Hay
autores cuyos nombres a veces se olvidan pero el nombre de sus obras se
recuerda. Puede parecer extraño pero este fenómeno se da cuando las obras
literarias guardan una importancia especial dentro de la memoria de los
lectores. Este es el caso del libro Corazón del escritor italiano Edmundo de Amicis (1846 – 1908) a quien recordamos hoy en el 113
aniversario de su muerte.
Fue un importante escritor italiano que tuvo
una especial conexión con la Argentina pues dos años antes de publicar su
famoso libro visitó varias colonias agrícolas de Santa Fe, entre las que se
encuentran Esperanza, Cavour, Pilar, San Jerónimo, San Agustín y El sauce
(Colombo, 2008). El consideraba a este país como “la nueva Italia” debido a la
fuerte corriente migratoria que se desarrolló durante la Generación del 80.
Este viaje al litoral le significó
conocer distintas experiencias de vida de los inmigrantes italianos, además de
enamorarse de la geografía, en especial el río Paraná. Muchas de las cosas que
observó las plasmó en el cuento mensual
“De los Apeninos a los Andes” en el que Marco, un niño viaja hasta este país en
busca de su madre que había venido a la Argentina en busca de trabajo.
Este libro es sin lugar a dudas un verdadero clásico
de la literatura Infantil y Juvenil que fue un éxito desde su publicación en Italia
en 1886, razón por la que en los dos meses posteriores a su publicación tuvo 41
ediciones. Retomando algunas ideas de Italo Calvino
(1992) al hacer referencia a los clásicos, se podría decir que esta obra
literaria se impuso por ser inolvidable y que eso hizo que formara parte del inconsciente
colectivo e individual. Es un libro que tiene tanta importancia dentro de las
lecturas de los niños, jóvenes y adultos argentinos que cada vez que nos llega
trae consigo toda esas historia, las huellas de las más diversas lecturas que
han precedido a la nuestra y la las huellas que ha dejado en nuestra cultura.
A muchos lectores este clásico nos acompaña
desde niños y fue parte de algún regalo que nos hicieron para alguna ocasión
especial (un cumpleaños, la primera comunión, etc.). Podía ser el libro
publicado por Editorial Acme, los de la Biblioteca Billiken de Editorial
Atlántida o de Editorial Sigmar, solo para mencionar algunas de las distintas
ediciones que tuvieron amplia circulación dentro del público argentino.
Además su presencia en las bibliotecas, tanto
privadas como escolares y populares, se vio reforzada por distintas
adaptaciones del libro a la pantalla. Como sucede muchas veces con los casos de
trasposición genérica de un texto narrativo que es transformado en una película,
las adaptaciones toman solo una parte y presentan una visión particular sobre
la obra, tanto del director como del guionista. En el cine argentino hay una
versión cinematográfica en blanco y negro de 1947 titulada Corazón, una película argentina dirigida por Carlos Borcosque y
protagonizada por Narciso Ibáñez Menta, Juan Carlos Barbieri, Salvador Lotito y
Marcos Zucker.
A esto se suma la serie de dibujos animé Marco que recrea libremente el cuento
“De los Apeninos a los Andes” que ya se ha mencionado con anterioridad.
La obra y sus
características
Cuore o Corazón (libro para los niños) ya guarda desde el título un
importante valor simbólico. Desde esta perspectiva, el corazón puede estar
vinculado con el amor como centro de iluminación y felicidad que impulsa toda
la acción del ser hacia un centro determinado. En este caso el centro tiene que
ver con la vida escolar, con los ideales, la italianidad que se puede leer a
través de sus páginas y se evidencia en un texto a modo de advertencia:
“Este libro es dedicado particularmente
a los niños de las escuelas elementales, de nueve a trece años y se podría
titular “La historia de un año escolar escrita ro un alumno de tercer grado de
una escuela municipal de Italia”. Diciendo escrita por un alumno de tercer
grado, no quiero decir la haya escrito así, tal cual está impresa. El anotaba en un cuaderno,
(paulatinamente y como sabía hacerlo) lo que había visto, oído, pensado en la
escuela y fuera de ella; y su padre al terminar el año escolar, guiándose de
esos apuntes, escribió estas páginas, tratando de no alterar el pensamiento y
de conservar, en lo que posible fuere, las palabras del hijo, el cual, cuatro
años después ya estaba en el Gimnasio, releyó el manuscrito y le agregó algo,
valiéndose para ello de los recuerdos aun frescos que conservaba de personas y
cosas.
Ahora leed este libro; yo espero que os
sentiréis contentos de haberlo leído y que os hará mucho bien” (De Amicis, 19?: 4).
