“Sin pan y sin trabajo”
por Manuel Camilo García Burattini
En el cuadro se observa una sola fuente de luz que entra por una ventana, la cual está siendo develada por un hombre de bigote mientras una mujer, que antes tenía su mirada en su hijo ahora, empieza a posarla en la ventana. Esta es la imagen principal que nos da el cuadro de “Sin pan y sin trabajo”, gente que vive en la miseria. Del hombre podemos saber que es dado a un oficio, por las herramientas que tiene sobre la mesa; aunque de aquí podrían surgir dos posibles ideas, dependiendo de qué tipo de herramientas sean.
Suponiendo que sean herramientas para un oficio , como un hacha o una cepilladora , es un hombre que proveía a su familia. En época de crisis, esas herramientas, que antes daban pan, están sobre la mesa sin utilidad. El señor se ve con rabia, por eso su puño cerrado, sin salir de su asiento se coloca encima, sobre la mesa, para correr una tela que le cubre la ventana. Por lo que siente rabia es por su situación y lo que representa el paisaje de la fábrica y sus chimeneas, un progreso que reemplaza el trabajo del artesano por el del obrero; el mundo cambia o como diría Terán “hacia fines del siglo XIX, los procesos de modernización transforman radicalmente el panorama social, político, económico y estético, introduciendo nuevos problemas, preocupaciones y conflictos”(Terán, 2008, p. 1). Su vestimenta, de colores apagados, muestra su pobreza. Son esas las figuras que la civilización persigue, dando entonces pasó a un hombre, que aunque no más culto, si más tranquilo y dado a las formas de la sociedad organizada. De un jinete de la pampa a un minero u obrero textil; de ahí su rabia porque la luz, símbolo del conocimiento desde la Ilustración y anterior, lo toca y a su realidad. Esa realidad, de hombres de campo que vivían vidas cortas, marcadas por la violencia y el trabajo manual. Por eso voltea la mirada la mujer, pues la luz también puede iluminar a la futura generación, de ahí que tenga el niño en brazos. O también puede ser una representación del pasado de la nación, tiene a la criatura en brazos mamando de su teta y sus dedos aferrados a él. No quiere dejar ir a la futura nación, pues ella dejaría de tener propósito. Aparte se añade el detalle de que tres figuras van a caballo, así a la fábrica; podrían ser personas que abandonan la barbarie o que van en confrontación a la civilización. En las cercanías de la fábrica, hay tres árboles con pocas ramas y muy sencillos, hasta podríamos decir que se están secando, con esto vemos el abandono de la naturaleza por la sociedad urbana.
Otra interpretación podría basarse en que, si en vez de ser herramientas de un oficio fueran un martillo y un clavo rielero, podríamos estar hablando de un obrero. Un trabajador explotado, por las condiciones en las que vivían y se empleaban. Cansado de la tarea rutinaria que lleva a cabo y que no le permite sustentarse, donde la fábrica no solo ocupa todo su tiempo de trabajo sino también la vista desde su casa. Probablemente acaba, o hace un tiempo ya, de perder su trabajo. No puede dar de comer, y aun así la fábrica sigue, sin siquiera inmutarse. Los que cabalgan a la fábrica son otros trabajadores, estos no perdieron su trabajo y también reciben su odio. Y cómo no sentir odio, si “…el rendimiento del trabajo es directamente proporcional a la inteligencia, al bienestar y a la alegría…”(Massé, 2010, p. 25), qué alegría o bienestar podia sentir un obrero en una cadena, donde solo es un eslabón, tan único que cuando no pueda rendir se le reemplazará. La mujer voltea la cara de su hijo, al cual se aferra mientras lo alimenta con miedo y angustia, para ver cómo su marido suelta su rabia sobre la fábrica, los trabajadores y su situación. Aquí la luz no es civilizadora sino que visibiliza la crisis que vive la gente. Los obreros, retraídos a su familia y la subsistencia de esta, no pueden tomar el control de su vida como tampoco alejar la imagen de la fábrica de su ventana. Los árboles secos anticipan frío y un verdadero reto para la supervivencia de la familia. La miseria que viven no es otra que la que el país atraviesa y su conflicto civilizador es el mismo que enfrenta la sociedad por hacer parte de uno, gente que rechaza las ideas del positivismo. El cuadro es un recorte de esa realidad cruel.
Bibliografía:
Terán, O. Historia de las ideas en Argentina. Lecciones 4 y 5. Siglo XXI. Buenos Aires, 2008.
Biallet Massé, J.[1904]. Informe sobre el estado de las clases obreras en Argentina. Ministerio de Trabajo de la Provincia de Buenos Aires, 2010.