Dora Pastoriza de Etchebarne, nació el 16/08/1917. Jurado Premios Konex 1994. Profesora de Enseñanza Media, Normal y Especial en Letras recibida en la Facultad de Filosofía y Letras (Universidad Nacional de Buenos Aires, 1948). Licenciada en Letras con Especialización en Literatura Iberoamericana (UBA 1954) y Doctora en Filosofía y Letras (UBA, 1955). De larga trayectoria como docente y escritora. Rectora del Instituto Summa (1980). Presidenta de la Fundación Salottiana y Directora del Club de Narradores. Presidió el gabinete de Investigaciones de Literatura Infantil-Juvenil del Instituto Summa y fue Directora de las colecciones de cuentos El Mirador, El Balcón y La Ventanita de la Editorial Guadalupe. Recibió los premios Faja de Honor (Sociedad Argentina de Escritores) y Premio Chaman (Centro Latinoamericano de Creación e Investigación Teatral, Caracas, Venezuela), entre otras distinciones. Falleció el 12/11/2000, se cumplen este año 25 años de su paso a la posteridad, dejando una obra y una enseñanza que todavía hoy sigue dando sus frutos en lectores, docentes, bibliotecarios y escritores de Argentina y el mundo.
Dora Pastoriza de Etchebarne, El arte de narrar. Un oficio olvidado, ed. Guadalupe, Buenos Aires, 1972.
“Este libro es un intento de rescatar del olvido la vieja costumbre de contar cuentos a los niños.
Para ello, busca hacer sentir el valor de la narración como caja de resonancia telúricas que prolonga la infancia de los hombres —la enriquece y embellece— estableciendo entre ellos un vínculo de misteriosa comunicación.
Sólo quien haya ejercido este viejo menester, quien haya visto los rostros transfigurados de los oyentes —niños y adultos—, y haya sentido vibrar de emoción sus corazones ante el impacto del “Había una vez…”, puede dar fe de lo que este acto mínimo de confraternidad, tiene de esencial y profundo..."
Dora Etchebarne es considerada pionera en el arte de la narración oral y maestra indiscutible de narradores.
Este libro causó revuelo, consideren el año de edición, en docentes y no docentes por defender la palabra oral en todos los ámbitos formales y no formales. Era inimaginable… y fue atacado por un planteo semejante.
¿Cómo contar/narrar un cuento sin la utilización de imágenes? ¿Cómo sólo la voz humana, la voz del narrador, es la única encargada de establecer ese vínculo afectivo, de brindar imágenes nuevas? No la imagen masificada, la misma para todos, sino aquella que crece según nuestras necesidades espirituales.
Con el tiempo el enfoque fue teniendo éxito en Argentina y en otros lugares del mundo por aquellos que defendían el valor de la palabra oral.
Dora era Doctora en Letras, su tesis fue sobre “El cuento en la Literatura infantil “. Editada por Editorial Kapelusz. La Literatura Infantil la unió a otra extraordinaria mujer, visionaria educadora que decía, “Hay que resucitar al narrador”. En esto veía la relación con la Literatura Infantil.
Esto produjo en Dora un verdadero impacto y como ella expresó: “mezcla de asombro y de curiosidad, de temor y de entusiasmo. Se nos pedía no sólo la enseñanza de un oficio olvidado sino, además, el ejercicio de ese arte menor al que la sociedad contemporánea, hija de la civilización de la imprenta, parecería haber acallado para siempre”
Comenzó a formar narradores, a dar cursos a padres y docentes, y a ejercer este mismo oficio en escuelas, hospitales, bibliotecas, cárceles, plazas, geriátricos, congresos. Creó para esto el Club de Narradores.
El viejo mester de juglaría cobraba nueva vida, cada narrador era a su manera, una réplica moderna de aquel juglar medieval.
Dora dice en El arte de narrar, en Palabra y comunicación (pag.10)
“…Se necesita ante todo, establecer comunicación entre el narrador y su público, algo así como una corriente vivificante que llega a través de la emoción. Y es la voz humana, la voz del narrador, el artífice insustituible de imágenes, de imágenes verbales a las que un estado de creencia, es decir la adhesión fundada en las condiciones puramente subjetivas, les confiere validez objetiva.
Recuérdese que de la fuerza persuasiva del narrador dependerá en gran parte la actitud de creencia del oyente (...) De allí la importancia de que la palabra, considerada en el caso de la narración como único estímulo de la imaginación creadora, se vea reforzada por el gesto y los modos no verbales del habla, de cuyo acertado empleo dependerá la riqueza expresiva del relato”
“… mediante la palabra , como si la apoyara en el aire, irá “dibujando” su cuento. Pero cada oyente lo verá a su manera según lo imparten las secuencias del relato…”
Y en el epígrafe dedicado a la Comunicación — Soledad (pag. 14)
“… creemos firmemente en la posibilidad de recuperar la costumbre antiquísima de contar cuentos, otra vez, como quien retoma el hilo de los tiempos, y continúa un rito ancestral. Con nuestro trabajo queremos favorecer ese reencuentro. Apoyados en una larga experiencia, exponemos el aspecto práctico que entraña la narración considerada como un camino insospechado de comunicación afectiva, que permite vehiculizar enseñanzas, estrechar vínculos y encauzar sentimientos, afianzando en el niño la capacidad de escuchar, antesala del pensar”
En el libro encontramos los siguientes capítulos:
- Valoración de la palabra:
- Imagen e imaginario
- Palabra y comunicación
- Valor de la imagen propia
- Comunicación y soledad
- Terapéutica de la palabra
- Referencias Históricas
- Didáctica de la Narración:
- Ejercicios previos
- Condiciones del cuento a narrar
- Recreación del cuento (lit y folk)
- El momento de narrar
- Ubicación—voz—gesto—ademán
- La narración en diferentes ámbitos
- Proyección de la Narración.
Dora Etchebarne, recordemos que este libro fue publicado en el año 1972 (hace 43 años), revolucionó, como se observa en el resumido planteo del marco teórico, la relación del adulto con la literatura infantil, con el uso de la palabra, con favorecer la imaginación creadora, con el acercamiento al libro, y con la formación de lectores reflexivos y críticos.
El arte de narrar se constituyó en bibliografía de consulta importante para todos los que nos acercamos al arte de narrar: narradores orales, autores de otros abordajes teóricos sobre narración, que felizmente ya hay, pero no podemos ni debemos dejar de valorar que fuera pionera en este oficio no tan olvidado .
Importa valorar a los que nos marcaron este camino, los que nos dejaron huellas en este arte de narrar.
En su libro Valoración de la palabra Dora Etchebarne cita a Gastón Bachelard, quien resumiría todo este encuadre.
“… la imagen de la imaginación no está sometida a una comprobación de la realidad…”
“… no queremos un niño liberado de la imagen, sino libre en relación a la imagen …” (*)
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