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lunes, 3 de marzo de 2025

Pioneros y pioneras de la literatura infantil y juvenil argentina: Hoy JOSÉ (Pepe) MURILLO..., el pespir de nuestras letras.

 




José Murillo (Ingenio Ledesma, Jujuy; 18 de agosto de 1922 - Buenos Aires, 23 de febrero de 1997) fue un escritor, docente y periodista argentino.

Escribió ensayos, cuentos y novelas, siendo también conocido por su activismo político vinculado al Partido Comunista de la Argentina . En lo literario, las obras más conocidas de Murillo se inscriben dentro de la literatura infantil y juvenil. Situó gran parte de su obra en lugares y personajes del norte argentino, con una prosa limpia y musical. Su obra literaria fue reconocida, entre otros, con los premios Nacional Enrique Banchs (1972), Nacional de Literatura juvenil e infantil, Internacional Casa de Las Américas y el Konex-Letras, Diploma al Mérito Literatura Juvenil.​

Biografía

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Tras realizar estudios primarios y parte de los secundarios en la ciudad de San Salvador de Jujuy, se recibió de Maestro Normal Nacional y de Profesor de Educación Física en 1940, en San Fernandoprovincia de Buenos Aires.

Regresó a su provincia en donde ejerció la docencia. En 1952, se trasladó a la ciudad de Buenos Aires en donde cursó estudios de filosofía y letras.

En 1961 viajó a Cuba con otros docentes argentinos para participar de una Campaña de Alfabetización.

Creó el primer taller literario llamado Aníbal Ponce (1964) y el primer taller de literatura infantil con Ruth Pardo Belgrano. Colaboró en revistas culturales: Hoy en la culturaMeridiano 70Cuadernos de culturaContextoRumbos. También en la revista Billiken. Fue Director de Cultura del diario La Calle. Dictó cursos y conferencias sobre temas de literatura infantil y juvenil. Participó en congresos nacionales e internacionales. Fue copresidente de la Comisión Promotora del Año Internacional del Niño (UNESCO).

Durante la última dictadura militar, como miembro de la SADE (Sociedad Argentina de Escritores) presidida por Aristóbulo Echegaray, reclamó desde allí por la aparición y por la integridad física de escritores desaparecidos y amenazados.

El 24 de octubre de 1978 firmó con otras personalidades de la política y la cultura, una solicitada publicada por el diario Clarín, en la que se reclama al dictador Jorge Rafael Videla por muertes, desapariciones, detenciones ilegales y secuestro y robo de niños.

En 1985, participó de la fundación de ALIJA ​ (Asociación de Literatura Infantil y Juvenil de la Argentina) y en 1995 recibió el Premio a la Trayectoria que esta entidad entrega anualmente. En 1994 recibió el premio de la Fundación Konex ​ por su literatura para jóvenes.

Falleció el 23 de febrero de 1997. Sus restos se encuentran en el Cementerio Necrópolis de Colón, Panteón de los emigrados en La Habana, Cuba.

Obras

 


  • El fundo del miedo (novela)

  • Una lonja de tierra (novela finalista en el concurso Rómulo Gallegos, Venezuela)

  • Los traidores (novela)


  • Mi amigo el pespir (1966, cuentos para niños)

  • Cinco patas (novela para niños)

  • El tigre de Santa Bárbara (novela para niños, Premio Nacional Enrique Banchs 1972)


  • Renancó y los últimos huemules (novela para niños en coautoría con Ana María Ramb, Premio Casa de las Américas 1975) 50 ANIVERSARIO de su primera edición y premiación (1975 - 2025)

  • Brunita (1977, novela para niños)

  • Rubio como la miel

  • Silvestre y el hurón

  • Cuentos para mis hijos

  • El niño que soñaba con el mar

  • El último hornero de Cabra Corral

  • Aquel caballo bragado

  • Leyendas para todos, (1978, leyendas)

  • Mi amigo el hombre (1987)

  • Volver a Mbororé (1993)

martes, 25 de febrero de 2025

Cruce de hoteles

  

Cruce de hoteles

por María Cristina Alonso

Un auto que venía por Cairo y doblaba hacia Biarritz estuvo a punto de pisar a Ana cuando bajó del taxi. Juntó la valija, el  bolso y la cartera para cruzar la calle y entrar en el hotel esa tarde de lluvia y viento. Había sumado la notebook a su equipaje con la idea de trabajar mientras estuviera de vacaciones. Había dicho a su familia y amigas que no se preocuparan si no se comunicaba con ellos en los grupos de Whatsapp. Iba a estar concentrada trabajando en los últimos capítulos de la novela que una pequeña editorial había aceptado publicarle.

El viento casi le arrebató la cartera cuando cruzó la calle, pero nada pudo ocultar el rumor del mar detrás del médano como una voz persistente, que llamaba por lo bajo, la vieja voz tan conocida.  El mar que soñaba cuando estaba tan lejos de él. El mar  que existía solo cuando ella llegaba a la costa cada verano por tres o cuatro días, no más. ¿Qué hace el mar cuando no lo miramos? había escrito en su diario de lecturas. No sabía si iba a ser el primer verso de un poema o el comienzo de uno de los capítulos de la novela que esperaba terminar.

