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viernes, 28 de mayo de 2021

Un homenaje necesario a Rosario Vera Peñaloza, una pionera. En Argentina se la recuerda festejando el Día de los Jardines de Infantes

 




Por Marcelo Bianchi Bustos

Ph.D en Literatura Comparada, especialista en Literatura Infantil. Profesor del ISPEI 

“Sara C. de Eccleston” y de la Especialización en Literatura Infantil de la Sociedad 

Argentina de Escritores, Universidad Nacional de Villa María y Universidad del 

Norte Santo Tomás de Aquino. Vicepresidente de la Academia de Literatura Infantil 

y Juvenil y Director del Departamento de Literatura Infantil y Juvenil del Instituto 

Literario y Cultural Hispánico, con sede en California.



¡La Maestra de la Patria! De esta forma fue reconocida Rosario Vera 

Peñaloza, una gran impulsora del nivel inicial de la Argentina, en cuyo homenaje 

hoy se celebra el DÍA DE LOS JARDINES DE INFANTES Y LAS MAESTRAS 

JARDINERAS. Esta fecha tan significativa puede ser una excusa para repasar algunos

 datos biográficos y hacer referencia a su legado. Su obra se encuentra bastante 

diseminada en distintas publicaciones, algo publicó en vida y muchas de sus obras 

fueron recién conocidas luego de su muerte. En su testamento la pedagoga 

estableció que le dejaba toda su obra filosófica, docente y literaria a la profesora 

Marta Alcira Salotti, fundadora del Instituto SUMMA, para que la revisara y 

ordenara.

Se trata de una figura sumamente atractiva por su vida, por los distintos 

momentos históricos que atravesó, por haber cursado en 1892 el Profesorado en 

Kindergarten dirigido por Sara Chamberlain de Eccleston a pesar de que no hay 

pruebas de que se haya recibido y por haber sido una maestra que amó 

profundamente a la Patria. En ella se conjugan una serie de valores que se 

evidencian en uno de sus escritos, Mi credo patriótico, que mereció el primer 

premio post-mortem por el Instituto Nacional Sanmartiniano. Más allá de su 

extensión es muy interesante leerlo y pensar en el sentido que adquieren estas 

palabras que fueron llevadas a la acción en la vida de la pedagoga Rosario Vera 

Peñaloza



“- Creo en el amor a la Patria que inspiró a nuestros próceres para 

darnos independencia y libertad y en la bandera celeste y blanca, 

símbolo sagrado cuyo advenimiento se anunció en la Revolución de 

Mayo; que nació por santa inspiración de Belgrano y fue enarbolada 

en una isla del Paraná, frente a las barrancas del Rosario, en cuyas 

aguas reflejó sus colores. - Que fue bautizada con la sangre de sus hijos en los campos de 

batalla; que paseó triunfante por las más altas cumbres de los Andes 

para llevar la libertad a las naciones hermanas; que fraternizó en este 

propósito can todas sus hermanas de América; que desde entonces 

cobija bajo sus pliegues a todos los hombres de buena voluntad que 

quisieran habitar nuestro suelo y que no será abatida mientras palpite 

un corazón argentino."


 - "Creo que desde la cima excelsa de la gloria donde ascendió por el 

patriotismo de sus hijos que prefirieron morir por ella antes de verla 

humillada, inspirará nuestros actos para que sepamos vencer toda 

debilidad, olvidar intereses personales y llenar nuestras almas de la 

santa unción patriótica que nos haga fuertes para defenderla y dignos 

para honrarla."


 - "Creo en el resurgimiento de los Padres de la Patria en el alma de las 

generaciones argentinas; y que su espíritu, encarnado en los hijos de 

sus hijos, vivirá siempre en nuestra Patria, porque sabremos conservar 

inmaculada la enseña sacrosanta que Belgrano nos legó."


 - "Creo en la grandeza pasada, presente y futura de la Nación 

Argentina; por la riqueza de su suelo, por la libertad de sus leyes, por 

sus sentimientos de confraternidad universal que aseguran la paz, por 

la cultura y educación de sus hijos, por sus anhelos de progreso y por 

sus glorias inmarcesibles que perdurarán bajo la bandera celeste y 

blanca, por los siglos de los siglos".


-" Creo en el Magisterio Argentino y en su obra; y con esta fe pongo en 

sus manos este trabajo; a ellos toca formar las generaciones capaces 

de mantener encendida, siempre, la lámpara votiva que dejaron a 

nuestro cuidado los que nos dieron patria, para que jamás se apague 

en el alma argentina y para que sea el faro que nos guíe en todos los 

momentos dentro de nuestra vida nacional” (Peñaloza, 1990: 41 – 42).


Solo con este escrito el lector puede hacerse una idea de los altos ideales que 

tuvo a lo largo de toda su vida esta docente argentina. Cada una de estas ideas de 

su credo muestra un profundo patriotismo en el que el magisterio posee un papel 

especial. 