Se trata de un libro que intenta reproducir
esas anotaciones del niño que se mencionan en el prólogo. Resulta muy
interesante este procedimiento que usa De Amicis quien crea ese texto
introductorio en el que hace referencia a esas anotaciones en las que se basa
para escribir el libro. Todo es un gran acto ficcional pero esa advertencia le
da un marco de credibilidad a su obra que posee un fuerte contrato mimético con
la realidad. Si se piensa en este texto base escrito por ese niño se puede
decir que se trata genéricamente de un diario pues no fue pensado para ser
publicado y por lo tanto carece del ámbito público de la comunicación (Picard,
1981. 116). Ese texto primitivo que da origen a la publicación no estaba
dirigido a la misma persona que lo escribió, Enrique, sino que en el plano
textual siempre hay otro que, aunque no esté explícito, es un lector en potencia. Más allá de estas discusiones puede pensarse
en que posee algunas características constitutivas básicas como el
fragmentarismo, lo abreviado de la información, su aparente incoherencia a
nivel textual y la referencia a una situación de vida concreta (Picard, 1981),
en este caso la escolar del 3° grado de la escuela elemental.
Volviendo a la idea de esa advertencia de un
texto base sobre el que se basa para la escritura, es de gran interés pues
permite de ese modo pasar de un texto escrito en el ámbito de lo privado – cuyo
contenido desconocemos los lectores – a un texto con forma de diario que forma
parte del mundo literario en términos de Ricoeur para quien en toda literatura
se percibe “un mundo proyectado y que se distancia poéticamente de la realidad
cotidiana” (Ricoeur, 2002: 118).
Pero más allá de esta primera caracterización
de pensarlo como un diario en general, se observa una diferencia en lo que respecta
a los distintos textos que lo componen y se puede observar en él tres tipos
textuales distintos:
·
El
diario del niño. Se inicia el día lunes 17 de octubre. Lleva un título, luego
la fecha y a continuación el relato de ese día a manera de diario:
EL PRIMER DIA DE CLASE
Lunes, 17
Hoy es el primer día de clase.
¡Pasaron como un sueño los tres meses de
vacaciones en el campo! Esta semana mi madre me acompañó a la Sección Baretti
para inscribiré en el tercer año de la escuela elemental: y yo pensaba en el
campo e iba a la escuela de mala gana.
Por las calles hormigueaban los niños y
en las librerías se apiñaban los padres y las madres para comprar carteras y
cuadernos y delante de la escuela aglomerábase tanta gente que el portero y un
agente de policía a duras penas lograban mantener libre el acceso a la puerta
de entrada” (De Amicis, 19?: 5).
·
Las
cartas que el padre del protagonista le escribe a su hijo. Este tipo textual es
de larga existencia pues provienen de la antigüedad clásica y que en el siglo
XIX y XX es retomado por varios escritores que usan las cartas como textos
dentro de sus obras como Manuel Puig, hasta la genial Las idus de marzo de
Wilder, que ya ingresa dentro del territorio de la novela epistolar. Dentro de
la Literatura Infantil de la Argentina merece destacarse una obra posterior a
Corazón pero contemporáneo con el momento de auge de su difusión que es Cartas para la gente menuda de
Constancio C. Vigil. La realidad es que la inclusión de estas cartas en este
libro son parte de lo ficcional de la obra y no se produce un intercambio sino
que son cartas a modo de reflexión que el padre le deja a Enrique.
Si se piensa en estas cartas como un género
discursivo podríamos decir que se trata de actos de habla que se caracterizan
por la no simultaneidad del estímulo y la respuesta en la situación
comunicativa que no es otra carta sino reflexiones posteriores, la relación con
el cuento del mes o la proyección a lo que espera que sea como adulto.
Un ejemplo de carta puede ser el siguiente:
MI MADRE
Jueves 10 de noviembre
En presencia de la maestra de tu
hermano, has faltado el respeto a tu madre. Que esto no suceda nunca más,
Enrique, nunca más…
Tu palabra irreverente me ha penetrado
en el corazón, como una punta de acero.
Yo pensé en tu madre, cuando hace ahora
unos años estuvo inclinada toda una noche sobre tu pequeña cama, midiendo tu
respiración, llorando sangre por la angustia, castañeando los dientes
aterrorizada porque creía perderte y yo temía perdiera la razón (…)
Vete, y por algún tiempo no me hagas
caricia alguna, no te la podría devolver de corazón.
TU PADRE” (De Amicis, 19?: 34-35).