Miró la fachada del hotel antes de entrar. Rodeado de edificios y nuevas construcciones, el Viejo Hotel Ostende mantenía su prestancia de más de un siglo evocando los tiempos pioneros, cuando lo rodeaban los médanos y el paisaje se concentraba en el mar y el viento, cuando esperaba, aún con arena en la entrada, a los viajeros que debían hacer incómodos viajes hasta llegar a él.

Le tocó una habitación pequeña, con dos camas, que daba a la calle. Instaló la computadora, guardó la ropa en el ropero y se miró en el espejo de la puerta. Había leído algo sobre la historia del hotel, pero se dijo que no la importunarían los fantasmas del pasado. Ellos  seguramente circularían por los pasillos invadidos por la vegetación de los patios internos. Eran fantasmas que parecían salirse del marco de los cuadros que atiborraban las paredes –la mayoría bañistas de principios del siglo XX con sus mallas cerradas y sus sombreros metidos hasta las orejas- que posaban conscientes de que el tiempo, como a todos, les jugaría una mala pasada. Tenía que concentrarse en el texto que venía escribiendo a los tropezones desde el invierno. Programó la jornada de trabajo. Después del desayuno escribiría hasta el mediodía y a la tarde se permitiría unas horas en la playa. El hotel tenía balneario propio por lo tanto no necesitaba llevar más que su bolso, el termo con agua caliente y el mate.



El mar rugía a lo lejos. Ella se puso a escuchar esa voz que se abría paso entre el viento y la lluvia. Los árboles se revolvían con furia detrás de su ventana. Quieta frente a la pantalla de la computadora, las palabras no aparecían o pugnaban por contar otra historia diferente de la que tenía en ese capítulo inconcluso  y que clamaba por un final.

La tarde avanzaba. Las palabras no salían, debía matar el tiempo hasta la hora de la cena. Se había inscripto en el primer turno -el de las ocho y media- y recién eran las cinco de la tarde. Salió al pasillo, el hotel era circular, y las ventanas  permitían ver los pasillos de enfrente, la enorme mandíbula de la ballena apoyada contra una pared, que una vez encalló en la playa, la escalera con caracoles en los pasamanos, clausurada por la lluvia.

Anduvo por los pasillos, miró desde arriba la pileta desierta esa tarde, el enorme jardín con árboles de ramas desgajadas por la tormenta. Se cruzó con una mujer de pelo blanco que le sonrió sin saludar, ayudó a bajar las escaleras a un hombre que caminaba con dificultad y se apoyaba en un bastón. Vio cómo una nena pequeña salía de una habitación con su madre apretando una muñeca.

El pasillo quedó desierto. Se sentó un rato en uno de los sillones viendo  la luz que se desintegraba sobre las paredes blancas. Después estuvo mirando las fotografías y los respaldos verdes de viejas camas que adornaban las paredes. El mar seguía hablando rumoroso. Nadie puede callar al mar, se dijo, cuenta y cuenta todas las historias si nos ponemos a escuchar. Sin embargo, ella necesitaba sus propias historias, el hilo de su texto que sucedía  muy lejos del mar. ¿Qué hace el mar cuando no lo vemos? Retomó la pregunta que  había escrito en la pantalla a su llegada.

El mar no hace nada, espera, se respondió mientras se vestía el buzo porque el viento se colaba por todos lados y le provocaba escalofríos. El mar muestra todas sus caras, siempre presente como un dios, como un demonio.

Al fondo del pasillo se abrió una puerta con estrépito. No apareció ningún huésped para cerrarla. ¿Sería una habitación vacía? La puerta abierta llamaba, casi gritaba, acallando a la lluvia y al mar.  Aunque esa tarde era una escritora sin ideas, seguía siendo una mujer curiosa. Sin dudarlo, consciente de que desertaba de la jornada de trabajo propuesta, se levantó del sillón de mimbre como un resorte y fue a curiosear.

Pasando el umbral comenzaba una escalera que se hundía en la oscuridad.  Ana llevaba en un bolsillo del short el teléfono y con él se fue alumbrando mientras descendía. Una nube de telarañas se le adhirió a la piel. Los escalones le parecieron infinitos pero al fin divisó una luz.


Un hombre revolvía papeles que sacaba de viejos baúles y maletas cubiertas de estampillas. Se alumbraba con una linterna a batería, de esas que usaban los cazadores para ver los pájaros en los árboles.

-Esto sí que no esperaba encontrar- dijo el hombre del bigotito fino mientras acercaba los papeles a sus ojos para descifrar la escritura abigarrada que poblaban los cuadernos de notas.

Levantó la cabeza para dirigirse al muchacho al que le había encomendado la limpieza del sótano. El chico tenía una cicatriz en la mejilla y unos ojos grises que brillaban en la oscuridad. En su chaqueta tenía bordado el nombre del hotel: Ritz París.

