Las democracias necesitan lectores, la democracia necesita lectura

Lectocracia

La lectura es una habilidad que desempeña un papel crucial en el fortalecimiento de la democracia. O, al menos, eso no hace pensar Joaquín Rodríguez cuando leemos “Lectocracia: Una utopía cívica”, un libro publicado por Gedisa Editorial este año 2023.

En una sociedad democrática, nos propone el autor, los ciudadanos deben tener la capacidad de leer de manera crítica y comprender la realidad para poder ejercer un juicio libre e informado. Sin embargo, se nos advierte, en muchas ocasiones la lectura se considera una práctica ornamental y prescindible. Rodríguez López es categórico: no hay democracia real sin lectura crítica. La lectura crítica es aquella que capacita a los ciudadanos para fundamentar su juicio de manera libre. A través de la lectura crítica, los individuos pueden comprender la realidad en la que viven y, en consecuencia, transformarla. Es a través de la lectura crítica que se adquiere el conocimiento necesario para participar activamente en la toma de decisiones y en la construcción de una sociedad más justa.

Joaquín Rodríguez

Joaquín Rodriguez es doctor en Historia y Antropología y hace rato viene reflexionado sobre las transformaciones derivadas de la revolución digital en ámbitos como la lectura, la creación literaria, la edición, la educación, la gestión del conocimiento científico o la ciencia ciudadana. Es autor de una decena de libros, entre los que se cuentan “La furia de la lectura. Por qué seguir leyendo en el siglo XXI” y de “Primitivos de una nueva era. Cómo nos hemos convertido en Homo digitalis”, ambos de Tusquets.

Su más reciente libro, “Lectocracia”, es en si mismo, una utopía y, al mismo tiempo, un viaje por los diferentes caminos que ha tomado la lectura, especialmente en el último siglo. O quizás en los tres últimos. Desde los lenguajes de programación y las alfabetizaciones múltiples a las imposiciones  de Jean-Jacques Rousseau, desde el flagelo de las campañas de fomento de la lectura hasta la revolución destructora y monoteísta del líder supremo y bibliotecario todopoderoso Mao Tse-Tung. La lectura es siempre un acto político.

Sobre bibliotecas

Este libro reflexiona sobre alfabetización, sobre democracia y también sobre bibliotecas. En la era de la información, dice Joaquín Rodríguez, las bibliotecas desempeñan un papel crucial en la promoción de la lectura y en la formación de ciudadanos críticos. En un universo de información fraccionado y abrumador, las bibliotecas tienen la misión de enseñarnos a navegar en este nuevo paisaje de datos.

El autor se refiere bellamente a toda biblioteca como a, de algún modo, una biblioteca de la memoria, un almacén de recuerdos contra la amnesia, un vivero de evocaciones e ideas que pueden renacer contra las arremetidas del descuido y la omisión. Es decir, las bibliotecas son espacios donde la memoria se preserva y se convierte en una herramienta poderosa para combatir la amnesia colectiva. Esa misma que nos hace elegir a pésimos gobernantes, aceptar con facilidad ideas populistas o justificar genocidios.

Lectura y democracia

Sobre educación

Joaquín Rodríguez entiende que la promoción de la lectura en el ámbito educativo es esencial para fomentar una sociedad democrática. Sin embargo, señala que la promoción de la lectura no puede separarse de la equidad educativa. Si no se abordan las persistentes diferencias en las herencias educativas y culturales, la mayoría de las y los estudiantes optarán por el abandono o la deserción, perpetuando así las desigualdades. Es necesario, nos propone, promover una educación equitativa que brinde a cada estudiante, sin exclusión, las mismas oportunidades de acceso a la lectura y a una educación de calidad. Aquí está una de las claves de su libro.

Lenguaje de programación

En el libro se destaca que en nuestras sociedades occidentales, prestamos atención a la dimensión más lúdica de la programación y la tecnología, pero descuidamos la importancia de la lectura y la escritura de los nuevos alfabetos. Rodríguez López sostiene que la lectura y la escritura de estos nuevos alfabetos son fundamentales para el cambio y la innovación. Es a través de la lectura y la escritura que se puede comprender y transformar la realidad. Por lo tanto, es necesario fomentar la enseñanza de estos nuevos alfabetos en las escuelas y no externalizar esta tarea a otros países.

