Dr. Marcelo Bianchi Bustos
Era nuestro perro porque lo amamos
Lo consideramos nuestra propiedad
Era de los niños y del viejo Pablo
A quien rescataba de su soledad.
Era un callejero y era el personaje
De la puerta abierta en cualquier hogar
Era en nuestro barrio como del paisaje
El sereno, el cura y todos los demás.
Nada más oportuno que usar a modo de epígrafe un fragmento de la letra de Callejero, una canción de Alberto Cortés, que sirve para comenzar a pensar en la presencia de los perros en el arte. En el texto poético de esa canción se vincula a ese animal con el amor, con el sentido de pertenencia y la identidad del barrio y las cosas cotidianas. Desde la antigüedad ha estado presente al lado de los seres humanos, tanto en la vida como en la muerte. Vienen a la memoria dos imágenes de dos perros distintos, uno retorciéndose unos instantes antes de morir cuando la ciudad de Pompeya es arrasada por la erupción del Vesubio del 24 de agosto del 79, el otro es la de Sabú, un perro cuya escultura se encuentra en el Cementerio dela Recoleta de la Ciudad de Buenos Aires formando parte de la tumba de Liliana Crociati, y en torno al cual existe una leyenda urbana que dice que si uno se para enfrente de su escultura y toca su hocico, el deseo que se pida será cumplido.
Son tantas las manifestaciones en el arte que vuelven a la memoria de cualquier lector cuando se piensa en ellos. Por ejemplo Lassie o Rin tin tin en las series norteamericanas de los años 50 que tuvieron gran repercusión en la Argentina o el que acompaña a Charles Chaplin en la película Vida de perro.
O la genial creación del artista norteamericano Jeef Koons y su Ballon Dog que es una escultura de acero de gran tamaño que alude a los perros hechos con globos inflados que forman parte de la infancia de muchos niños.
En el campo de las historietas Milú, el fox terrier que acompaña a Tintín en sus aventuras y que es en muchas ocasiones su salvador o esa gran creación rioplatense, Diógenes y el linyera de Tabaré y con guion de Guinzburg, Abrevaya y García Blanco, en la que el perro, Diógenes, es poseedor de una gran ironía y siempre es el responsable del cierre o remate de cada una de las tiras cómicas. Tampoco puede dejarse de lado en este recorrido al célebre Mendieta, un maravilloso legado para la cultura del gran Roberto Fontanarrosa.
En el campo de la Literatura se puede observar que a lo largo del tiempo son muchos los perros que han aparecido como personajes en las más diversas obras literarias, tal como sucede con Argos, el perro de Ulises que lo reconoce cuando regresa a la isla de Ítaca luego de la Guerra de Troya o el perro de Virginia Woolf a quien le dedica una de sus obras. Basta tan solo con mencionar la genial novela El coloquio de los perros de Miguel de Cervantes Saavedra donde Cipión y Berganza toman la palabra y dialogan en la puerta de un templo realizando una profunda crítica social o la presencia de Orfeo, el perro de la nivola Niebla de Miguel de Unamuno que acompaña a su amo Augusto Pérez hasta su trágico final, siendo él, el perro, quien lo despide con una maravilloso texto que es la Oración fúnebre por modo de epílogo. Dentro de las letras argentinas son muchos los autores que los han visibilizado en algunas de sus obras, desde Sarmiento que narra la historia del perro de Justo José de Urquiza llamado Purvis o el genial Manuel Mujica Láinez que escribe su novela Cecil en la que el perro es el protagonista en su vida en las sierras de Córdoba. Otra de las grandes plumas argentina, la de Enrique Banchs, escribe un maravilloso poema del que se ha extraído el siguiente fragmento en el que se lo muestra como un acompañante en un atardecer lluvioso en el que la gente cumple con su destino, tal vez sin entenderlo
"Con el hogar que alumbra, con la lluvia que pasa,
Con las gentes que cumplen sus destinos sin yerro…
Caminemos, mi perro, caminemos"
En este artículo se presentará un recorrido acotado por algunas obras pertenecientes al campo de la Literatura Infantil y Juvenil en las que los perros están presentes y se comportan de distintas maneras.