-Estos cuadernos fueron escritos por mi amigo Ernest Hemingway más de veinte años atrás, cuando era pobre, escribía artículos periodísticos para poder vivir, y decía ser feliz- dijo.

El empleado bajó la cabeza por cortesía para ver lo que le mostraba el inalcanzable Charles Ritz, que esa mañana había bajado al sótano de su hotel para supervisar la limpieza. Nada le decían al muchacho los nombres que su patrón leía en voz alta: Scott Fitzgerald, Sylvia Beach, Gertrude Stein.

Lo más extraño de todo era que Ana no se sorprendía con la escena, era como si estuviera viendo una vieja película que se desarrollaba con mucho realismo frente a sus ojos. El sonido del mar se escuchó nítido, el viento trajo con más fuerza el rumor de las olas deshaciéndose en la playa. La luz de la linterna se apagó. Algún tiempo después de esa escena, esos cuadernos viajarían hacia América para que Ernest Hemingway, declinante y enfermo, les diera forma a lo último que iba a escribir antes de pegarse un tiro en su casa de Ketchum  y que, después de su muerte, vería la luz con el título de París era una fiesta.

….

A las ocho y media entró en el salón comedor que no había variado en cien años. Los mismos muebles, las mismas mesas que aparecían en las fotografías antiguas, salvo algunos detalles que lo volvían acogedor: cuadros con tomas artísticas de la vajilla de época, cortinas floreadas, móviles con estrellas.

Dos chicas y un chico servían la comida. De a poco el enorme salón se fue llenando. La mayoría gente mayor. Matrimonios que hablaban en voz baja, un grupo de mujeres que parecían festejar algo y se reían a carcajadas, una abuela con su hija y su nieta. La nena había sentado dos osos de peluche junto a su plato.

Le sorprendió escuchar un tren a lo lejos. Era el rumor del mar lo que debía escucharse. Un tren que se pierde en la noche llevando mensajeros secretos, pensó, sin que ese pensamiento tuviera justificación alguna. El capítulo de la novela que escribía transcurría en una estación de pueblo, a la madrugada, con una mujer que bajaba del tren trayendo noticias de un escritor amigo del protagonista que se había exiliado en Uruguay. De ahí pensó ella que escuchaba ese tren incesante que atravesaba la noche y estaba cargado, de eso estaba segura, de desesperados.



El primer plato había sido una pequeña tarta de choclo que devoró en un instante. Fue sentarse a la mesa junto a la ventana para darse cuenta de que estaba muerta de hambre.

Cuando llegó el segundo plato, una merluza con puré de papas y berenjenas crocantes, un muchacho se sentó frente a ella sin pedir permiso. La luz de las lámparas pronunció la cicatriz que tenía en la mejilla.

-Primer día y ya se te abrió una puerta- le dijo con una sonrisa indescifrable.

Ella lo miró y reconoció al muchacho que hacía la limpieza en el sótano del Ritz sin saber qué contestar. Lo que había visto en ese sótano podría haber sido un sueño o su imaginación activada por un hotel del que todo el mundo hablaba por los huéspedes famosos que habían albergado en su vida centenaria.

-El tren que escuchás es el de la próxima- dijo y se levantó bruscamente,  se calzó la gorra de pana y se fue sin saludar.

Ella se quedó un rato  demorando el final de la tarta de ciruelas y el copo de helado casi derretido para no irse a dormir tan temprano. Miró el cielo por la ventana que se abría a la noche. Estaba despejado. La luna  alumbraba suavemente las enredaderas del exterior. Al fin decidió volver al cuarto.

En la oscuridad del pasillo una sombra se le vino encima y la empujó hacia el interior de la habitación contigua a la suya que estaba abierta.  Esta vez no había escaleras.

Ana sintió mucho frío cuando entró en la recepción del hotel. Una mujer cosía una bandera republicana. Era invierno. El viento soplaba y la humedad chorreaba por las paredes. Había un olor denso a encierro.

La mujer era Pauline Quintana, la dueña del hotel Bougnol-Quintana de Collioure, Francia. Su cara se ensombrecía cada vez que clavaba la aguja en la tela. Un hombre vestido de negro revisaba una caja con papeles.

-No estamos alojando a nadie en estos momentos- le dijo a Ana levantando la vista un instante para volver a los papeles- tenemos las habitaciones ocupadas. Ha muerto el poeta Antonio Machado.

Ana no dijo nada, sabía que era una espectadora en este cruce de hoteles que parecía proponerle el Viejo Hotel Ostende. Machado era uno de los poetas que más leía  con sus alumnos del profesorado de Lengua y Literatura donde daba clases. Sabía, sin pensarlo mucho, que era febrero de 1939, que Machado, su madre, el hermano José y su cuñada habían hecho un largo, extenuante viaje. De Madrid a Barcelona donde residieron un tiempo y, cuando el ejército franquista ocupó la ciudad, iniciaron el camino del exilio junto a miles de españoles que querían ponerse a salvo. Los caminos colapsados le obligaron a abandonar las valijas. Llegaron a la aduana francesa penosamente bajo la lluvia y el frío. Pasaron la noche en un vagón en una vía muerta. Arribaron en tren a Collioure y se hospedaron en el Hotel Bougnol-Quintana a dos cuadras del mar. Pauline les dio ropa, comida, protección. Antonio Machado se sentía muy enfermo. Le había dado una caja con tierra española a Pauline y le había pedido que si moría, lo enterraran con ella.

