por el Dr. Adrián Ferrero
A propósito del libro Así de simple. 200 Haikus de los sencillo y cotidiano
Veamos. En esta relectura del libro Así de simple. 200 Haikus de los sencillo y cotidiano,
en el trabajo creativo, su autora, Nury Busquest uno no encuentra sino virtudes. En primer
lugar, su contenido es transparente porque no evita su calma cristalina. Y me volví a
enamorar de ellos y su caudal diáfano. Debo decir que la que me estimuló, sin estridencias
para que pusiera como escritor manos a la obra, fue el libro de Nury Busquets Así de
simple. 200 haikus de lo simple y cotidiano. El embrujo, el hechizo de su libro permanecen
intactos pese a una lectura ya distante. Es una forma de poesía que me conquistó. Porque se
trata de una composición que lo tiene todo para brindar la posibilidad de elevarse desde lo
más mundano hasta lo más diminuto y espiritual de la condición humana. Llegar a las
cimas de las preguntas más complejas porque ese poema como diminuto interrogante es un
mensaje a descifrar. Un desafío magnifico cono regalo para comprender los orígenes de la
especie humana.
Aquí por el contrario nos encontramos con manifestaciones compositivas que vuelven
a postular preguntas en torno de ese universito que configura cada una de ellas. Los haikus
evitan la grandilocuencia o los excesos, puesta en contraste lejos, por omisión en todo caso.
Tampoco este libro está en consonancia con el formato del verso libre, como adelanté de
desarrollo tan desbordante. Los sonetos (que cultivaron Petrarca, Dante Alighieri, entre
otros) no alcanzan porque son estructuralmente de ancho caudal pese a estar ceñidos a una
forma demasiado rígida, convengamos. Los haikus son como lágrimas o gotas de rocío.
Cada soneto, en cambio, exige rima, métrica, cantidad de estrofas. En la versificación es
menos estricta, pero exige juego, exige concisión. El haiku no desmiente que la brevedad
supone la inmediata realización de series de ellos según su contenido (un libro quedaba
grande o resultaba extremadamente ambicioso). Y así lo hice. El resultado generó una
adhesión sorprendente por lectores agradecidos porque les había acercado como Nury bajo
la forma de la lengua española un cielo. Mérito de Nury Busquets. Fue bienvenida cada
serie temática. La brevedad del haiku, al ser leído con tanta fugacidad, que adopte más
lectores que se interesan quizás por su economía. Muchos se aficionan a él o son seguidores
de Grupos en Facebook. En parte me sugieren moderación e intimidad. En este punto
resulta son fundamentales.
En mi caso tomé núcleos amplios que suscitaban otras series. Hubo casos en que es
cierto que hubo un abierto tema con unidad de significado que iban llegando a mis manos.
Elegí zonas a partir de las cuales de la conjunción de un corpus, se armara una totalidad.
Fue así como de pronto mi computadora comenzaba con un brillo sereno, casi lunar, casi
imperceptible a manifestar proponerme algo novedoso con silencios para mí en el orden de
lo escrito hasta por antaño, deparándome impactos respecto de toda la poesía que había
escrito hasta ese momento. Fue así como el libro de Nury Busquets operó como una
máquina de propagación. Una gran inspiración de estas perlas. Fuente de espiritual y
generaba amplitud de variaciones, cadenas asociativas, encuentros o reencuentros entre
unos y otros haikus. Y había una persona rodeada por la hermosura. En otros casos lo que
sucedía era que forma y fondo se conjugaban en una forma profunda de encontrarse entre
significantes y significados.
Ir descubriendo la escritura de haikus también fue descubrir un cierto tiempo de
producción literaria. Una suerte de temporalidad imaginaria. También un cierto tipo de
palabra poética, de cambio en la relación entre amplitud y brevedad. Jamás había escrito
sonetos ¿por qué? Esa es una buena pregunta. Pero era tan rígida su forma, que me
acobardaba, me parecía insulsa y tampoco me daba deseos de leerlos como sí lo hacían en
cambio la poesía en verso libre o bien otras formas con combinaciones menos codificada.
Los haikus son composiciones poéticas con tres versos en razón de 7-5-7 sílabas.
Ahora bien: ¿quién será el que se asome con una mirada totalizadora y luego se interne
en este tipo de poesías? A mi juicio no alcanzará ni hermetismo ni el universo indescifrable
Yo creo que el lector entrará al libro saliendo de él siendo otro. Siendo un humano que ha
atravesado el universo del juego, la risa, el dolor, la muerte, los sabores, el juego de un niño
con su lenguaje singular, el aroma de las flores, el amor físico, la comida, las ceremonias de
la conversación, el tiempo y sus matices, el amor, la inteligencia. Pero también la maldad y
el tedio, el odio y el sinsabor. Al leerlos (y escribirlos), me encontraba con la belleza de
una vertiente. También tomo nota de la honestidad, la riqueza, la justicia, la fidelidad, la
lealtad, las tareas del día al día, entre muchas otras variantes.
Escribir haikus, como ser docente o coordinador de talleres literarios, supone, para el
caso, volver asuntos difíciles o complejos o universales en una variante de tenor
aparentemente simplista. Nada menos cercano al haiku. Por último, regresar con palabras
nuevas a este lado del universo, de modo renovador conmovedor desde lo mínimo a una
totalidad que la esfera del haiku argentino merece. Hacer acto de presencia aquí, en el Sur
del Sur. Con su merecida secreta alquimia. La intimidad roza lo enigmático de estas piezas.
Movilizante para quienes lo escribimos, como todo en este mundo terrestre. Y para este
caso: ¿no es maravilloso intentar conocerlo de más de cerca? ¿más a fondo? ¿no es acaso
una maravilla y una fiesta para celebrarlo?
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