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martes, 29 de septiembre de 2020

El placer de escribir. Reflexiones acerca del taller de escritura desde una óptica personal.



por María Cristina Pizarro de Iriberri


Introducción

 Este trabajo está constituido por una serie de reflexiones sobre el taller de escritura, las que representan la elaboración y el fruto de experiencias muy gratificantes en mi trayectoria docente. Los hilos conductores que me comprometen en esta tarea van, desde el recuerdo intacto de felicidad que sentíamos algunos niños y yo durante las clases de redacción cuando muy ansiosos me consultaban, alegres entregaban los trabajos y contentos percibían que los demás habíamos comprendido su mensaje, hasta la participación en talleres literarios a cargo de poetas y narradores; y desde mi amistad con escritores de distintas corrientes literarias hasta la coordinación de talleres destinados a niños, adolescentes y, actualmente, a docentes del nivel inicial y primario. Mi objetivo es contribuir con los docentes a una práctica total del acto de escribir, que valorice las posibilidades de inventar, representar, construir, actuar, interpretar, cambiar, transformar, con la finalidad de lograr un mejoramiento individual y colectivo en el marco de la vida social. Mediante la explicitación de algunos principios teóricos persigo la intención de ir perfilando líneas directrices en el ámbito de la creatividad verbal, de modo tal que cada destinatario sea capaz de descubrir y orientar sus propias acciones.

Fundamentación teórica de las experiencias

Siendo la escritura un legado que recibió el hombre como testimonio no sólo de sus capacidades sino también de su necesidad de perpetuar y transmitir sus deseos, sentimientos, ideas y, al mismo tiempo, considerando que el ser humano es proclive a expresarse muchas veces por el único motivo de dar sentido a su vida, utilizando para ello la danza, el canto, la imagen y la palabra, propongo una práctica del acto de escritura tomando como punto de partida la elección de lo placentero que, en forma paulatina, hará surgir nuestra propia imagen como si la escritura se conformara en un espejo, superando la necesidad narcisista que pervive en cada sujeto, en tanto que ese universo de significados entretejido por signos, le permite salir de su soledad, irrumpir el ensimismamiento y potenciar las virtudes del encuentro con el yo. Tomando como premisa básica que la escritura es comunicación, es sumamente importante reconsiderar el vínculo que se establece entre los distintos elementos de ese proceso comunicacional: el vínculo entre el que * Profesora de Lengua y Literatura Infantil y Lengua y Literatura Preescolar. encodifica y el que ayuda a procesar; el vínculo con el texto; el vínculo con el otro y el vínculo con el mismo acto de escribir. En la búsqueda de un clima apacible, de alegría constructiva, generadora de libertad interior y en el encuentro de un marco cordial, será lanzada la primera consigna, que dado el carácter evocador posibilitará promover otras consignas en relación con los discursos obtenidos, ya que la esencia de la palabra es la relación y toda palabra engendra otra que la confirma o contradice, la reanima o la destruye. A través de lo dicho, se cumple la función de motivar la tarea y el rol del coordinador es aprovechar el estímulo para orientar la concreción, mediante el acto de escritura, de las fantasías del mundo imaginario, manteniendo un incesante movimiento de operaciones lingüísticas. Así la creatividad verbal se verá favorecida por la seguridad, la autoconfianza, la responsabilidad y el compromiso de los participantes del taller. La interacción con el texto brinda la oportunidad de descubrir lo inconsciente del discurso creado, despertando sorpresa, inquietud, maravilla y ejerciendo así el poder terapéutico del misterio de la palabra como símbolo y revelación de lo desconocido. El proceso de construcción de cada discurso estará estructurado en un marco de significados posibles y probables que se vinculen con nuestros deseos o vivencias poetizadas o metaforizadas por la utilización del lenguaje en toda su plenitud, incluyendo la diversidad de recursos que enriquecen nuestra expresión interior. Cuando escribimos, nuestro interlocutor ausente puede aparecerse ante nosotros con una ansiada imagen especular, que observamos, por ejemplo, en las comparaciones y analogías donde un objeto devuelve imagen a otro. Nos unimos en un pacto secreto buscando la descarga de emociones que inciertamente recibirá el otro. En ese encuentro con el otro está la cura del alma. La escritura nos permite conectarnos más de cerca con nuestra propia intimidad y, en esa veracidad, en esa búsqueda de la verdad también queremos comunicar ese discurso que nos identifica, al destinatario que sabrá interpretarlo dentro de un marco interactivo.