Estaba en el modesto hotel de Colliure. El poeta había muerto. La dueña cosía una bandera republicana para envolver el cuerpo. Afuera soplaba el viento. Entre los papeles que revisaba el hermano José había unos versos que hablaban de los días azules y del sol de la infancia.

Ana se acercó a la mujer y tocó la bandera, todavía le faltaba coser el paño violeta. Pauline la miró y volvió a enhebrar la aguja. Se escucharon unos pasos.

El muchacho de la cicatriz entró por la puerta de calle restregándose las manos. Se acercó a Ana y la empujó con fuerza al interior de un sótano. La puerta se cerró estrepitosamente. Al principio la envolvió la oscuridad pero lentamente, cuando acostumbró los ojos, vio una lejana claridad que le permitió orientarse entre viejos baúles, escobas apiladas, tachos de combustible y algunas ratas que pasaron furtivas entre sus piernas. Pero puerta, no había por ningún lado. Pensó que era su fin, no entendía cómo se había distorsionado la plácida estadía que había planeado en el hotel Ostende que una y otra vez mostraba sus misteriosos pasillos, la habitación que habitó Antoine de Saint Exupery durante dos temporadas, la amplia pileta, el balneario con el bar con vista al mar en el Instagram, la escultura de Felicitas Guerrero junto al piano, el verde rabioso que lo invadía todo.

El polvo que se desprendía de todo lo que tocaba le irritaba la garganta. Tuvo miedo. ¿Estaría en un universo paralelo? Parecía que su cabeza inventaba cualquier cosa para no volver a la novela que estaba escribiendo y en la que se había propuesto avanzar.

Un fuerte viento abrió una puerta que Ana no había visto y salió, como si nada hubiera pasado, al pasillo de la planta baja donde estaba su habitación. Se  sacudió el pantalón blanco manchado de polvo y lleno de telarañas y se dijo que por esa noche mejor se iba a dormir.


…..

Despertó con un sol radiante. Planeó una mañana dedicada a caminar por la playa y a tomar sol. Desayunó leyendo el diario en el celular. Todas, como siempre, eran malas noticias. Subió a la habitación para lavarse los dientes y preparar el bolso para el día de playa.

La carpa que le habían asignado era la primera frente al mar, así que podía ver cómo las olas rompían una y otra vez desintegrándose en la playa. Mirar el mar la tranquilizaba, era una visión hipnótica pero, a la vez reparadora. Al diablo la rutina programada. Ana decidió que sólo iba a bañarse en el mar, a caminar por la playa y a leer el par de novelas que había acarreado.

De la carpa contigua le llegaron fragmentos de la conversación de una pareja de mediana edad. Ana paró la oreja. Le encantaba escuchar conversaciones ajenas.

-¿Suicidio o asesinato? –preguntó el hombre. Ana lo miró de refilón, estaba sentado afuera de la carpa. Era apuesto, tenía una sonrisa amplia y se protegía con un sombrero Panamá.

-Asesinato, desde luego- respondió ella detrás de unos anteojos oscuros con marco de carey –esto que vamos a escribir es una novela policial.

-Pobre doctor Humberto Huberman –dijo él reprimiendo una carcajada. Me lo imagino llegando al balneario con todas las complicaciones que eso significa. Al bajar del tren cree que ya lo están esperando y no se imagina que tendrá que llegar al hotel en un viejo Rickenbacker cargado con las jaulas de las gallinas.

-Me gusta- dice ella introduciendo los pies en la arena hasta ocultarlos- que la novela transcurra en un hotel. Es un escenario perfecto para un crimen. 

-Pero no de aquí, de Mar del Plata. El perfecto hotel es aquel en el que estuvimos hace dos años, el hotel Ostende. Con la tormenta de arena y la ballena pudriéndose en la playa.

Los dos se rieron. Ana se dijo que esos dos estaban imitando a los autores de Los que aman odian, una novela policial que Bioy Casares y Silvina Ocampo escribieron en 1946. Deben ser actores y están repasando letra.

De la nada se levantó un viento que amenazaba volar las sillas de plástico y se embolsaba en las lonas de las carpas. La arena la encegueció, lo último que vio fue al muchacho de la cicatriz que la merodeaba. Después arreció la tormenta.

-Agárrese fuerte que se va a volar- le dijo y desapareció detrás de un médano.

 Ana apenas alcanzó a agarrar el bolso antes de emprender el regreso. Pero el viento la hizo caer y perdió la noción de dónde estaba el balneario. Caminó a ciegas, le pareció que en círculos. Todo era un extenso arenal inundado de cangrejos. El viento aullaba tanto como el mar embravecido. En un momento de calma, Ana vio el cadáver de una ballena y sintió el fuerte olor a putrefacción.

