Apuntes
de LIJ...
La literatura tradicional, tan recordada a la
vez que renovada en versiones, es portadora de múltiples lecturas entre ellas,
la del género que fueron y son recreadas a través del tiempo guardan el
misterio del pensamiento y los sentimientos de la humanidad.
Los
cuentos de hadas, aunque historias ficticias y fantásticas, nos dan idea de
códigos de conducta y comportamiento de la sociedad a la que van dirigidos, de
qué es lo que es aceptable o no, lo que está bien o está mal, lo que es bueno o
malo.
También muestran abiertamente que la relación entre magia
y género femenino no sólo proviene de la tradición literaria, sino que se
apoya en causas históricas. Durante mucho tiempo se consideró obvio que las
mujeres fueran sospechosas de brujería, condenadas a la hoguera, y
constantemente perseguidas por atribuírsele al género femenino mayores poderes
mágicos que al masculino. Fueron acusadas de brujería las curanderas, hierberas
o parteras que constituían un grupo social que ha levantado sospechas, siempre.
Por otro lado, la caza de brujas que finalizaba con la quema pública, no fue un
fenómeno medieval, sino una práctica que se expandió en la temprana edad
moderna.
Las
figuras literarias que practican la magia en muchos cuentos populares son seres
con atributos especiales. No obstante, muchos investigadores del tema
coinciden en afirmar que cuando se trata de figuras femeninas, estas se ven
cargadas de características negativas. La estudiosa Charlotte Bühler, señaló en
un estudio sobre los cuentos y las fantasías de los niños que los magos,
brujas, hadas y muchas otras figuras fantásticas, presentados en forma de seres
humanos o animales, jugaban un rol principal en la acción de los cuentos,
aunque no siempre fueran figuras malévolas pero sólo las brujas y madrastras,
sin excepción, poseen mal carácter y suelen traer la desdicha en los cuentos
infantiles: quieren deshacerse de los niños, o atraerlos, bien para
devorárselos o para hacerles daño .
Sólo en contados casos se habla de una mujer
sabia, que practica la magia blanca y que puede deshacer embrujos o descubrir
una verdad oculta. Por el contrario, las madrastras no son presentadas con
características físicas distintivas, siempre son criaturas despiadadas, con
atributos negativos: envidiosas, orgullosas, temerarias, celosas. A diferencia
de las brujas, ellas son mujeres integradas en el medio que se pueden dar el
lujo de ejercitar la práctica de la magia.
¿Y de las buenas hadas, las hechiceras ilustradas? De ellas quién habla, qué se ha dicho sobre su función en estos cuentos, qué perfil femenino representan. Hay que liberar la mirada del lector, darle recursos para sacar sus propias conjeturas. De esta lógica se trata leer estos cuentos con sentido pleno.
(1*) El cuadro de Francisco Goya del siglo XVIII, 'Las Brujas' o 'El Conjuro', es uno de los muchos ejemplos de cómo los temores sociales a la brujería y el ocultismo influyeron en las historias y creencias culturales de su época.
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