·
Los
cuentos mensuales que forman parte de las actividades escolares. Estos son
relatos que pueden ser pensados en un primer momento como independientes pero
que adquieren significación cuando se los ve
desde una perspectiva macroestructural pues los protagonistas de estas
historias son niños o jóvenes de distintas regiones de Italia que realizan
distintos actos heroicos. Estos cuentos llevan por título. “El pequeño patriota
paduano”, “El pequeño vigía lombardo”, “El pequeño escribiente florentino”, “El
tamborcillo sardo”, “El pequeño enfermero (napolitano)”, “Sangre romañola”, “De
los Apeninos a los Andes” (protagonizado por un niño de Génova) y “Naufragio”
que tienen como protagonistas a un niño siciliano y una niña napolitana.
Con estas especificaciones se puede pensar en
un esquema estructural del libro con sus diversas lecturas en el que cada
capítulo corresponde a un mes en el cual se desarrollan los distintos tipos
textuales. A modo de ejemplo puede verse esta estructura en los tres primeros
capítulos del libro:
MES |
TIPO TEXTUAL |
||
Diario |
Carta |
Cuento del mes |
|
Octubre |
El primer día de escuela; Nuestro maestro, Una desgracia; El
muchacho calabrés; Mis compañeros; Un rasgo generoso; Mi maestra de la
primera clase superior; En una buhardilla |
La escuela |
El pequeño patriota paduano |
Noviembre |
El deshollinador; El día de difuntos; Mi amigo Garrone; El
carbonero y el señor; La maestra de mi hermano; Mi compañero Coretti; El
director; Los soldados; El protector de Nelli; El primero de la clase; y Los
pobres |
Mi madre |
El pequeño vigía lombardo |
Diciembre |
El comerciante; El presumido; Una bola de nieve; Las maestras; En
casa del herido; La voluntad; y Gratitud |
La primera nevada y El “albañilito” |
El
pequeño escribiente florentino |
Los
tres tipos textuales se vinculan entre sí, lo que le da a la obra una unidad y
un grado total de coherencia.
El
derrotero en la argentina
En Argentina, la obra tuvo desde una fecha
cercana a su publicación una amplia difusión. Se observa una gran cantidad de ediciones,
algunas de traducciones españolas y otras realizadas por escritores nacionales de
inicios del siglo XX.
En 1907 el profesor José A. Natale publicó una
serie de artículos en defensa del libro. En ellos expresa su rechazo a los
distintos proyectos de adaptar la obra al ambiente local sacando su esencia
italiana argumentando que sacarle esos elementos era quitarle la esencia del texto,
lo mismo que si se les quisiera sacar la identidad a un barrio de italianos en
la Argentina. Critica muchas de las traducciones al español que están llenas de
giros lingüísticos que no se comprenden y sugiere que su lectura en la escuela
sea a partir de los años superiores dada la complejidad de algunas lecturas
para ser comprendidas.
Si bien la misma circulaba en el ámbito escolar
y extraescolar, desde el Consejo Nacional de Educación en los años del Centenario
de la Revolución de Mayo se estableció que en las escuelas solo podían leerse
textos de autores nacionales y esto lleva a prohibir su circulación en el
ámbito educativo. A esto se le suma el desarrollo de ideas similares en el año
1909 con la publicación de la obra La
restauración nacionalista de Ricardo Rojas en la que destaca que el ente
ministerial ha suprimido su uso y lo ha reemplazado por el uso de Recuerdos de provincia de Domingo F.
Sarmiento.
Como se puede leer, a lo largo de su existencia
tuvo adeptos y detractores. Entre los primeros se encuentra el pedagogo Pablo
Pizurno que defendió la obra pero no como un libro de lectura escolar sino de
lectura libre, fuera del ámbito de la escuela. Otras voces eran tal vez más
tibias, como ocurre con el pedagogo de la Escuela Nueva y especialista en
Literatura Infantil Jesualdo que describe la escena literaria diciendo: “En esta época, justamente cuando los niños
leen un libro que no ha escapado tampoco a nadie y que ha sido como muchos
otros, materia de discusión, aunque él ha vencido a veces poderosas razones:
nos referimos a Corazón de Edmund de Amicis” (Jesualdo, 1963: 217).
Es muy interesante esto que destaca,
conjuntamente con el hecho de que, a diferencia de otros textos, en Corazón – a
excepción de los cuentos mensuales – no aparecen héroes no hechos que pueden
ser producto de distintos tipos de ficción sino “seres parecidos a los que los
niños tienen a su alrededor y pueden odiar o admirar, seres que son la envidia,
el orgullo, el egoísmo, la perseverancia, el heroísmo, etc.” (Jesualdo, 1963:
217).