El bar del balneario no existía, como ninguna de las construcciones que había visto al salir del hotel. Sólo el hotel Ostende casi sepultado en la arena que aparecía y desaparecía en la tormenta. Se cruzó con un hombre con una boina metida hasta los ojos, antiparras, un saco de guardiamarina y una bufanda tejida a mano. Caminaba agachado, perdido, desesperado. Como el Humberto Huberman de la novela asoció Ana.

A tientas, Ana sintió que deambulaba en un mundo vacío, hecho de arena y viento. La arena ardía en la cara. Trató de avanzar con los ojos entrecerrados, medio agachada, arrastrando el bolso. Gritó sabiendo que no había nadie cerca. Se dijo que lo más conveniente sería quedarse junto a unas matas hasta que pasara la tormenta.  Al fin el viento amainó. Vio la playa, el mar agitado. Sintió que lo peor había pasado.



Exhausta, casi temblando, cubierta de arena, encontró la escalera que conducía al bar del balneario. La subió aparentando cierta dignidad. Las mesas estaban ocupadas por veraneantes que tomaban gaseosas y sándwiches como en un día normal.

Decidió regresar al hotel. Ya no tenía ganas de tomar sol ni de hacer caminatas. Se sentía  herida y débil. Pensó en una ducha caliente, en tirarse en la cama para dormir. La puerta del hotel estaba cerrada. Las persianas de todas las habitaciones bajas. La puerta de la verja con candado.

-Como siempre el Viejo Hotel cierra en marzo hasta la próxima temporada-dijeron unas mujeres al pasar junto a Ana.

María Cristina Alonso

Febrero de 2025

 

sábado, 22 de febrero de 2025

Pioneras y pioneros de literatura infantil y juvenil argentina: Hoy el Hormiguero Lector recuerda a la docente, escritora y periodista Ada María Elflein

 



 Un día como hoy (22 de febrero) del año 1880, nacía en nuestras tierras argentinas una de las discípulas de Eduarda Mansilla: la escritora, docente, y periodista ADA MARÍA ELFLEIN. Como es tradición en nuestro Hormiguero Lector, recorremos los senderos de nuestros archivos, catálogos de bibliotecas para rescatar del olvido a aquellos y aquellas que nos han precedido en el camino de crear una literatura argentina para las infancias. Rescatarlos no sólo significa hacer un artículo homenaje, significa revalorizar su obra, volver a traer al plano de la lectura, del análisis, del estudio, pues sin ellos que abrieron los primeros surcos, poco y casi nada habría de buena literatura infantil argentina.

Ada María Elflein (Buenos Aires, 22 de febrero de 1880 – 24 de julio de 1919) fue una escritoracronista y docente argentina. Se recibió de maestra y de bachiller en el entonces Colegio Nacional Central, Seccional Norte (actual Colegio Nacional de Buenos Aires1​) del que egresará con honores en 1900, y además estudió idiomas. Realizó traducciones para el General Bartolomé Mitre y fue maestra de los hijos de Vicente Fidel López, junto a quienes se acentuó su vocación literaria, logrando incorporarse al cuerpo de redacción de La Prensa. En el folletín dominical de ese diario publicó durante quince años sus relatos históricos y tradicionalistas, el primero de los cuales apareció el 30 de abril de 1905. Publicó más de 2000 artículos periodísticos y 300 cuentos.

Esta escritora siguió la senda iniciada por Eduarda Mansilla -precursora en la especialidad de literatura infantil- con su publicación de "Cuentos" en el año 1880, incursionando en esta temática literaria. Fue pionera en la divulgación del folclore. También redactó ensayos, alguna comedia, cuentos argentinos, y leyendas; quemó tres cuadernos de poesía de su autoría. Por su labor periodística fue la primera mujer nombrada miembro de la Academia Nacional de Periodismo.​A partir de 1913 realiza viajes por Argentina, excursiones organizadas por el Centro Mary O. Graham de la Escuela Normal Nacional N.º 1 Mary O. Graham, bajo la dirección de Francisco P. Moreno, y en las que la acompañaron Sara Abraham de Balerdi, educadora y escritora; y Mary A. Kenny, maestra sanjuanina de origen irlandés, ambas pioneras feministas. Las experiencias vividas enriquecieron la obra de Elflein, pero su salud se resintió con los viajes extenuantes y falleció en Buenos Aires el 24 de julio de 1919, a causa de una "nefritis aguda". Fue sepultada junto a sus padres en el Cementerio Alemán de Buenos Aires.

