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lunes, 30 de septiembre de 2019

Premio Nacional y Latinoamericano de LIJ La hormiguita viajera


Entrevista a Eduardo Burattini, director bibliotecario de la Biblioteca Madre Teresa de Virrey del Pino
por María Cristina Alonso



El premio cumple 10 años y es otorgado por la Biblioteca Madre Teresa de Virrey del Pino, La Matanza, fundada en 1998. Eduardo Burattini, su bibliotecario director se propuso, junto con la comisión que lo secunda, abocarse a la tarea de la promoción, fomento y animación de la lectura. Incontables hacedores de la literatura infantil y juvenil pasaron por esta biblioteca ubicada en el tercer cordón del conurbano: Graciela Cabal, Sandra Comino,  Guadalupe Noble, Mercedes Perez Sabbi, entre otras reconocidas escritoras, así como también titiriteros, ilustradores, hombres y mujeres de teatro. Una tarea dirigida sobre todo a niños y jóvenes de la comunidad. Burattini nos cuenta la génesis del premio que hoy  distingue a hacedores de la LIJ:

¿Cómo nació el premio?

El  2009 para mí fue un año bisagra, un año en donde tuve mucho tiempo para reflexionar porque fue el año en que me operé del corazón. Fue una operación compleja que requirió de mucho tiempo de preparación y de pos operatorio. En ese largo tiempo  en que yo estaba a media máquina surgió la idea del premio.

Como no sabía si iba a volver de la operación porque era muy grande y complicada, quise dejar establecido un agradecimiento por lo que habían significado en mi formación como lector y en mi vida laboral, los escritores, ilustradores, bibliotecarios, narradores, docentes, y también las instituciones como la escuela y las bibliotecas.

¿Y por qué le diste el nombre de Hormiguita viajera?

La hormiguita viajera fue uno de los primeros cuentos que mi mamá me leyó. Aprendí a leer alrededor de los cuatro años. Fue mi madre la que me enseñó a leer con  el libro Upa de Constancio C. Vigil.

Pronto cumpliré 58 años, así que hace 54 años que estoy con la lectura, soy producto de los libros, de la cultura, y este personaje marcó mi infancia, me acompañó en la primaria desde las carátulas de los cuadernos de tapa dura y desde un cuadro colgado en mi aula de tercer grado, que había pintado mi madre que se dedicaba a la pintura. Así que hay toda una conexión de cariño y de amor con la hormiguita. Además, porque es un personaje de aquí, nacido en el Río de La Plata.

La obra de Vigil marcó mi infancia. Leí las revistas Billiken que recibía semanalmente. Además me había criado con las ediciones primeras de sus  cuentos que había heredado de la infancia de mis tíos y de mi madre. La hormiguita y los personajes de Vigil, y la moralina Vigiliana me acompañaron desde muy chico.

El premio nace como un agradecimiento de alguien que como lector se formó gracias a todos esos personajes, a todas esas revistas, a todos esos libros que contenía cuentos, leyendas. Vienen a mi memoria y se agolpan muchos recuerdos como la colección Fabulandia de la Editorial  Codex que me permitía nadar por el ancho mar de las leyendas, no solo de América,  sino del mundo; por cuentos de la tradición japonesa y china con dragones, con príncipes, con samuráis. Y después todos los cuentos de tradición clásica: los de Andersen, de los hermanos Grimm, de Perrualt y las fábulas de Iriarte, Samaniego, de Esopo. Todos ellos fueron marcando un recorrido y después los maestros y profesores que me hicieron crecer como lector. Recuerdo a la profesora que me hizo amar a García Lorca, aprendí a leer a Vasconcelos con Mi planta de naranja lima, a Pablo Neruda, al Cortázar que estaba semi prohibido y lo leíamos a escondidas.




La hormiguita viajera nace como un agradecimiento a todos y a todas de ayer, de hoy y de siempre que se han dedicado, se dedican y se dedicarán a promover, especialmente en los niños y en los jóvenes, el amor por el libro, por la lectura, por el pensamiento. Yo creo mucho en el lector crítico y autónomo y, a partir de que fortalezcamos y permitamos a los seres humanos convertirse en lectores autónomos y críticos, vamos a tener ciudadanos comprometidos con la realidad  y las necesidades de sus comunidades.

 Por eso nace el Premio La hormiguita viajera, como un canto de agradecimiento a todas y todos, conocidos y no conocidos, que dedican su tiempo y su creatividad a promover, recrear y animar la literatura infantil y juvenil.




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