Más allá de estas discusiones – generadas desde
mi perspectiva por la confusión de considerar un texto de lectura escolar a un
libro que es literario y que aunque trate sobre la vida de Enrique y sus
compañeros en ese año escolar dista mucho de ser un libro didáctico aunque sus
textos puedan tener un tono moralizante -, se desarrolló una práctica de
lectura en paralelo con el sistema educativo. En 1917 se genera un cambio y el
libro comenzó a estar en los listados de textos escolares aprobados por el
Consejo Nacional de Educación. Esto generó la aparición de una serie de
alternativas pedagógicas (Puigross, 1990) que fueron rompiendo con el discurso
hegemónico generando en él distintas grietas.
Una solución a la prohibición fue las
traducciones efectuadas por pedagogos y autores de libros de textos argentinos
que eran muy respetados por sus producciones en el ámbito educativo. Este es el
caso de la traducción realizada por Emma C. de Bedogni y editada en Buenos
Aires y Milán por H. A. Tommasi. Ella escribe a modo de nota introductoria: “Al
acometer la ardua tarea de traducir al castellano el libro que en mi niñez más
directamente habló a mi corazón sólo me guía el anhelo de respetar todas las
innumerables bellezas de este gran poema del alma infantil”
Con esta edición hay algo que resulta significativo
es que se la incluye en la sección de “Libros recibidos” de El Monitor de la
Educación Común. A esta traducción que marca un punto de quiebre se le puede
sumar la realizada por Germán Berdiales y Fernando Tognetti en 1937, con un
prólogo de Rafael Alberto Arrieta, que fue publicada por editorial Anaconda.
Un dato muy interesante es que en 1932 la
editorial Cabaut publicó Corazón (diario
de un niño argentino), una adaptación realizada por el profesor Isidoro
Vera Burgos. Esta obra posee un prefacio que está dedicado a los maestros de la
Argentina en el que justifica la necesidad de esa adaptación diciendo: “dar a
los niños argentinos la sentidísima obra de Amicis en forma tal, que venga a
resultarles algo tan comprensible y tan propio como es el original a los niños
italianos” (Vera Burgos, 1932: VIII). Si bien el autor intenta justificar la
importancia de su obra dentro del sistema educativo diciendo que el libro no
era comprendido por los niños argentinos, en el mercado editorial de ese
momento era un éxito y los niños y los adultos los leían.
Para cerrar…
Como dice Ana María Machado, un clásico no
tiene fecha de vencimiento. Esto es lo que caracteriza a este libro, un
maravilloso libro en el que Edmundo de Amicis crea a un niño que le habla a un
niño y que presenta situaciones similares a las que puede vivir más allá del
paso del tiempo. Forma parte de nuestro entramado cultural, de nuestro
inconsciente colectivo y es un clásico
de la literatura que tendría que ser leído por nuevos y viejos lectores.
(*) Dr. Marcelo Bianchi Bustos Academia de Literatura Infantil y Juvenil - Director del Dpto. de Literatura Infantil del ILCH - Profesor del ISPEI “Sara C. de Eccleston”
Referencias
bibliográficas
CALVINO,
Italo (1992) Por qué leer los clásicos,
Barcelona, Tusquets.
CIRLOT,
Juan Eduardo (2011) Diccionario de
símbolos, Buenos Aires, Siruela.
COLOMBO,
Susana (2008) “La inmigración italiana en la obra de un escritor” en: Diario El Litoral, sábado 9 de agosto de
2008.
DE
AMICIS, Edmundo (19?) Corazón (libro para
los niños). Traducido del Italiano por la Profesora Sra. Emma C. de
Bedogni, Buenos Aires, Tomasi.
JESUALDO
(1963) La literatura infantil, Buenos
Aires, Losada.
NATALE,
José (1907) “Corazón como texto de lectura” en: El Monitor de la educación Común, N° 419, Buenos Aires, noviembre
de 1907.
PICARD,
H. (1981) “El diario como género entre lo íntimo y lo público” en: Anuario de la Sociedad Española de
Literatura General y Comparada, 4.
PUIGGROS,
A. (1990) Sujetos, disciplina y
curriculum en los orígenes del sistema educativo argentino, Buenos Aires,
Galerna.
RICOEUR,
Paul (2002) Del texto a la acción, México, FCE.
VERA
BURGOS, Isidoro (1937) Corazón (Diario de
un niño argentino). Adaptación de la célebre obra de Edmundo De Amicis,
Buenos Aires, Cabaut.
Excelente producción del Dr. Bianchi Bustos. Un recorrido histórico y biográfico completísimo, impecable! Muchas gracias Eduardo Burattini, por propiciar estos espacios tan valiosos que nos permiten evocar inolvidables recuerdos de nuestra niñez y adolescencia.
ResponderBorrarGracias por los conceptos vertidos, es un espacio para que la LIJ y las buenas plumas puedan ser leídas. Saludos
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