Lectura

La promoción de la lectura y sus campañas

Para promover el deseo de la lectura en los más jóvenes, plantea Rodríguez, es necesario generar motivación e interés. Esto se logra mediante la incorporación de temas y argumentos que resulten cercanos y significativos para las y los estudiantes. Al permitir que cada estudiante se apropie de los contenidos y los interprete de manera creativa, se fomenta la conexión entre la obra considerada y quien la valora. Además, es importante destacar que la lectura y la escritura tienen el poder de modificar nuestras percepciones y nuestra manera de actuar. Al entender la realidad y comprendernos a nosotros mismos y a los demás, podemos intervenir activamente en la transformación de la sociedad. Por ahí va la clave, pero…

Lamentablemente, tal como se señala Rodríguez, las campañas no van mucho más allá de las admoniciones y las amonestaciones. No basta con decir que la lectura nos mejora o nos hace más inteligentes. Estas campañas deben proporcionar los medios necesarios para alcanzar el objetivo deseado. Además, es fundamental brindar una educación equitativa que garantice que todo estudiante tenga acceso a la lectura y a una educación de calidad. Sin equidad, no hay educación ni mucho menos lectura posible.

Lectura en la Era Digital

El autor de Lectocracia parece más tranquilo que aquellos educadores aterrados ante lo digital. En la era digital, dice él, millones de jóvenes acceden a la cultura escrita y gráfica a través de las pantallas. Sin embargo, muchos de ellos desconocen por completo la importancia de la cultura impresa y los libros tradicionales. Entonces Joaquín Rodríguez plantea que es necesario fomentar una educación que abarque tanto la lectura tradicional como la lectura transmedia y digital. Estas diferentes formas de lectura tienen lógicas distintas y es fundamental que los jóvenes desarrollen habilidades en ambas.

Lectura y ciudad

El arte de preguntar

Todos, o casi todos los capítulos parecen acabar con lo que, en mi opinión, son lo mejor del libro: más que certezas absolutas, preguntas sin respuestas en torno a la lectura y la democracia.

Aquí les dejo una pequeña muestra de ellas:

¿Para qué sirve la lectura?

¿Por qué es necesario que los niños y las niñas sepan leer y escribir a horas tan tempranas?

¿Son la lectura, la soledad, la ociosidad y la vida muelle y sedentaria la que desvían a los jóvenes del verdadero camino de su crecimiento espiritual?

¿Es siempre una campaña masiva de alfabetización preludio de una era de liberación o puede convertirse en su reverso tenebroso?

¿Es una biblioteca un espacio de libertad, una infraestructura común para el desarrollo de la autonomía personal o puede ser, simultáneamente, un vivero de fanatismo y parcialidad?

¿Será que no puede haber lectura sin prohibición de la lectura, sin quema simultánea de lecturas, sin reducción a cenizas de lecturas?

¿No entendemos que la estimulación de la divergencia lectora es un lujo que casi ningún Estado en la historia de la humanidad ha querido permitirse, ha querido extender y estimular?

¿No debería la enseñanza de la lectoescritura contribuir a adueñarnos de las largas sombras de nuestro inconsciente?

¿No debería un buen ejercicio de la lectura y de la escritura ayudarnos a entender que nuestras categorías de entendimiento son históricas, que arraigan en unas condiciones temporales y sociales determinadas para poder crecer?

¿Cómo puede la educación incrementar el diálogo cívico, cómo puede compensar el déficit crónico de empatía o cómo puede promover la justicia y la equidad mediante la práctica de la lectura crítica?

Hay más, muchas más preguntas listas a provocar.

Lectocracia: una utopía cívica, de Joaquín Rodríguez. Gedisa.

(*) artículo extraído de la revista digital La Biblioteca Imaginada.