(Leyendas argentinas, 1906)


domingo, 9 de febrero de 2025

Pioneros y pioneras de la literatura infantil y juvenil: Hoy José Sebastián Tallón, al cumplirse 100 años de su primer libro: "La garganta del sapo"

 



Nació en Barracas en 1904. Luego se mudó a Temperley, a una modesta casa. Allí se hizo muy amigo de Rafael Jijena Sánchez. Luego se mudó nuevamente a Buenos Aires. Allí, su desarrollo corporal lo llevó a practicar deportes como natación y boxeo amateur. En el libro `Exposición de la actual poesía argentina´ de César Tiempo y Pedro J. Vignale, donde se da cuenta de los nuevos poetas surgidos entre 1922 y 1927, se menciona que para esa época Tallón vivía en la calle Brasil, número 1388, y que su profesión, aparte de la poesía, era el pugilismo.

Su primer libro de poesías apareció en 1925, "La garganta del sapo". Más tarde, en 1927, cuando escribió "Las torres de Nuremberg", se convirtió definitivamente en el primer poeta argentino que escribió para los niños. 
La difusión de sus libros le permitió conocer a Raúl González Tuñón, Luis Emilio Soto y Conrado Nalé Roxlo. Su casa de la calle Brasil se convirtió en un cenáculo de artistas, al que concurrían: Jorge Luis Borges, Luis Franco, Caraffa, Alvaro Yunque, Jijena Sánchez, César Tiempo, y otros. Fue, además de poeta infantil, dibujante caricaturista, pintor y músico.
María Elena Walsh dijo de él que fue el precursor de la literatura infantil. Falleció el 15 de Septiembre de 1954. (fuente: http://www.temperleyweb.com.ar)

                                 La garganta del sapo : poemas / prologo de Roberto Cugini ; illustro, Bermudes Franco. (1925)


En este libro Tallón nos mostrará el camino de su literatura, un literatura profundamente poética, con detalles mínimos, donde se muestra tal cual es con una sencillez y sensibilidad que caracterízará toda su obra literaria.


lunes, 3 de febrero de 2025

95 años de María Elena Walsh... 60 años que andamos en el Reino del Revés...



 En mis tiempos había tiempo.


Recuerdo bien que por ejemplo

la higuera derramaba esparcimiento

y una rosa nos duraba

mucho más que cualquier empleo.

Por otra parte las siestas

se pedían prestadas a la muerte.


Quizás el tiempo era como las frutas,

se regalaba a los vecinos

después de verlo madurar.

Se compartía en las veredas,

entre abanicos y señores

de sosegada camiseta,

mientras parsimoniosamente

iban escobas y venían

amontonándolo como importante.

Y la eternidad, sentadita

en su silla de paja, porque sí.


Es que era siempre tan temprano

y tan segura la abundancia,

la inundación de treguas oportunas,

que se guardaba el tiempo en los sombreros

y un día se lo derrochaba todo

en un solo saludo, saludando.


Uno viajaba en libros a todas partes

y visitaba diferentes ocios:

el de al lado, el de enfrente, el de las tías.

No se había inventado

el maleficio de la prisa, no.

De ninguna manera. Los espejos

esperaban de sobra

que uno peinara su pausado pelo,

que uno se terminara de encontrar.


El tiempo era un perfume y no venía

nadie a medirlo ni guardarlo en cajas.

Los trenes todo lo que hacían

era aludirlo en los horarios.


Se podía llorar a gusto

porque eran lentos los rincones,

o quizás porque había aún macetas

donde depositar una lágrima

sin que las flores se opusieran.

O porque  la llovizna hablaba

en un idioma sin resentimiento.


Todos usaban tiempo y lo perdíamos,

cómplices de su lujosa concurrencia,

y hasta el hastío

era un modo de ser de los balcones

que enternecía delicadamente.


Creo que todavía queda un poco

de tiempo verdadero, pero lejos.

Pero muy lejos,  en algunos patios,

refugiado en aljibes.

Se queda todavía en niños solos

que reinan sobre umbrales

y en la lustrada majestad del gato.

Supongo, ya no sé, nada sabemos.


Tiempo sin ser castigo.

Yo llegué a conocerlo: está encerrado

en lo más vivo de mi corazón.


Después vinieron los relojes.



MARÍA ELENA WALSH 🇦🇷 (1930 - 2011)

Poeta, novelista, escritora, dramaturga, cantautora y compositora argentina, conocida principalmente por sus canciones y libros para niños. 


Su obra incluye muchos de los libros y canciones infantiles más populares de todos los tiempos en su país, lo que la llevó a ser catalogada como "mito viviente, prócer cultural y blasón de casi todas las infancias".


Les dejamos el enlace del poema leído por Alejandro Apo 🇦🇷 (1954) 👇.


https://youtu.be/8FBfc35b2Y0


#DeMisTiempos

#MaríaElena



sábado, 25 de enero de 2025

Los Cuentos de Polidoro..., recorriendo los archivos y los senderos de la LIJ...!!!

 

tomado del blog de Horacio Clemente 

Corrían los finales de la década gloriosa de los 60 y la editorial del CEAL nave insignia de la industria editorial de  Argentina y de América Latina, creada por Boris Spivacow publicaba bajo la dirección de BEATRIZ FERRO esta hermosa Colección: LOS CUENTOS DE POLIDORO.