En la literatura de tradición folklórica los perros están presentes en algunos textos como los conjuros, tal como sucede en “San Roque, San Roque, que este perro no me toque”, y también en distintas frases que se usan a diario como Hace un día de perros, A cara de perro, Como el perro del hortelano o se llevan como perro y gato. También los podemos ver como protagonistas en obras literarias, tal como sucede en el cuento “Los músicos de Bremen” compilado por los Hermanos Grimm donde un perro y sus amigos optan por el camino de la libertad y la ayuda mutua para desarrollar otras aptitudes hacia el final de su vida, entre ellas la de ser músicos. En el folklore británico hay gran cantidad de perros que pueden ser buenos o malos, y muchas veces los perros, en especial los negros, están a las órdenes de una bruja, como sucede con ese animal que acompaña al Fausto. En Escocia los perros pueden ser a veces guardianes de tesoros, como sucede en “La cajita de yesca” de Hans C. Andersen en el que una serie de perros con grandes ojos cuidan un maravilloso tesoro. Otros pueden ser de color verde y ser propiedad de alguna bruja. A algunos se les asigna un lugar de importancia, como sucede con el Muckle Blanck Tyke que preside el aquelarre de las brujas y que no era otra cosa que el diablo en persona. De todos esos perros provenientes de este folklore, los perros negros poseen un especial atractivo. Sin pretender agotar los ejemplos, el primero de los animales que se puede considerar es “El perro negro de Trings”, un cuento corto en el que se narran una serie de sucesos que ocurrieron después de 1751, año en el que es ahogada una anciana acusada de ser bruja y poco tiempo después, quien había perpetrado ese hecho es ahorcado y puesto en la picota. Tal vez eso no sea nada extraño al conocer sobre la caza de brujas pero lo que sí lo es que una noche, muchos años después, al lado del lugar donde habían estado esos cuerpos, apareció una llamarada muy grande. A dos viajantes les llamo la atención ese fuego que parecía salir de la nada y al parar el carruaje apareció delante de ellos “un inmenso pero negro, la criatura más extraña que he visto en mi vida. Era tan grande como un Terranova, pero muy feroz, con largas orejas y rabo, ojos como bolas de fuego y largos dientes” (Briggs, 2019: 143).
El narrador protagonista cuenta que solo vieron al perro un momento pues desapareció como si fuera una sombra o hundiéndose en la tierra. La aparición y desaparición misteriosa del perro es fundamental en este cuento ya que es gracias a él que el elemento fantástico se hace presente. Se trata de un caso de un perro espectral que es muy común en el folklore inglés y que aparece muchas veces cuando hay dos ejecuciones de ancianos.
En “El perro guardián negro” también puede observarse a un perro distinto, un perro-fantasma. En la historia se cuenta que una vez un hombre llamado Johnnie tuvo que cruzar un extenso bosque y que al ingresar en él apareció un perro que lo acompaño durante todo el viaje correteando a su lado pero al salir del bosque, tanto de ida como de vuelta el perro negro desapareció misteriosamente. Según refiere el cuento, “años después, dos prisioneros de la cárcel de York le contaron al capellán que habían intentado robar y asesinar al Johnnie aquella noche en el bosque, peor con él iba un perro grande, y al verlo pensaron que atacar a Johnnie y al perro a la vez sería demasiado para ellos” (Briggs, 2019: 144).
El campo de la Literatura Infantil y Juvenil de autor también está poblada de perros con las más diversas características. Entre los pioneros de la LIJ se encuentra Constancio C. Vigil que nos legó un perro llamado Chicharrón que tiene una historia terriblemente triste en la que se presenta a un perro que es muy fiel a sus distintos amos pero que sin embargo sufre las peripecias de no tener un hogar permanente y de ser un chicharrón en una sartén que es la vida misma, una maravillosa metáfora a la que recurre el autor para caracterizar al personaje. Tal vez algo parecido en el acontecer de la vida del animal se observa en Aventuras y desventuras de Casiperro del hambre de Graciela Montes, una novela en la que su protagonista es un perro feo y flaco que pasa también por varios amos, conociendo de esa forma las penurias y la abundancia.