Consideraciones sobre el modo de abordar el taller de escritura

 Con la finalidad de que la construcción del texto sea un intenso proceso de selección, combinación y organización en procura del desarrollo de nuestra capacidad creadora, trabajamos la palabra sola, el verso aislado y el texto, los que se constituyen en pilares esenciales para la producción de la escritura, registrando así todas aquellas experiencias significativas. Propongo, para la iniciación de la tarea, revitalizar la función poética del lenguaje, la sonoridad y el poder evocador de la palabra asociada a las primeras vocalizaciones, el ritmo de andar, la respiración, el latido, etc. Retomando la idea de que la literatura es reflejo de la vida, se vislumbra en ésta, la lucha, la búsqueda del triunfo y su relación con el juego. De allí la importancia de aprender a jugar la vida acentuando las vivencias infantiles que otorgan la visión de las cosas cotidianas y elementales como un signo positivo de prosperidad y satisfacción en el quehacer humano. Por ello, invito a rastrear lo escondido en el mismo juego que encierran las palabras, a rescatar del olvido las imágenes de nuestra infancia, a agudizar la observación sensorial, afectiva y reflexiva, a reinventar propuestas creativas para establecer la riquísima comunicación lúdica como un sitio de encuentro y proceso abierto a la transformación. En esta etapa de búsqueda de placer por la palabra, trabajamos con juegos lingüísticos, asociaciones libres, personificaciones, collages de textos, recreación de estructuras para que el participante sienta confianza y satisfacción por el discurso producido espontáneamente. En forma progresiva, intentamos lograr un mayor compromiso con la historia y con el discurso, engarzando temas referidos a la creación de un paisaje efectivo y a la construcción de personajes que van tejiendo una trama más compleja. En la elección y combinación de palabras se van estructurando el pensamiento y la afectividad, por lo que el texto constituye un valioso aporte del estilo personal de quien se ha dado el permiso de transitar libremente el universo de ficción. El modo de vivir el espacio facilitará el acto de escritura. Deambular por las calles, recorrer las veredas, contando las baldosas, saltando en la rayuela, tocando los timbres, corriendo, jugando a las escondidas, a las estatuas, remontando barriletes. Así, respetando nuestras leyes de juego y las normas del código lingüístico nos habremos adueñado del espacio vehiculizando la comunicación. Ese espacio interior e imaginario quedará transformado según el archivo de nuestra memoria afectiva y el registro que de ello haya hecho nuestro cuerpo. Considerando que en el cuerpo están almacenadas las sensaciones y conflictos (ej. gestos, perturbaciones corporales), nos proponemos buscar en el cuerpo las claves de la identidad y la expresión humanas con la finalidad de participar con la totalidad de uno mismo y ordenar nuestras vivencias, emociones, sentimientos, pensamientos, en forma creativa. Creemos que el conocimiento, valoración y aceptación del esquema corporal involucra la toma de conciencia de la presencia del cuerpo en el espacio y de allí surgirá la proyección de la imagen en el espacio social y mayor nitidez en los mensajes que deseamos transmitir, logrando asimismo un reencuentro con nuestra naturaleza interior y una comunicación globalizadora mediante un proceso de interacción con los otros.

Conclusiones       


Las imágenes cobran vida, nacen acciones y palabras. Desde el movimiento y el lenguaje gestual y verbal se va perfilando lo dramático. Actúa el personaje, aparecen el conflicto y las interrelaciones entre escenas narrativas y dialogadas. Esos actos de habla afianzan la real situación comunicativa mientras se está levando a cabo un aprendizaje creador. En la escritura como en el sueño se condensan escenas, se aglutinan elementos de la naturaleza adoptando sentidos diversos. Por medio de la sustitución se transforma la imagen y nos otorga el permiso y el placer de rebalsar nuestra capacidad creadora. Convencida de que ese contacto con el placer que otorga la escritura expandirá la capacidad de amar –la que es capaz de provocar reciprocidad y, por consiguiente, necesita del otro–, pienso que es importante destacar que mediante esta fuga repentina en el mundo imaginario alcanzamos a nutrirnos de elementos esenciales para adoptar las decisiones más acertadas en el transcurrir de las crisis vitales, en la bifurcación del camino elegido de nuestras vidas.

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