Es bueno recordar que la editorial de Boris Spivacow concentraba en esas épocas los más grandes y granados apellidos de la nueva generación de la llamada nueva LITERATURA INFANTIL, sobresalían los nombres de GRACIELA MONTES, GRACIELA CABAL, BEATRIZ FERRO, HORACIO CLEMENTE, BEATRIZ DOUMERC y un gran elenco entre escritores e ilustradores como AYAX, HERMENEGILDO SABAT, NAPO, etc.,  que marcarían la historia de nuestra Literatura nacional y la de la Patria Grande.

Como hemos dicho, esta colección aparece en nuestros kioskos a fines de los 60, especialmente en 1966 y 1968 y se siguieron  editando con variaciones hasta iniciada la década de los noventa.  Eran libros de tapa blanda que se vendían en los kioscos. Como sello distintivo la primera edición de la colección junto a su número de ejemplar venía acompañado por un elefante realizado por el gran ilustrador Ayax.

La Colección Cuentos de Polidoro incluye una serie de narraciones que, en varios tomos, entrelaza cuentos clásicos, leyendas latinoamericanas y mitos europeos junto a las inefables historias de Don Quijote de la Mancha.

En el 2014 por decisión del Ministerio de Educación de la Nación, en ese entonces a cargo del prestigioso Profesor Alberto Sileoni, y en el marco de Plan Nacional de Lecturas, se editan, publican y distribuyen en todas las escuelas del país, la colección y en el prólogo el Ministro expresa:

"Los Cuentos de Polidoro vuelven a las manos de niñas y niños, a las de sus padres, abuelos y educadores. Esta Edición homenaje publicada por el Ministerio de Educación de la Nación es un genuino reconocimiento a la producción innovadora en libros infantiles que desplegó el Centro Editor de América Latina. De la mano de Boris Spivacow, junto a un entusiasta y creativo grupo de colaboradores, este proyecto editorial de vanguardia se sostuvo en nuestro país desde 1966 hasta 1995. Sus colecciones promovieron la democratización de la cultura nacional y universal a través de materiales accesibles, atractivos y de excelente calidad para todas las edades. En esta edición de los Cuentos de Polidoro, se reúne una selección de narraciones que en varios tomos entrelaza cuentos clásicos, leyendas latinoamericanas y mitos europeos junto a las inefables historias de Don Quijote de la Mancha. Valiosos autores, adaptadores e ilustradores hicieron de cada una de ellas un encuentro con la belleza, el humor y la imaginación. Estos libros pasan ahora a formar parte de un conjunto más amplio, conformado por los miles de títulos y millones de ejemplares que a lo largo de estos años hemos enviado a todas las escuelas de nuestra patria, para promover y afianzar la lectura de nuestros niños y jóvenes. En ese universo de palabras e imágenes que hemos puesto a disposición de nuestros docentes, estamos seguros de que ellos sin duda brillarán con luz propia en cada una de las bibliotecas escolares donde sean acogidos. 

Alberto Sileoni. Ministro de Educación"


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Es de una emoción muy grande, recorrer los senderos de una historia de compromiso, de lucha, de solidaridad utilizando las herramientas más hermosas y poderosas que tienen exclusivamente al hombre y a la mujer como poseedores: la escritura y la lectura que permiten la comunicación y el crecimiento desde la más tierna infancia hasta la edad adulta del ser humano, permite crear espacios de goce estético, de fuga al mundo de las maravillas por el sólo hecho de abrir un libro y recorrer sus páginas, sus letras, sus ilustraciones..., es por un momento, nuestro momento como lectores, atravesar como Alicia el espejo que nos presentan las palabras para jugar en el mundo de la fantasía, donde todo es posible.

sábado, 18 de enero de 2025

Las Hormiguitas van en caravana, por senderos de letras, versos y colores..., acá están las Bases 2025 del Premio Hormiguita Viajera...!!!




 Atención Hormiguero Lector...!!! (Atención Patagonia y República Federativa del Brasil)

El Premio Nacional y Latinoamericano de LIJ La Hormiguita Viajera, este año 2025, está cumpliendo 16 (dieciseis) años de recorrer los senderos de la literatura infantil y juvenil. Por eso, hemos decidido dedicarle un espacio a nuestra Patagonia..., y a nuestro Hermano de la Patria Grande: BRASIL, nuestras Hormiguitas irán buscando, leyendo, mirando el mundo LIJ en nuestra región austral..., y en el maravilloso y colorido Brasil, por eso los invitamos a nominar a los Hacedores de las letras para las infancias. Acá están las Bases 2025 👏👏👏👏👏🐜🐜🐜🐜🐜🐜❤❤❤❤❤

PREMIO NACIONAL LATINOAMERICANO HORMIGUITA VIAJERA (Argentina)

Cierre de postulación: 30:08:2025

Género: Infantil y Juvenil

Premio: estatuilla representativa del personaje literario, y un plaqueta

Abierto a: Argentina, Latinoamérica y el Caribe

Entidad convocante: Biblioteca Popular “Madre Teresa”