En otras obras se los presenta al lado de los niños, acompañándolos y complementando algo de lo que ellos carecen. Tal vez el cuento más maravilloso en ese sentido sea Miedo de Graciela Cabal en el que los miedos de un niño pasan a ser devorados por un perro que logra exterminarlo pues tiene tanta hambre que se come todos los miedos, uno tras otro. De esa forma la tortuosa vida del nene es transformada en noches y días de alegría por la llegada de ese perro blanco y negro con manchitas que lo salva de todos los peligros. En Cuidado con el perro o Diminuto contra los fantasmas de Liliana Cinetto un perro llega a la casa gracias al deseo de Federico, un niño que desobedece la decisión familiar de no tenerlo y que al poco tiempo se transforma también en un héroe. Algo similar sucede en Vida de perros de Isol donde el niño adopta las actitudes y comportamientos de su perro Clovis para que su madre lo castigue y lo mande a dormir con él a la cucha. Lo que para un lector cualquiera puede parecer violento o agresivo, para el niño es maravilloso pues dormir con su mascota le posibilita estar más tiempo con él y tener un comportamiento distinto al de las personas. Plagados de dulzura, los perros se van presentando de una maravillosa manera siempre al lado de los niños, ayudándolos y en muchos casos siendo parte o cómplices de sus juegos.
Muchas de estas imágenes de los perros en el arte remiten a la imagen simbólica que describe Cirlot (2016) pues se los presenta como emblemas de fidelidad, apareciendo al lado delas figuras de mujeres en los sepulcros como sucede en la tumba a la que se hizo referencia con anterioridad. En muchas de las obras literarias mencionadas aparece como un sinónimo de guardián y guía del rebaño pues es el encargado de traerles la tranquilidad y la paz a los niños.
En otras obras se propone una mirada distinta que tiene como finalidad indagar en las raíces ancestrales de los perros para entender cómo llegan a transformarse en los animales favoritos de niños y adultos. Esto sucede en Ambrosio en la prehistoria, obra que también pertenece a Cinetto, y que presenta la línea genealógica de Ambrosio, que arranca desde los lobos hasta al presente, o Ambrosio en el Antiguo Egipto donde se observa al animal en el gran imperio de las pirámides donde era un ser sagrado.
En muchas obras actúan solo como animales, sin perder su condición en ningún momento, tal como sucede en el poema El poema de la Especie Humana, la Fauna y la Flora de Beatriz Ferro en el que una señora lleva a pasear todos los días a un representante de esos dos mundos y al animal corresponde un perro que trota a su lado. Perteneciente también al campo de lo poético, se puede leer también Perro salchicha de María Elena Walsh. Ese gordo bachicha que cae en el error de una gaviota que lo confunde con un gran salchichón presenta a un perro pero por medio de disparate y la comicidad. Posiblemente Ana María Shúa toma la bandera del disparate al escribir su cuento Carazo, un perro muy especial en el que se presenta a un perro que nace dentro del carozo de un durazno. Crea un universo fantástico en el que un perro habla con un niño, donde es capaz de sentarse a la mesa y comer con cuchillo y tenedor y hasta de leer un libro con la historia de “Super-Can” acostado en su camita.
Tal vez una de grandes escritoras de Literatura Infantil que más títulos ha dedicado a los perros es Silvia Schujer. Dueña de un estilo particular en el que el humor semántico se hace presente con un uso del lenguaje magistral en el que los verdaderos destinatarios con los niños. En Una de perros se presenta a un perro callejero muy particular que tiene como característica que emite ladridos de diferentes colores de acuerdo con el color que tenga en frente suyo. Esta vida tan particular cambia el día que es atropellado por una señora que iba en bicicleta y al llevarlo a la veterinaria, la profesional advierte que es necesario que alguien lo adopte. Un final inesperado cautiva al lector. Mucho perro es otra de sus increíbles historias en la que un perro que tienen el nombre de Mucho hace todo mal pues cuando debe cuidar la casa se queda dormido o si sus amos lo muestran en una reunión social, se babea encima de las visitas. Todo cambia cuando se presenta a un concurso en el que el humor se hace una vez más presente.
El sentimiento poético de esta gran escritora se puede ver en otra maravillosa creación que es Lana de perro, una hermosa canción de cuna que forma parte de Canciones de cuna para dormir cachorros y que está plaga de hermosas descripciones de un personaje adorable que al igual que muchos otros puede contar ovejas para dormir.
Como se ha podido ver, los perros han estado y están presentes en todas las manifestaciones artísticas en general y en la Literatura Infantil en particular. Todo recorrido siempre resultará incompleto y, al igual que cualquier producto de la reflexión y la investigación, estará sujeto a nuevas miradas. Lo importante es que ese gran animal siga están presente por lo que significa y por esos sentimientos que genera.
Referencias bibliográficas
BRIGGS, K. (ed.) (2019) Cuentos populares británicos, Madrid: Siruela.
CIRLOT, J. E. (2016) Diccionario de símbolos, Buenos Aires: Siruela.
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