo muestra un profundo patriotismo en el que el magisterio posee un papel
especial.
Sin intentar ofrecer una biografía solo se destacará que nació en la localidad de
Atiles, provincia de La Rioja, en 1873. Puede ser considerada una figura
paradigmática de la docencia argentina, ocupó durante su carrera docente los
cargos de maestra jardinera, docente de grado, profesora, directora de la Escuela
Normal N° 1 “Roque Sáenz Peña” de la Ciudad de Buenos Aires, inspectora de
escuelas, fundadora de institutos educativos, entre ellos la Escuela Normal Nº 9
“Domingo Faustino Sarmiento”, y capacitadora pedagógica en enseñanza primaria
y media, tanto de gestión pública como privada. Participó en la creación del
Instituto Bernasconi desde su inauguración en 1929 hasta 1947, siendo la
responsable de diseñar y conformar el Primer Museo para la Escuela Primaria.
Padeció la persecución ideológica y como consecuencia de ello fue cesanteada en
sus cargos docentes hasta 1924 cuando se le restituye su puesto de trabajo y es
designada Inspectora de Enseñanza Secundaria Normal y Especial.
Pueden verse otros aspectos muy interesantes de su vida en el video producido
por el Instituto Nacional de Formación Docente, disponible en
https://www.youtube.com/watch?v=VVelrp51XGY
Desde la perspectiva de la pedagoga, una de las finalidades del Jardín de Infantes
es el cuidado de las primeras manifestaciones, tanto físicas como espirituales. Lo
concibe como una escuela de libertad y señala que en él debe estar presente
siempre un ambiente de juego. Para el nivel inicial ella realiza una propuesta
didáctica y establece que dentro de las 3 horas de clase deben desarrollarse
conversaciones amenas y los cuentos favoritos de los niños, además de
canciones y poemas. Para el cuento propone como actividad central que la
maestra lo narre “patéticamente, esto significa desde lo etimológico que lo haga
con emoción y sentimiento. Ella propone en sus escritos que en los días
posteriores a la lectura de un cuento es importante permitirles a los niños
preguntar u opinar. Lo que para hoy es una actividad común, no lo era en la época
de Peñaloza en la que no se le daba importancia a la recepción de un texto
literario ni a las ideas personales del lector, y menos aún si era un niño.
Vera Peñaloza propone, siguiendo a las propuestas del pedagogo alemán
Friedrich Froebel, que la literatura se haga presente cuando se trabaje con los
distintos dones o juguetes que eran centrales en su propuesta didáctica, en
especial los 1 y 2 que pueden verse en la fotografía de los materiales didácticos
cedida por la Ludoteca del Instituto Superior del Profesorado de Educación Inicial
Sara C. de Eccleston. Gracias a éstos, los niños se irán familiarizando con formas,
colores y sustancias y propone que, siempre que sea posible, el trabajo se
acompañe con cantos. Con una propuesta tan sencilla se pone en evidencia que
la literatura infantil conquistó posiciones ya desde el siglo XIX (Pardo Belgrano,
1987) y que una serie de pedagogos como Pestalozzi, Herbart y Froebel – del cual
Vera Peñaloza era seguidora de sus ideas y máximo exponente en nuestro país –
reconocen la necesidad de profundizar los conocimientos acerca de la psicología
del niño.
Pero ¿qué literatura proponía trabajar en el Jardín de Infantes? Dentro de sus
publicaciones hay una que se llama “Cuentos y poemas”, que contiene piezas
literarias traducidas del holandés, inglés y alemán por E.S. de Kiehl y adaptadas
por Rosario Vera Peñaloza.2 Los textos que abordaba eran provenientes del
folklore u otros de autor pero reversionados y casi todos ellos con un tinte
moralista, de acuerdo con los parámetros literarios de la época.
En toda su propuesta lo lúdico ocupó un lugar de especial importancia. El juego
adquiere desde su perspectiva un valor estratégico y esto se evidencia en una
afirmación de la pedagoga al decir: “es así como trabajamos aunque parezca que
jugamos”.
Su legado es inmenso. Un 28 de mayo de 1950 en Chamical, Rosario pasa a la
inmortalidad. Por la Ley N° 27059 de 2014 se estableció que el 28 de mayo de
cada año se conmemorara el Día Nacional de la Maestra Jardinera, en homenaje
a la pedagoga Rosario Vera Peñaloza.
Referencias bibliográficas
Bianchi Bustos, M. (2020) “- La maestra Rosario Vera Peñaloza y la literatura
infantil. Ideas de una precursora” en: e- Eccleston. Temas de Educación
Infantil. Año 16. Número 30. 2° Cuatrimestre de 2020. ISPEI “SARA C. DE
ECCLESTON”. DFD. Ministerio de Educación. GCBA. Disponible en
https://ieseccleston-caba.infd.edu.ar/sitio/wp-content/uploads/2020/12/Revista_30.pdf
Pardo Belgrano, R. y Galelli, G. (1987) Didáctica de la Literatura Infantil y Juvenil, Buenos Aires: Plus Ultra.
Vera Peñaloza, R. (1959) “Prólogo” en: Salotti, Martha (1959) La lengua viva, Buenos Aires: Kepelusz.
Vera Peñaloza, R. (1990) “Mi credo patriótico” en: Homenaje a Rosario Vera
Peñaloza. La maestra de la Patria, Buenos Aires: Ministerio de Educación y
Justicia de la Nación.
1 En este escrito se ha tomado la decisión de mantener la ortografía y la puntuación del
original como una forma de acercarse al pasado.
2 Para ampliar sobre esta temática puede leerse el artículo de Bianchi Bustos consignado
en las referencias bibliográficas.
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