País de la entidad convocante: Argentina

Fecha de cierre: 30:08:2025.-

BASES

El Premio Nacional y Latinoamericano de Literatura Infantil y Juvenil “La Hormiguita Viajera” se puso en marcha a partir del año 2009, con el propósito de impulsar la literatura infantil y juvenil en toda la Argentina y los países de América Latina y el Caribe.
Sigue su camino estamos en la 16ta EDICIÓN, AÑO 2025.-
El objetivo de este premio es el reconocimiento a aquellos autores y aquellas personas que hayan desarrollado su carrera literaria en el ámbito del libro infantil y juvenil, además, de reconocer a Editoriales, Ilustradores, y difusores de la literatura infanto – juvenil.
El premio será convocado anualmente por la BIBLIOTECA POPULAR “MADRE TERESA” de Virrey del Pino, La Matanza, Pcia de Buenos Aires, Argentina. Este Premio se entregará todos los años, en el mes de Noviembre/Diciembre, como tributo de nuestra Biblioteca a la figura de una de las más prestigiosas escritoras argentinas GRACIELA CABAL, que naciera un 11 de Noviembre de 1939, además, de ser una amiga entrañable de nuestra Institución.
BASES ACTUALIZADAS 2025.
PRIMERA. Podrán ser candidatos al Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil “La Hormiguita Viajera” 2025, los escritores vivos que cuenten con una valiosa obra de creación para el público infantil y juvenil cuya importancia sea considerada de trascendencia para el ámbito argentino y de Latinoamérica y el Caribe. y esté escrita en cualquiera de las lenguas que se hablan en la comunidad Latinoamericana y caribeña. Como los destinatarios de los otros rubros: narradores; ilustradores; editoriales; teatro, etc.-

SEGUNDA. Las candidaturas podrán ser presentadas por cualquier institución cultural o educativa, asociación o grupo de personas relacionadas con la literatura infantil y juvenil, además, de aquellos que la Biblioteca Popular “Madre Teresa” decida presentar.

TERCERA. No se aceptarán candidaturas de los autores ganadores en ediciones anteriores para el mismo rubro.

CUARTA. Las candidaturas deberán presentarse enviando los siguientes datos: - Una carta de postulación que explique los méritos del autor. - El currículum vitae del candidato. - Los datos de la entidad que presenta la candidatura. - Los documentos justificativos que se consideren oportunos. - Tres títulos publicados, representativos de su obra. Esta documentación se deberá remitir en un envío por correo certificado y de ser posible con copia de todo lo solicitado. El envío debe realizarse especificando en el sobre “PREMIO NACIONAL Y LATINOAMERICANO DE LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL: “LA HORMGUITA VIAJERA” BIBLIOTECA POPULAR MADRE TERESA, VILLANUEVA 2437– BARRIO ARECO- VIRREY DEL PINO – (1763) - LA MATANZA, PCIA DE BUENOS AIRES. ARGENTINA o por correo electrónico: bibliomadreteresabsas@gmail.com.
QUINTA. La documentación completa de las candidaturas remitidas, así como la identidad de los candidatos, excepto de los que resulten finalistas, se consideran confidenciales. Los documentos serán destruidos después del fallo.

SEXTA. La recepción de candidaturas se abre con la publicación de esta convocatoria y se cierra el 30 de AGOSTO de 2025.

SÉPTIMA. El jurado estará compuesto por destacados expertos en literatura infantil y juvenil seleccionados por la BIBLIOTECA POPULAR MADRE TERESA.

OCTAVA. El fallo del jurado es inapelable y se dará a conocer durante el mes de OCTUBRE del 2025. Los premios podrán ser declarados desiertos.

NOVENA. El Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil: “La Hormiguita Viajera”, es una estatuilla representativa del personaje literario, y un plaqueta.

DÉCIMA. El Premio Nacional y Latinoamericano de Literatura Infantil y Juvenil “La Hormiguita Viajera”, se entregará en la sede de la Biblioteca Popular “Madre Teresa”, o donde la Comisión Directiva lo estipule.

UNDÉCIMA. Los premiados se deberán comprometer a participar en las actividades de promoción que se programen para divulgar el premio y en futuras convocatorias.

DUODÉCIMA. Cualquier situación no prevista en la presente convocatoria será resuelta por la Comisión Directiva de la Biblioteca Popular “Madre Teresa”, y su fallo es inapelable y definitivo.

COMISION DIRECTIVA
BIBLIOTECA POPULAR MADRE TERESA
bibliomadreteresabsas@gmail.com
VIRREY DEL PINO - LA MATANZA
BUENOS AIRES - ARGENTINA.
Ilustración Marcelo Sosa

Pioneros y pioneras de la literatura infantil y juvenil argentina: Hoy JOSÉ (Pepe) MURILLO..., el pespir de nuestras letras.

  José Murillo   ( Ingenio Ledesma, Jujuy ; 18 de agosto de 1922 -   Buenos Aires , 23 de febrero de 1997) fue un escritor, docente y period...