Sin intentar ofrecer una biografía solo se destacará que nació en la localidad de 

Atiles, provincia de La Rioja, en 1873. Puede ser considerada una figura 

paradigmática de la docencia argentina, ocupó durante su carrera docente los 

cargos de maestra jardinera, docente de grado, profesora, directora de la Escuela 

Normal N° 1 “Roque Sáenz Peña” de la Ciudad de Buenos Aires, inspectora de 

escuelas, fundadora de institutos educativos, entre ellos la Escuela Normal Nº 9 

“Domingo Faustino Sarmiento”, y capacitadora pedagógica en enseñanza primaria 

y media, tanto de gestión pública como privada. Participó en la creación del 

Instituto Bernasconi desde su inauguración en 1929 hasta 1947, siendo la 

responsable de diseñar y conformar el Primer Museo para la Escuela Primaria.

Padeció la persecución ideológica y como consecuencia de ello fue cesanteada en 

sus cargos docentes hasta 1924 cuando se le restituye su puesto de trabajo y es 

designada Inspectora de Enseñanza Secundaria Normal y Especial.

Pueden verse otros aspectos muy interesantes de su vida en el video producido 

por el Instituto Nacional de Formación Docente, disponible en 

https://www.youtube.com/watch?v=VVelrp51XGY

Desde la perspectiva de la pedagoga, una de las finalidades del Jardín de Infantes 

es el cuidado de las primeras manifestaciones, tanto físicas como espirituales. Lo 

concibe como una escuela de libertad y señala que en él debe estar presente 

siempre un ambiente de juego. Para el nivel inicial ella realiza una propuesta 

didáctica y establece que dentro de las 3 horas de clase deben desarrollarse 

conversaciones amenas y los cuentos favoritos de los niños, además de 

canciones y poemas. Para el cuento propone como actividad central que la 

maestra lo narre “patéticamente, esto significa desde lo etimológico que lo haga 

con emoción y sentimiento. Ella propone en sus escritos que en los días 

posteriores a la lectura de un cuento es importante permitirles a los niños 

preguntar u opinar. Lo que para hoy es una actividad común, no lo era en la época 

de Peñaloza en la que no se le daba importancia a la recepción de un texto 

literario ni a las ideas personales del lector, y menos aún si era un niño. 



Vera Peñaloza propone, siguiendo a las propuestas del pedagogo alemán 

Friedrich Froebel, que la literatura se haga presente cuando se trabaje con los 

distintos dones o juguetes que eran centrales en su propuesta didáctica, en 

especial los 1 y 2 que pueden verse en la fotografía de los materiales didácticos 

cedida por la Ludoteca del Instituto Superior del Profesorado de Educación Inicial 

Sara C. de Eccleston. Gracias a éstos, los niños se irán familiarizando con formas, 

colores y sustancias y propone que, siempre que sea posible, el trabajo se 

acompañe con cantos. Con una propuesta tan sencilla se pone en evidencia que

la literatura infantil conquistó posiciones ya desde el siglo XIX (Pardo Belgrano, 

1987) y que una serie de pedagogos como Pestalozzi, Herbart y Froebel – del cual 

Vera Peñaloza era seguidora de sus ideas y máximo exponente en nuestro país –

 reconocen la necesidad de profundizar los conocimientos acerca de la psicología 

del niño. 

Pero ¿qué literatura proponía trabajar en el Jardín de Infantes? Dentro de sus 

publicaciones hay una que se llama “Cuentos y poemas”, que contiene piezas 

literarias traducidas del holandés, inglés y alemán por E.S. de Kiehl y adaptadas 

por Rosario Vera Peñaloza.2 Los textos que abordaba eran provenientes del 

folklore u otros de autor pero reversionados y casi todos ellos con un tinte 

moralista, de acuerdo con los parámetros literarios de la época. 

En toda su propuesta lo lúdico ocupó un lugar de especial importancia. El juego 

adquiere desde su perspectiva un valor estratégico y esto se evidencia en una 

afirmación de la pedagoga al decir: “es así como trabajamos aunque parezca que 

jugamos”.

Su legado es inmenso. Un 28 de mayo de 1950 en Chamical, Rosario pasa a la 

inmortalidad. Por la Ley N° 27059 de 2014 se estableció que el 28 de mayo de

cada año se conmemorara el Día Nacional de la Maestra Jardinera, en homenaje 

a la pedagoga Rosario Vera Peñaloza.

Referencias bibliográficas

Bianchi Bustos, M. (2020) “- La maestra Rosario Vera Peñaloza y la literatura 

infantil. Ideas de una precursora” en: e- Eccleston. Temas de Educación 

Infantil. Año 16. Número 30. 2° Cuatrimestre de 2020. ISPEI “SARA C. DE 

ECCLESTON”. DFD. Ministerio de Educación. GCBA. Disponible en 

https://ieseccleston-caba.infd.edu.ar/sitio/wp-content/uploads/2020/12/Revista_30.pdf

Pardo Belgrano, R. y Galelli, G. (1987) Didáctica de la Literatura Infantil y Juvenil, Buenos Aires: Plus Ultra. 

Vera Peñaloza, R. (1959) “Prólogo” en: Salotti, Martha (1959) La lengua viva, Buenos Aires: Kepelusz. 

Vera Peñaloza, R. (1990) “Mi credo patriótico” en: Homenaje a Rosario Vera 

Peñaloza. La maestra de la Patria, Buenos Aires: Ministerio de Educación y 

Justicia de la Nación. 

1 En este escrito se ha tomado la decisión de mantener la ortografía y la puntuación del 

original como una forma de acercarse al pasado. 

2 Para ampliar sobre esta temática puede leerse el artículo de Bianchi Bustos consignado 

en las referencias bibliográficas.

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